Me giro para Christian, que me mira sonriente, y mi mente trae de un golpe, todas las memorias de mi niñez junto a él. Como se empeñaba siempre en hacerme ir a jugar con él. En hacer travesuras que no me gustaban, las hacía para que me dejara tranquila, porque después aceptaba escuchar la historia que leía en lo que él hacía diferentes cosas y dibujos en mi casa del árbol o en la sofita. Siempre detrás de mí sin dejarme un momento de paz.—¡Ahora te recuerdo, siempre haciéndome hacer todo lo que querías! ¡Yo quería leer en mi casa del árbol, y tú te metías conmigo en ella, y me hacías jugar a tus juegos tontos del cazador! —Casi le grito, porque junto a mis memorias, llegaron también los sentimientos y no eran nada buenos, lo odiaba con todo mi ser.—¡Yo no recuerdo nada de eso, Bella! —Dice sonriendo inocentemente con un brilló diferente en su mirada, parece que le gusta que me haya acordado de él.—¡Muy conveniente para ti! —Le grito atrás, no me reconozco, en verdad pienso que deb
Terminamos de vestirnos, tomamos todo lo que creemos que nos va a hacer falta, y aquí vamos ya como un matrimonio feliz. Christian al volante, yo en el asiento del copiloto, y mis hijos en sus asientos en la parte trasera.—¿Cómo supiste que la empresa está llena de periodistas? —pregunto desconfiada, ahora mismo todo me parece un plan de él.—Me llamó el portero.—¿Qué vamos a hacer ahora, Christian? ¡No me gusta todo este alboroto! Si llego a saber que eras tan famoso, no te hubiera metido en esto —digo, realmente convencida de ello, debí averiguar primero antes de proponerle esto.—Tú no me metiste en nada, Bella —contesta muy serio. — Yo tomé la decisión, no te voy a mentir, estoy muy feliz de hacerlo.—No olvides que todo es un teatro, Christian, y un día se va a terminar. —Le recuerdo, pero no obtengo respuesta.Llegamos a su casa, él se baja y libera a los niños, como si fuera algo que hace todos los días, ellos corren felices. Veo dos camiones de mudanza, que están entrando co
Un hombre desconocido llega a la editorial de Christian, que está repleta de periodistas en las afueras, porque no los dejan entrar. Se acerca a uno de ellos y le pregunta.—¿Qué hacen aquí? ¿A quién vigilan?—Al dueño, es el heredero Thompson y dicen que está casado, ayer se la presentó a todos en la empresa.—¿En serio? ¿El chico ese que todas las mujeres millonarias persiguen? Eso debe ser un cuento, conozco a su familia y sé que tenía una prometida, no una esposa.—¿Tenía prometida?—Sí, pero tuvo un accidente, ¿debes haber oído de él? Hará como cinco o seis años. Y luego, después de un año en coma, se despertó y no se acordaba de nadie, y rompió con ella. ¿Cómo va a estar casado? Eso debe ser un tonto rumor.—Que no, conozco a una de las chicas de la recepción y me dijo que ayer cuando iba saliendo para almorzar, dijo alto y claro que si lo llamaban, que había ido a almorzar con su esposa, y la llevaba de la mano. Ella me llamó y me avisó, me fui al restaurante y era verdad estab
Hemos pasado el día de lo más hermoso, mi abuela está de lo más feliz, mis hijos también y no puedo negar que ver a todos felices, me hace a mí, feliz también. Estamos sentados después del almuerzo en el gran salón, puedo ver a mima como mira nerviosa su reloj y me doy cuenta de que es que se está acercando la hora en que papá va a verla. Me pongo de pie sonriente y me giro para Christian.—Christian, creo que por hoy la visita ha sido suficiente, tu casa es realmente linda, pero creo que es hora de regresar.—¿Por qué Bella? —pregunta, pero le abro los ojos y entiende. —Es verdad, no recordaba que te lo había dicho. Tenemos que terminar de planificar la presentación. Así que iré por los niños y Marta, para irnos. Pasaremos la tarde en tu casa.Mi abuelo no dice nada, y mi abuela sonríe feliz. Nos montamos en los autos, los niños se duermen en el trayecto, al llegar tomo a Luci y Christian a Lucas.—¿Dónde Bella?—Sígueme, esa es la habitación de Lucas y esta es la de Luci.—¿No duer
Sigo a Christian que lleva la enorme maleta a la habitación que le ha designado mi abuelo, justo al lado de la mía, y entro detrás de él y le pregunto.—¿Eso es lo que realmente quieres para tu vida?Termina de colocar la maleta encima de su cama, y se gira despacio para mirarme de frente, y se acerca muy despacio hasta estar a solo medio metro de mí.—Sí, quiero esto —responde firmemente. —No quiero estar más solo en un mundo que no conozco y del cual solo recuerdo el pastel que me hacía tu abuela. ¿Es malo querer estar aquí en el único lugar que existe algo que recuerde Bella?No sé qué decir, tampoco sé por qué vine y le hice esta pregunta estúpida, cuando fui yo la que le pedí ayuda. Voy a girar para marcharme, pero me toma por una mano y me retiene.—Mírame Isabella, no te haré nada. Vamos a tratar primero de ser los amigos que éramos de niños, aunque tú me odiabas, al parecer yo no. Tus abuelos me dan una seguridad en la vida, que no había sentido desde que me pasó el accidente.
El señor Thompson, cuelga el teléfono después de recibir el mensaje y la llamada de su jefe de seguridad que mandara a investigar los rumores de la prensa sobre su hijo. Ahora se da cuenta de que no debieron presionar a su Christian con Adele. Debe en verdad detestarla mucho para que hiciera una cosa como esa, casarse para que no lo obliguen a estar con ella. ¿Y ahora? No puede hacer nada, su hijo es mayor de edad. Amenazarlo con desheredarlo no va a funcionar, él mismo lo dejó todo y se fue con el dinero que había ganado con su trabajo antes del accidente y montó su exitosa empresa.Por otro lado, no está mal si es verdad el partido que escogió. La heredera Sardino no es mala opción. De seguro no lo hizo por el dinero, a ella le sobra, ¿entonces por qué aceptaría casarse con Christian si en verdad lo hicieron? ¿Y esos hijos? ¿Serán de Christian o de Luis Ibáñez? Está en eso cuando la puerta de su despacho se abre violentamente para dar paso a su esposa furiosa, y se apresta a enfrent
Después de todo el alboroto que armaron mis hijos con los regalos que les trajo Eugenia, se fueron con Christian para nuestro cuarto. Mi abuela me llevó con ella a su cuarto con tremendo misterio.—Ya sé mima lo que hiciste, me lo dijo Marta, está bien.—Nadie tiene que saber que no son esposos de verdad Bella, tienes que comportarte con Christian como lo hago yo con tu abuelo.—¡Mima, no exageres, es Eugenia! —exclamo y al momento me callo al ver la mirada que me dedica.—Isabella Sardino, esto no es juego. No quiero que todo el mundo se entere de ésta mentira, ¿te imaginas el desprestigio para nuestra familia? Eugenia es mi mejor amiga, pero no sabe guardar secretos, así que debes cuidarte muy bien de ella. —Me regaña molesta. —¡Acepté esta locura porque me dijiste que los hacías por ti también, si no es así, divórciate mañana mismo!La abrazo enseguida, sé que tiene razón en lo que me dice. La lleno de besos y le aseguro que lo haré bien, que ya hablé con Christian para hacerlo bie
Christian resopla furioso, su nariz se infla de una manera que asusta. Lo veo como aprieta sus manos, aguantándose de no cogerla por el cuello.—¡Muy seguro, señora! —Repite y se le acerca amenazante, ella retrocede un poco pero sin dejar de desafiarlo. —¡Porque yo fui el primero y soy el único en la vida de su hija, y eso es algo, que cualquier hombre sabe reconocer!—¡Yo de ti, no estaría tan seguro! —Sigue ella en su desfachatez, desmoralizándome.—¡Eva…! —Grita de pronto papá—¡No me mandes a callar Santiago! ¿Sabes que tengo razón?Dice amenazante ahora de frente a mi padre, que no deja de mirar a mima, que también lo mira con amor, desesperación y miedo. Lo puedo ver, ella tiene miedo de que él la vuelva a dejar de ver. Mi madre sigue insultándome al ver que él no dice más nada.—¡Ellos estuvieron de luna de miel quince días en París solos!—¡Solos, no mamá, Vivian estaba con nosotros! —Vocifero realmente insultada con lo que ella dice de mí. —¡Ella fue la que visitó todos esos