Me sentía extremadamente feliz; mis niñas me abrazaban efusivamente mientras los hombres, entre bromas y risas, felicitaban a John.—Deberías felicitar a tu amigo de abajo por ese gran logro —pronunció Jhonatan, mientras soltaba una carcajada sonora que resonaba en la sala.Leonardo, con los ojos brillantes de humor, comenzó a reírse aún más fuerte por el comentario alocado de Jhonatan.—¡Qué barbaridad! Ahora no dormirás. ¿Pensabas armar un preescolar de una sola tirada? —preguntó Leonardo entre risas, dando palmadas en la espalda de John, quien no podía dejar de sonreír ante la ocurrencia.Kerem, siempre el más teatral del grupo, comenzó a persignar a John de manera exagerada, provocando una nueva ola de risas.—Te regalaré una dotación de pañales para la boda —mencionó Kerem, con una sonrisa pícara, mientras fingía escribir una nota mental.—Qué estupidez —murmuró el padre de Leonardo, cuya amargura no lograba ocultar su desaprobación.Se alejó con paso firme hacia la cocina, busca
El plan de Karla era simple pero astuto, y requería una coordinación precisa. Con una sonrisa maliciosa, detalló su estrategia mientras yo la escuchaba atentamente.—Lo primero es sembrar la duda en Marisol —dijo Karla, observando la reacción en mi rostro—. Ella no debe sospechar que tú y yo estamos colaborando. Necesitamos actuar como si no tuviéramos nada que ver el uno con el otro.—¿Cómo propones hacer eso? —pregunté, intrigado pero cauteloso. No podía permitir que alguien tan peligroso como Karla me doblegara.—Yo me encargaré de acercarme a Marisol. Le haré creer que soy una víctima más de las infidelidades de Leonardo. Le mostraré pruebas falsas de que él me ha engañado con varias mujeres, incluso antes de conocerla. Eso la hará dudar de su relación con él.—¿Pruebas falsas? ¿Cómo las conseguirás? —pregunté, cada vez más interesado en su plan.—Tengo contactos. Fotos, mensajes manipulados, testigos pagados. Todo lo que necesitemos para convencerla de que Leonardo es un mentiros
La intensidad de la situación creció con cada segundo, el aire en la habitación se cargaba de deseo. Sentí que cada barrera entre nosotros se desvanecía, dejando solo la verdad cruda de lo que ambos sentíamos.Ian me miraba con una mezcla de sorpresa y admiración, sus ojos reflejaban un mar de emociones que iban desde la confusión hasta una devoción profunda. Sabía que este momento era crucial y una oportunidad para redefinir nuestra relación y sentar las bases para algo más sólido.Nos movimos juntos en una danza lenta y apasionada, cada toque y cada caricia era una promesa silenciosa.Sus manos recorrieron mis brazos con una suavidad deliberada, como si intentara memorizar cada centímetro de mi piel.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda cuando sus dedos rozaron mi cuello, deslizándose hasta mis hombros.Me acerqué más a él, dejando que mi cuerpo respondiera instintivamente a sus caricias.Mis manos encontraron su camino hacia su rostro, trazando el contorno de su mandíbula antes
Nos quedamos allí, riendo y bromeando, disfrutando de la ligereza del momento después de la intensidad de la noche. La conexión entre nosotros se sentía más fuerte que nunca, reforzada no solo por el deseo y la intimidad, sino también por la alegría y el sentido del humor que compartíamos.Esa mezcla de seriedad y humor, de pasión y juego, era lo que hacía que nuestra relación fuera tan especial.La mañana siguiente, Ian y yo nos despertamos con el sol acariciando suavemente nuestras caras. Nos miramos y compartimos una sonrisa, sintiéndonos más unidos que nunca.Nos levantamos y nos vestimos, todavía riendo y bromeando por la pregunta chusca de Ian la noche anterior. Bajamos juntos hacia el comedor, preparados para enfrentar el día con la misma alegría que habíamos compartido la noche anterior.Sin embargo, al entrar en la sala, notamos un silencio inusual. Todos estaban reunidos frente al televisor, sus rostros estaban marcados por una mezcla de sorpresa y preocupación. Nos acercamo
—Estoy seguro de que encontraremos la forma de enfrentarla. No podemos permitir que se salga con la suya después de todo lo que ha hecho —dijo Kerem.Ian permaneció en silencio, pero su mirada feroz y sus puños apretados hablaban por sí mismos, revelando la intensidad de sus pensamientos.Finalmente, llegamos a la ciudad y comenzamos nuestra búsqueda frenética. Cada uno de nosotros estaba decidido a encontrar a la payasa y asegurarnos de que rindiera cuentas por sus actos.Llegamos a la ciudad con un propósito claro: encontrar a Karla Montenegro y asegurarnos de que pagara por lo que había hecho.Nos dividimos en equipos, con Kerem y yo decidiendo comenzar por las empresas Montenegro, sabiendo que era la hija del dueño del grupo empresarial.Entramos al imponente edificio de Montenegro Group, con Kerem a mi lado. La recepcionista nos miró con curiosidad mientras nos acercábamos al mostrador.—Buenos días, estamos buscando información sobre, Karla Montenegro. ¿Podrían ayudarnos con eso
★ Marisol.Llegué al juzgado con el corazón en un puño. Había sido un día abrumador. Ahora me encontraba frente a David, escuchando sus acusaciones congelantes.—Marisol Sánchez ha sido infiel durante nuestro matrimonio. Mantuvo una relación con Leonardo, un hombre que parece dispuesto a dejar a su hijo sin padre biológico —acusó David con una calma que me hizo temblar por dentro.Mis puños se apretaron con furia mientras él continuaba desenrollando su versión retorcida de los hechos. Imágenes de una noche en la discoteca con Leonardo se proyectaron en la sala, distorsionando nuestra relación como si fuera algo sucio y destructivo.Sentí el peso de las miradas de los jueces y los abogados sobre mí, evaluándome como si fuera una criminal.—Desde que comenzó su relación con Leonardo, Marisol ha descuidado su papel como madre. Ahora solo parece preocuparse por mantener esta relación irresponsable —prosiguió David, con su voz resonando en la sala de audiencias.Mi mente se llenó de defens
★Itzel.Estaba más que furiosa. Mi hermosa amiga acababa de llamarme para decirme que ese idiota había ganado la custodia de Matías. Según ella, el maldito juez había sido comprado por ese cara de estiércol.Estaba decidida a encontrar a esa payasa de una vez. Si no podía desquitarme con David, lo haría con ella.Lo único que me preocupaba era Kerem, quien me seguía. Juraba que si defendía a esa mujer, se olvidaría de mí.—Te va a salir humo de la cabeza —mencionó Kerem, notando mi creciente ira.—Que me salga lo que sea, no me importa —respondí con vehemencia mientras nos dirigíamos al lugar que nos habían indicado para encontrarla.Envié a Kerem a preguntar por ella, pero para nuestra sorpresa, la maldita no estaba.Estaba furiosa, encorajinada y alterada, y no tenía a mis gatitos para calmarme.—Me dijeron que se acababa de ir, probablemente está en casa —dijo Kerem, intentando mantener la calma.—¿Sabes dónde vive? —le pregunté, tratando de controlar mi impaciencia. Él asintió con
—Y no solo eso, Karla, al ser su cómplice, podría ir a prisión —añadió.—Pero yo la golpeé. ¿También me encerrarán a mí? —pregunté con preocupación.Kerem tomó aire.—Preguntémosle a Jhon, pero estoy seguro de que tú estarás bien —respondió, intentando tranquilizarme.—No puedo ir a la cárcel, Kerem. Si estoy encerrada, nuestros gatitos no recibirán los cuidados adecuados —dije, preocupada, y él se quedó en shock.—¿Gatitos? Princesa, ¿estás embarazada? —preguntó él, sorprendido.—Maldita loca, ¿cómo te atreves a poner a mis hijos en peligro peleándote con esa maldita payasa? ¿Acaso estás bien de la cabeza? —se enojó.Pero ¿por qué se enoja? Seguro está molesto porque golpeé a esa mujer.—¡Ya la vas a defender de nuevo! —grité.—En serio, no puedo contigo, Itzel. No me enojo por esa bruja, sino por mis gatitos. ¿Cómo te atreviste a poner en peligro a mis hijos? —mencionó molesto.—Estoy bien, fue como ir al gimnasio —pasé mis brazos por sus hombros—. No te enojes conmigo, no lo volver