Xander Cohen
—Ay mi niño, eso no está bien… —murmura mi nana cuando entro a la casa y siente el olor de otra loba esparcido por mi cuerpo.
—Solo es para liberar estrés nana, —es lo único que digo para seguir mi camino pero me detengo cuando escucho lo siguiente:
—Eso te traerá mucho problema con tu futura luna, —y luego sale de la casa para irse a la suya, mi nana es una loba muy sabia, pero yo terminare esto con Angélica antes de que mi mate aparezca y mientras tanto nos usamos para liberar estrés.
Digo nos usamos porque es obvio que Angélica también me utiliza para satisfacer sus necesidades, como yo las mías, sacudo mi cabeza y decido subir a mi habitación para tomar un baño y acostarme a dormir porque mañana me toca un día bastante atareado, rodeado de personas que pueden ser sospechosas de todo este asunto del robo.
Treinta minutos es el tiempo que duro duchándome y ya estoy en mi cama, bañado y con solo un bóxer negro revisando los documentos que mi padre me entregó para que me ponga al día con el problema de la empresa. Según lo que puedo ver la compañía ha perdido en estos últimos cinco años cuatro millones de dólares, demasiado dinero y todo ha pasado desde que me fui a Estados Unidos.
También el documento tiene a varios posibles sospechosos y sospechosas, la mayoría miembros de administración y un nuevo accionista:
Cuatros sospechosos quienes en estos últimos años han tenido un aumento en su cuentas bancaria, pero más María Villalobos y Juan Solís, estos están marcados con rojo.
Esta información me hace más fácil las cosas, aunque lo que no me cuadra es que hace Soledad Hernández en esta lista, sí ya se sabe de donde proviene el dinero, pues la condenada se casó con un viejo rico y es obvio que tiene que tener un buen ingreso en su cuenta.
Soledad fue una compañera de cama que tuve cuando fui por primera vez a trabajar en la empresa.
Aunque a eso que tuvimos no se le podría llamar compañera de cama porque fue algo que mayormente sucedía en el baño. Dejo de pensar en tonterías y coloco la carpeta sobre la mesita de noche, pongo una alarma para poder levantarme temprano, ya que el cambio de hora podría provocar que me quede dormido.
—Ya quiero que encontremos a nuestra luna, —es lo que escucho decir a Bruno, mi lobo con un tono melancólico antes de caer en la penumbra llamada sueño.
(…)
—Buenos días nana —saludo al entrar a la cocina, ya con mi traje colocado.
No me gusta utilizar mucho esta ropa, pero hoy debo ir bien presentable.
—Buenos días mi niño, toma asiento que ahora mismo te sirvo el desayuno, —suelta a lo que yo hago lo que me pide.
—¿Dónde están mis padres y Mimy? —Le pregunto porque es raro que no se encuentren aquí, ya que siempre despiertan temprano con excepción de mi hermana menor que duerme como oso.
—Tus padres salieron temprano y la niña Mimy esta con Parker el cual la está ayudando con un proyecto de la universidad, —me informa.
Mimy es mi hermana y le decimos así de cariño aunque su nombre verdadero nombre es Victoria en honor a mi abuela quien murió antes de ella nacer.
Mimy es la única que tiene el cabello como el de mi padre y su loba también es idéntica al lobo de mi este, una hermosa loba negra. En cambio yo tengo el color de los ojos igual a de lo de él y la misma estatura, mirada y la musculatura de mi papá.
De mi madre heredé el cabello rubio y el color de mi lobo, uno tan blanco como la nieve y con unos ojos tan grises como la plata fundida. En estos años mi padre se ha encargado de llevar el título de rey alfa porque yo no quiero tomarlo hasta que llegue mi luna.
—Aquí tienes mi niño, —murmura mi nana sacándome de mis pensamientos.
Agradezco a lo que ella sonríe y sale de la cocina, miro mi desayuno y sonrió al ver el delicioso manjar que ha hecho con huevos revueltos, tocino, tortillas de maíz, frutas picadas y un delicioso jugo de naranja, mi nana y sus manías de decir que estoy delgado.
Debe tener problemas en la vista porque soy más músculos que huesos por mis largas horas gimnasio y entrenamientos de combates.
(...)
Después de degustar mi desayuno, voy directamente al garaje donde hay diez vehículos estacionado, tres son míos, dos de mi madre, dos de Mimy y tres de mi padre.
Mi padre y yo somos unos aficionados de los autos, tenemos dos deportivos y un jeep, voy directo al tablero donde están las llaves y tomó la de mi Audi R8 Plus 5 2 V10 Coupe Tiptronic para llegar rápido a la empresa.
Desactivo la alarma del Audi y entro en este, cuando lo enciendo hago rugir el motor y con el control a distancia abro las puertas del garaje.
Cuando estas están abiertas salgo a comenzar mi jornada laboral la cual espero termine rápido.
(...)
A una velocidad considerable llego a la empresa en unos cuarenta minutos, la manada está ubicada en un lugar donde los humanos no puedan llegar y donde los integrantes de esta puedan correr con sus lobos por el bosque sin miedo a que un cazador le dispare.
Me estaciono frente a la empresa llamando la atención de los que están fuera de esta, me coloco mi lentes de sol y salgo del vehículo con elegancia, le pongo la alarma y camino a la entrada sin mirar a nadie pero sintiendo la mirada tanto de hombres como de mujeres sobre mí.
Observó el letrero de la empresa Inc. Cohen dice en grande con el apellido de mi padre y de los grandes alfas de los cuales descendemos. Entro a la empresa y escucho el picoteo de unos tacones acercarse a mí.
—Señor Cohen, —me llama una voz tan conocida para mí, me giro y me encuentro con Inés mi secretaria.
—Inés, —digo alegre de verla a lo que ella se sonroja por la mirada que le dan algunos, no le tomo importancia a las mirada y me acerco a ella para darle dos besos en las mejillas—Que alegría verte de nuevo, —añado provocando que se ponga más roja de la cuenta.
Inés es una joven de unos 25 años a la cual ayudo con su carrera universitaria. La pobre chica es de una familia de bajos recursos y vino un día buscando empleo en la empresa como secretaria a lo que me ofrecí en contratarla y asegurarle un puesto como diseñadora en el área de marketing cuando se gradué ya que ella tiene mucho talento y es muy inteligente.
—Qué bueno que llega señor Cohen tiene una junta en quince minutos.
Xander Cohen —Inés ¿Mi padre te informo acerca de lo que está pasando en la empresa? —Investigo cuando ya estamos solos en mi oficina después de la junta. —Si señor Cohen, —responde, como siempre tan educada, ruedo los ojos y levanto una de mis cejas. —Inés, ya estoy cansado de recordarte que me llame Xander, el señor Cohen es mi padre, —le digo mirándola serio y ella agacha la mirada. Algunos humanos son tan sumisos. —Es que lo admiró demasiado como para faltarle el respeto… usted ha hecho mucho por mí, —susurra y si no fuera porque soy hombre lobo no la hubiera escuchado. —Eso no es nada, —murmuro haciendo un ademán con mi mano para restarle importancia al asunto. —Todo lo que he hecho por ti, es porque te lo mereces, eres una chica muy inteligente, —le digo provocando que se sonroje. Le tengo mucho aprecio a Inés, pero no la veo como mujer para mí, sino como una hermana. También debo admitir q
Xander Cohen Me remuevo en el sillón sintiendo los gruñidos y bufidos de Bruno que provocan que me sienta incomodo, él sabe que me provoca malestar y aun así no se calma ni un punto segundo. Dejo salir un bufido de exasperación. — ¡Por la Diosa Bruno! ¿Te puedes calmar?—Cuestiono exasperando por nuestro enlace. —Quiero estirar las patas,—se queja soltando un gruñido a lo que yo por igual gruño bajo para que nadie en la junta lo escuche. —Prometo dejarte estirar las patas despuésde que salga de esta reunión ¿Vale?—Propongo porque de lo contrario terminare lanzando al inversionista por la ventana. —Estábien,—responde para luego cerrar nuestro enlace y calmarse en mi interior, suspiro. Tengo que dejarlo correr por el bosque, ya que hace una semana que no lo dejo salir porque no tengo tiempo, por la sencilla razó
Xander Cohen Cuando atravieso las puertas de la casa con mi luna en brazo la primera que me ve llegar es mi nana la cual suelta un jadeo al ver a la pequeña que llevo cargada. — ¿De quién es esa niña? —Pregunta mirándome y luego mirando a la pequeña que aún sigue dormida—Es-Es humana, —añade olfateando y mirándome confundida, sonrió feliz. —Es mi pequeña luna, nana. —Respondo con una sonrisa a lo que ella abre los ojos enorme por la sorpresa que le ocasionan mis palabras. — ¡Por la diosa! —Exclama mientras en su rostro se forma una sonrisa de oreja a oreja. —Es hermosa mi niño, espero que la diosa siempre la proteja, —añade. — ¿Cuál es el escándalo Nana? Trato de estudiar —Pregunta Mimy bajando las escaleras y abriendo los ojos grandes cuando ve a la niña en mis brazos— ¡No jodas Xander! ¡¿No me digas que soy tía?! —Chilla a lo que hago una mueca por el dolor que me provoca. Dejo salir un gruñido cuando mi luna se remu
Xander Cohen —Bueno pequeña princesa vamos a curar esa pequeñas heridas, —comento después de haberle hecho cosquillas, tomó el botiquín, sacó dos curitas, algodón y alcohol «Esa será la parte más incómoda, desinfectar la herida» —Esto picara un poco, —le advierto después de mojar la bola blanca en el líquido. Despacio limpio la herida de su mejilla mientras ella suelta algunos quejidos. Término con su cara y colocó una curita, luego voy a su rodilla y desinfecto con cuidado ese lugar. »Lo siento mi luna, —susurro después de terminar, seco una lágrimas que bajan por las comisuras de sus ojos. La tomó en brazo y ella deja su
Xander Cohen Despierto sobresaltado al escuchar a mi pequeña luna sollozar, miro su rostro bañado en lágrimas y decido despertarla de su pesadilla. —Pequeña despierta —murmuro moviéndola y logrando que despierte, sus ojos recorren la habitación hasta mirarme a mí, rápido me abraza por el cuello. —Dañalon a mami, —susurra asustada y temblando, decido encender la luz y me fijo en mí reloj de mesa que son las 2:30 de la mañana, acarició su pequeña espalda para calmar sus sollozos, pobre niña. Suspiro. —Shh... ¿Quienes quieren hacerles daño?—Le pregunto cargándola para dejarla en mi regazo y mecerla para calmarla. —Moustlo, —susurra mirándome a los ojos mostrándome el miedo que le tiene—Tiene ojo lojo y son malos… —añade acurrucándose en mis brazos. Vampiros, supongo que trae pesadillas de el día que mataron a su mama frente a ella. —Ellos no te harán daño pequeña, estoy aquí para protegerte siempre, —le di
Xander CohenEntre al baño a preparar el jacuzzi mientras mi pequeña luna se coloca el bañador, abro el grifo para que salga agua caliente y cuando tengo suficiente lo cierro para abrir el que hace salir la fría para que así esta quede a una temperatura agradable y que no le queme la piel a Camila.De un pequeño cajón que se ubica en una esquina de el jacuzzi tomó algunas sales para que hagan burbuja con olor a fresa, lo abro y luego hecho un poco del contenido para después oprimir un botón en la parte de arriba del monitor para que comience a burbujear.A mi olfato llega el olor a fresa y suspiro complacido por también olfatear el olor de mi luna el cual es demanzana, chocolate y fresa,me encanta como huele mi pequeña y como a la vez como está impregnado en la que será nuestra habitación en un futuro.—&iexc
Xander Cohen—Alfa necesitamos hablar,—dice Parker por el enlace provocando que deje de mirar a mi pequeña luna para verlo a él parado en la puerta que da acceso al comedor.—Espérame en el estudio, —le respondo para cerrar el enlace y observar como él se va.—Nana ¿te puedes que dar con Camila un momento? —pregunto a lo que ella asiente, ya no queda nadie en el comedor, mis padres se fue a su despacho con los invitados y Mimy se retiró a la universidad, así que en la mansión solo está Rosa y Parker este último pasa más tiempo aquí que en su casa porque es mi beta y mate de mi hermana.—No te preocupes mi niño, te puedes ir y durar el tiempo que sea necesario, cuidare muy bien a la pequeña, —anuncia tendiéndole la mano a Camila.
Xander Cohen —Como siempre los escoltas estarán encubierto y vigilando desde lejos para no incomodarle, —anuncia Carlos cuando se estaciona frente al centro comercial a lo que asiento y ayudo a mi princesa a bajar del Jeep. —No vemos en dos o tres horas, —comento a lo que él hace un ademán con las manos, tomó la de mi pequeña luna para comenzar mi a caminar hacia el centro, espero no morir en el intento de comprarle ropa. Estando dentro camino a una tienda donde vende ropa para niñas ¿Cómo lo sé? pues en las vitrinas solo vislumbro vestimentas para chicas. Entro al lugar y de una vez se me acerca una de las trabajadoras. —¿En qué le podemos ayudar? —Cuestiona con una voz coqueta a lo que trato de evitar poner los ojos en blanco y verme descortés. —Quiero para mi princesa, zapatos, vestidos, ropa interior, zapatillas, abrigos, bufandas, gorros, blusas, conjuntos, trajes de baños y cualquier otra cosa que ella pida, —anuncio mir