Epílogo.

Los pequeños rayos de sol que interceptan en el rostro de Celesty la hacen sobresaltarse, obligandola a levantarse y correr la cortina para cubrir los fuertes rayos, le da una mirada a su cama y estan descansando los 4 amenamente, se dispone a aprovechar estas horas de descanso y se ducha, cepilla sus dientes y se viste con algo cómodo para hacer las labores del hogar.

Tocan la puerta con fuertes y suaves golpes, Celesty se acerca a la puerta, toma el picaporte y lo gira, unas manitas chiquitas abrazan sus piernas, sonríe al ver a sus dos traviesos primos.

—¡Hola!—saluda la pequeñita Angie.

—¡Hola cariño!—respondió dulcemente Celesty.

—¿A mí no piensas saludarme?—pregunta el niño mayor Raffaelo

—¡Pero como no, si eres mi gruñón favorito—le responde alegremente mientras pellizca sus mejillas.—¡Pasen! vayan al jardín, mientras voy por sus galletas.

Los niños corren con euforia a la parte trasera del hogar Brandwolf, al enorme jardín. Mientras que la madre de ambos se sienta en el sof
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