★Taylandia.Esperar a que mi hermano llegue con su nueva conquista siempre me da dolor de cabeza. Leonardo siempre ha sido de tener muchas mujeres porque es un hombre muy apuesto y, además, millonario. Casi todas se fijan en él por eso, así que estoy preocupada por él. No me gusta que le vean la cara de idiota, y sé que esa tal Marisol, la dueña del corazón de mi hermano, lo hará.Mi primera opción para él era Karla, pero resultó ser muy payasa y controladora. ¿Qué se cree?Salí de mi habitación y me dirigí al porche, donde estaban mis padres y el idiota de Ian.Me cae en la punta del iceberg porque de niña me hacía travesuras, como poner arañas en mi cabeza o espantarme escondiéndose detrás de las puertas y gritando "¡Boo!".—Taylandesa —dijo Ian poniéndose en pie.Me sorprendió que no haya venido con el resto de los chicos o con su hermano Jhonatan.—¡Señora Alicia, qué gusto verla! —exclamé, saliendo corriendo a abrazar a Ali.Ella es como una madre para Jhonatan, Ian, Brian, Jhon
Nos dirigimos al jardín, donde una mesa larga estaba dispuesta con una variedad de platillos que Alicia había preparado. La suave luz de las lámparas de jardín iluminaba el ambiente, pero no podía disipar la creciente tensión. Nos sentamos todos, intentando encontrar comodidad en la incomodidad del momento.Marisol tomó asiento junto a Leonardo, irradiando confianza. A su lado, Jhon sujetaba firmemente la mano del pequeño niño que había llegado con Marisol. Parecían una imagen perfecta de una familia unida, lo que me hizo rodar los ojos internamente.Mientras tanto, Kerem e Itzel continuaban con su pelea, susurrando pero claramente enfadados.—No puedo creer que hayas olvidado eso, Kerem —decía Itzel con frustración, cruzándose de brazos.—¡Te dije que no era mi culpa! —respondió Kerem en voz baja pero enérgica—. Si hubieras revisado la lista como te pedí…—¡No me eches la culpa a mí! —interrumpió Itzel, con sus ojos chispeando de ira.Observé la escena, desconcertada. No tenía idea d
★ Marisol.—Cachetitos, ¿qué pasa? —me pregunta Leonardo mientras caminamos hacia la que será mi habitación.Este lugar es enorme y rebosa poder, fortuna y brillo. Las paredes están adornadas con obras de arte impresionantes, y los candelabros de cristal cuelgan majestuosos desde el techo, reflejando la luz en patrones intrincados.Cualquier mujer estaría encantada de que su pareja fuera un hombre como Leonardo, pero yo sé que lo amaría igual si fuera el hombre más pobre del mundo.—Marisol... —Leonardo detiene mis pasos y me toma de las manos, sus ojos buscaban los míos con preocupación.—¿Te das cuenta de que, aunque mantuve mi brillante sonrisa, nadie me dirigió la palabra? Tu madre y Alicia estaban encantadas con Angie, y haciéndole caras a Andreina y a Itzel, pero a mí ni siquiera me prestaron atención.—Créeme, te prestaron toda la atención —me aseguro, acariciando suavemente sus manos con las mías—. Así es mi familia; primero se hacen una imagen mental de ti y después deciden s
Abro la ducha y dejo que el agua caliente relaje mis músculos, recordando los momentos de pasión de la noche anterior.Después de ducharme y secarme, regreso al cuarto y encuentro a Leonardo aún dormido.Me visto con ropa cómoda y bajo a la cocina, decidida a preparar un desayuno que nos energice para el día.Mientras preparo café y corto frutas frescas, pienso en lo que nos espera.La familia de Leonardo sigue siendo un desafío, pero después de la conversación que tuvimos anoche, me siento más segura de nuestro amor y nuestra capacidad para enfrentarlo juntos.Justo cuando termino de preparar todo, escucho pasos suaves acercándose. Me vuelvo y veo a Leonardo en la entrada de la cocina, todavía somnoliento pero con una sonrisa radiante.—Buenos días, hermosa —dice, acercándose para darme un beso en la frente.—Buenos días, dormilón —respondo, devolviéndole la sonrisa. —He preparado desayuno.Leonardo mira la mesa y sus ojos se iluminan al ver el festín que he dispuesto. Nos sentamos y
★Marisol.Estaba a punto de mandar a callar a ese viejo amargado, cuyas cejas fruncidas y labios apretados eran un claro presagio de tormenta.Uno puede criticarme a mí, pero que no se atreva con mis criaturas; con mis pollitos nadie se mete sin probar la ira de esta duende endemoniada y cachetona.Mi expresión, llena de ardiente determinación, estaba lista para estallar como un volcán.Leonardo, con su cabello revuelto y ojos centelleantes de cómplice entusiasmo, también estaba listo para lanzar su propia ira. Sin embargo, no fuimos ni Leonardo ni yo quienes reaccionamos al instante, sino Andre, Angie e Itzel, armadas con su característico humor picante y afiladas lenguas.—Usted cállese, viejo amargado, con mi hermosa "dolor de cabeza" nadie se mete, o nunca llegará a conocer a sus nietos —espetó Andreina, con una chispa de ternura y amenaza brillando en su mirada, que solo ella sabía combinar tan magistralmente.Las palabras de Andreina retumbaron en la sala, siendo un audaz desafí
Me sentía extremadamente feliz; mis niñas me abrazaban efusivamente mientras los hombres, entre bromas y risas, felicitaban a John.—Deberías felicitar a tu amigo de abajo por ese gran logro —pronunció Jhonatan, mientras soltaba una carcajada sonora que resonaba en la sala.Leonardo, con los ojos brillantes de humor, comenzó a reírse aún más fuerte por el comentario alocado de Jhonatan.—¡Qué barbaridad! Ahora no dormirás. ¿Pensabas armar un preescolar de una sola tirada? —preguntó Leonardo entre risas, dando palmadas en la espalda de John, quien no podía dejar de sonreír ante la ocurrencia.Kerem, siempre el más teatral del grupo, comenzó a persignar a John de manera exagerada, provocando una nueva ola de risas.—Te regalaré una dotación de pañales para la boda —mencionó Kerem, con una sonrisa pícara, mientras fingía escribir una nota mental.—Qué estupidez —murmuró el padre de Leonardo, cuya amargura no lograba ocultar su desaprobación.Se alejó con paso firme hacia la cocina, busca
El plan de Karla era simple pero astuto, y requería una coordinación precisa. Con una sonrisa maliciosa, detalló su estrategia mientras yo la escuchaba atentamente.—Lo primero es sembrar la duda en Marisol —dijo Karla, observando la reacción en mi rostro—. Ella no debe sospechar que tú y yo estamos colaborando. Necesitamos actuar como si no tuviéramos nada que ver el uno con el otro.—¿Cómo propones hacer eso? —pregunté, intrigado pero cauteloso. No podía permitir que alguien tan peligroso como Karla me doblegara.—Yo me encargaré de acercarme a Marisol. Le haré creer que soy una víctima más de las infidelidades de Leonardo. Le mostraré pruebas falsas de que él me ha engañado con varias mujeres, incluso antes de conocerla. Eso la hará dudar de su relación con él.—¿Pruebas falsas? ¿Cómo las conseguirás? —pregunté, cada vez más interesado en su plan.—Tengo contactos. Fotos, mensajes manipulados, testigos pagados. Todo lo que necesitemos para convencerla de que Leonardo es un mentiros
La intensidad de la situación creció con cada segundo, el aire en la habitación se cargaba de deseo. Sentí que cada barrera entre nosotros se desvanecía, dejando solo la verdad cruda de lo que ambos sentíamos.Ian me miraba con una mezcla de sorpresa y admiración, sus ojos reflejaban un mar de emociones que iban desde la confusión hasta una devoción profunda. Sabía que este momento era crucial y una oportunidad para redefinir nuestra relación y sentar las bases para algo más sólido.Nos movimos juntos en una danza lenta y apasionada, cada toque y cada caricia era una promesa silenciosa.Sus manos recorrieron mis brazos con una suavidad deliberada, como si intentara memorizar cada centímetro de mi piel.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda cuando sus dedos rozaron mi cuello, deslizándose hasta mis hombros.Me acerqué más a él, dejando que mi cuerpo respondiera instintivamente a sus caricias.Mis manos encontraron su camino hacia su rostro, trazando el contorno de su mandíbula antes