—Leoncito, mantén tus manos alejadas de mí. Déjame ser quien mande ahora. Déjame explorarte —mencioné, sintiendo cómo toda la timidez y vergüenza que había experimentado momentos atrás desaparecía por completo.—Mar…Sus palabras quedaron atrapadas en su garganta cuando poco a poco comencé a bajar su boxer. No podía creer lo que estaba viendo.¿Acaso ese tamaño era normal?—¿Qué sucede? —preguntó Leonardo, viéndome con una expresión preocupada.—Eso es lo que… ¿eres humano? —pregunté, sin despegar la vista de aquello que no dejaba de mirarme, apuntando directamente hacia mí.¿Cómo era posible que un hombre pudiera ocultar ese tamaño y grosor dentro de un pantalón?Definitivamente, Leonardo no era de este planeta.Se sentó en la cama conmigo entre sus piernas, acariciando mi cabello por unos instantes antes de besarme. No dijo nada sobre mis locuras, pero de alguna manera me gustó que lo hiciera. Ese silencio me hacía sentir especial.Sin pensarlo dos veces, lo empujé nuevamente sobre
—Mami —gritó mi Matías y corrió a abrazarme.—Mi niño lindo, ¿ya te sientes mejor? —le pregunté mientras le tocaba la frente; él me respondió con un beso en la mejilla.—Sí, mami, ya no me duele la cabeza y ya no tengo fiebre. Tu novio está preparando el desayuno. Me voy a bañar para alistarme para la escuela, mami —me jaló un poco para susurrarme al oído.—¿Qué pasa, mi amor? —pregunté intrigada.—Él me gusta para ti —me dijo, dejándome en shock, y después vi a mi hermoso hijo salir corriendo.—¡Matt, no corras en las escaleras! —grité.—¡Sí, mami! —respondió antes de cerrar la puerta de su habitación con un portazo.—Creí que... —comencé a decir, pero me quedé en silencio al ver que Leonardo volteaba a verme.Él se acercó, me tomó por la cintura y me subió a la barra de la cocina. No dijo nada, solo me acomodó el cabello detrás de la oreja y me besó.Le correspondí el beso, enredando mis dedos en su cabello.—Buenos días, linda cachetitos. ¿Cómo dormiste? —me preguntó con una sonris
Desde que nos subieron al auto patrulla, supe que tenía que hacer algo para desviar la atención.No podía permitir que nos llevaran a la cárcel tan fácilmente, no sin intentar algo primero. Así que, cuando vi al policía que iba al volante, con su uniforme ceñido y su mirada seria, supe que tenía que actuar.—¿No te parece que este uniforme te queda un poco ajustado? De las piernas —le dije con una sonrisa juguetona, tratando de mantener mi tono ligero a pesar de la situación.El policía frunció el ceño, pero noté un destello de curiosidad en sus ojos. Parecía que mi comentario había logrado penetrar su fachada de seriedad.—Señorita, por favor mantenga la compostura —respondió con voz firme, aunque su tono había perdido algo de su rigidez inicial.Decidí continuar con mi estrategia. No podía permitir que nos dejaran en la cárcel sin intentarlo.—Lo siento, oficial, es solo que... bueno, me pareció que necesitaba un poco más de espacio para moverse con comodidad —respondí con una pizca
★Leonardo.—¿Qué quieres, Tay? —pregunté a mi hermana mientras me encontraba con ella en su consultorio.—¡Estoy muy molesta contigo, Leonardo Ruiz! —exclamó, visiblemente irritada.—¿Ahora qué pasó, queridísima hermana? —comenté tomando asiento en una de las sillas frente a ella.—Sabes lo que hiciste... —mencionó, cruzándose de brazos.—Sí, claro. Si ya terminaste de darme vueltas, me iré. Debo ir a la oficina...—Tú nunca vas a la oficina a menos que sea altamente necesario; siempre trabajas desde casa, y tus empleados ni siquiera conocen al CEO de la empresa Ruiz. Eres como esos jefes encubiertos que salen en la televisión, así que no veo el caso de que vayas.—Eso no es de tu incumbencia —me puse en pie y ella me tomó del brazo.—Estoy molesta porque ya no le volviste a llamar a mi amiga Karla. Dijo que ustedes dos se entendieron muy bien, pero después de pasar la noche juntos ya no la llamaste.Así que era eso.—¿Quién es Karla? —pregunté mirando mi reloj.Tengo que irme ya, seg
—No, ya se fueron. Solo que una de ellas creyó que podría burlarme dándome un número falso. Pero ni siquiera sabe con quién se metió. Quiero venganza. Solo te informaba de eso, Jhonatan, Ian y Kerem saldrán esta noche a beber. ¿Quieres venir con nosotros? —me comentó John, con su tono característico de querer sacarle provecho a la vida.—No —respondí de manera firme.—No seas amargado, Leonardo. Siempre atraes a las mujeres y eso es bueno para nosotros. Podemos pasar una noche muy activa —insistió, intentando persuadirme.—John, no me interesa. Además, tengo novia —repliqué, dejando claro mi compromiso.—Entonces los rumores son ciertos. Felicidades, amigo. Ya era hora de que sentaras cabeza —concedió, mostrando un atisbo de admiración por mi compromiso.—¿Y tú para cuándo? No puedes llorar toda tu vida por Lorna —le recordé, sabiendo que él también merecía encontrar la felicidad.—Ella era brillante, y sabes que cuando me enamoro solo soy hombre de una mujer. No como Jhonatan, Ian y
★Itzel.Lo bueno que salimos libres.Pasar tantos años en prisión me parece una idea insoportable. Una mujer como yo no puede estar tras las rejas.¿Quién va a cuidar a mis gatitos si estoy encerrada?Angie y Andreina se marcharon juntas, dejándome sola con mis pensamientos. Decidí ir al parque. Después de todo, ya había perdido un día de trabajo, así que ¿qué más daba si me relajaba un poco?Me senté en una de las bancas del parque, tratando de disfrutar de los escasos rayos del sol que se filtraban entre las nubes. Pero parece que hoy no es mi día.Saqué mi teléfono y comencé a escribir una de mis novelas, esa que lleva más de un año sin actualizarse. Sin embargo, rápidamente me aburrí y decidí volver a mi lugar seguro.Mis dedos se movían casi por inercia sobre el teclado del teléfono, y las ideas fluían en mi cabeza como imágenes alucinantes, creando escenarios fuera de esta realidad mundana.En menos de 20 minutos, había escrito un capítulo completo. Aunque sabía que aún necesita
Yo no soy de las que arañan y jalan cabellos. En lugar de eso, le lancé un derechazo que le volteó la cara, y un mechón de su cabello oscuro se escapó de su coleta desordenada, ondeando en el aire.—¡Alejate del hombre de mi amiga o te juro que te tumbare todos los dientes y te dejare calva de por vida! ¡Arrancaré tus cabellos uno por uno y haré que te los tragues todos! —amenacé con furia, sintiendo la adrenalina correr por mis venas, mi corazón latía con fuerza en mi pecho, bombeando una mezcla de malicia y determinación.Brillante, una idea nueva para mi próxima novela, pensé sarcásticamente, notando el brillo metálico en sus ojos mientras sostenía su mirada desafiante.—Eres una... —intentó responder, pero no le di la oportunidad.Mis manos temblaban ligeramente por la emoción mientras la empujaba con fuerza, haciendo que cayera de trasero al suelo con un golpe sordo.La empujé contra el piso y cayó de trasero, mirándome con horror como si acabara de ver al diablo, luego comenzó a
★Marisol.Itzel actúa extraña últimamente, y su pregunta sobre Leonardo me ha dejado un poco inquieta.Quizás debería indagar más en su vida, pero después de salir de una relación tóxica, no estoy segura de querer meterme en más problemas.Después de unas horas, salimos juntas a la discoteca. Las otras dos locas ya estaban esperando en el lugar.—Hora de divertirnos —mencionó Angie, con su característica energía, mientras hacíamos fila para entrar al antro.Después de media hora, finalmente entramos. El lugar estaba abarrotado, como suele ser en estos antros.Pedimos una mesa y comenzamos a pedir bebidas. A mí me encanta todo lo que me haga sentir feliz.Pronto, nos encontramos cantando y bailando entre nosotras, sumergiéndonos en la música y la atmósfera festiva del lugar.★Leonardo.—¿Siempre irás con nosotros a pasarla bien? —preguntó John.—Sí, mi cachetitos pasará la noche con sus amigas, así que iré con ustedes, pero nada de mujeres, ¿quedó claro? No quiero problemas con mi novi