Una semana, una maldita semana desde que Leonardo había visto por última vez a su Luna, en este punto ya estaba enfurecido, su lobo se paseaba de un lado a otro arañando las paredes de su jaula mental, estaba más que dispuesto a tomar el control y desgarrar la cantidad de gargantas necesarias para que le devolvieran lo que le pertenecía. Había ido a la oficina de la morena al menos una vez al día y siempre era retirado con suma tranquilidad por aquella maldita castaña que Emma solía apreciar tanto.
-No te estoy preguntando, que quiero verla ahora.- exigió Leonardo afuera de las enormes puertas color caoba de la oficina de Emma, entre aquellas puertas y él se interponían dos hombres y la castaña, quien mantenía un temple de acero, no importaba cuánto insistie
La suave brisa marina entraba por los ventanales de la habitación donde Emma dormía profundamente dos noches después del incendio, había tenido una fuerte discusión con Sophie unas horas antes de que ella se fuera, Emma no se iba a seguir escondiendo, aquello era absurdo, no le tenía miedo a Lorenzo y por mucho que esté haya tratado de generar una serie de ataques hacia ella aún sin darle la cara Emma no seguiría escondiéndose como si le asustara, de hecho, ansiaba que aquel mal parido la encontrara, las ganas de romperle la cara eran enormes.La sensación de que alguien la miraba la despertó,pero aún así no abrió los ojos, movió su mano lentamente bajo la almohada hasta sentir el frío mango de la pistola.-¿Qu&
A la mañana siguiente Sophie llegó temprano a la casa donde se encontraba Donna, entró a la propiedad y la mueca que le dieron algunos de los hombres mientras otros bajaban la mirada entre apenados y avergonzados le hizo entender que algo no iba bien, apuro el paso entrando a la casa y luego de recorrer por el pasillo encontró en el comedor a Leonardo y Emma comiéndo en el comedor.-Bastardo engreído.- masculló molesta, Leonardo solo sonrió divertido bebiendo de su taza de café, ahora sí llevaba una camiseta negra y los mismos jeans de anoche y zapatillas, Emma le había pedido a uno de los chicos que le comprara algo de ropa a Leo. Emma rió ante la reacción de su mano derecha.-Te advertí que podía pasar - dijo Emma antes de volver a su café. Sophie soltó un suspiro resignada.&
Dentro de la Casa Leonardo no se había Movido del enorme ventanal siquiera un segundo, veía a SU luna hablar ahora con sus hombres, dando algunas indicaciones. -Roy.- llamó Leo quien se había puesto sumamente nervioso e inquieto y ahora que fijaba su atención en su alpha y podía sentir el aroma que comenzaba a emanar de él muy… muy.. despacio entendió por qué …m****a … pensó el beta dando un par de pasos atrás, el aroma posesivo del alpha lo golpeaba con fuerza haciéndole retroceder. -Si alpha…- contestó sin esforzarse por ocultar el título, no podía, la jerarquía en la manada era una de sus fuerzas de unión y en aquellos segundos dónde su líder entraba en la fase de apareamiento cualquier macho no emparejado a la redonda era una amenaza, este no iba a reconocer a su beta ni a un humano. Necesitaba completar el vínculo de apareamiento y correría sangre de quién se atreviera a interrumpirlos. Sop
Diez horas después Leonardo se dió cuenta a través del vínculo que su Luna estaba pronta a despertar, la dejo en la cama para bajar al primer piso y llegar a la cocina, no le sorprendió que Emma despertara después de tan poco rato, su Luna, humana y mortal era una guerrera, probablemente tan fuerte y rápida como la mayoría de las lobas en su manada. Decidió no tentar a su suerte y prepararle una comida que sabía le gustaría, café y sándwich de mermelada de mora, había descubierto en el poco tiempo que había pasado con su Luna que Emma tenía una debilidad peligrosa con la mermelada de mora, de lo podía echar a absolutamente todo y para ella siempre significaría una mejora. En cuanto escucho el ritmo cambiante de su corazón mortal puso todo en una bandeja y lo llevó escaleras arriba, entró a la habitación en el momento
Emma estaba en la reposera en la playa frente al mar, una sombrilla de paja le hacía sombra mientras bebía una copa de vino blanco en un bikini color petróleo que dejaba muy poco a la imaginación, unas gafas de sol y su cabello caía suelto y rizado sobre sus hombros a su izquierda llegó Sophie en un traje de baño de una sola pieza con un escote hasta el ombligo y sin espalda, su largo cabellos castaño en una coleta, también usaba lentes de sol y andaba descalza, se recostó junto a Emma.-¿Vas a cazar al lobo? - preguntó Sophie señalando las varias armas que había dejado en la mesita entre ellas. -Por cierto ¿Dónde está?-¿Te lo dijo Roy?- preguntó Emma algo asombraba mirándole.- está cerca. - no sabía espec&ia
El viento soplaba frío cuando Emma de la mano de Leonardo salieron juntos por las puertas del St Johns Airport, Emma llevaba una capucha larga, soltándose de la mano del lobo subió más la cremallera para cubrir su cuello del frío.-¡Leo!- una vibrante voz femenina llamó la atención de la pareja junto a Roy que venía empujando detrás el carrito de las maletas. Emma vio al par de mujeres que caminaban hacia ellos, escoltadas por un hombre enorme. La primera era la mujer más hermosamente exótica que haya visto, su largo cabello blanco, casi platinado caía suelto y lacio hasta su cintura, sus ojos del mismo color no pasaban desapercibidos. Junto a ella había comenzado a correr una mujer menuda y pecosa, su cabello rojizo caía corto hasta sus hombros y tenía los mismo ojos verde musgo de su hermano. Mientras detrás y
Un poco menos de dos horas y algunos pequeños infartos por parte de la morena debido a como Leo manejaba entre los árboles salieron de entre ellos a un pequeño pueblo con calles pavimentadas, lindas casas de madera y piedra, algunos locales comerciales y una enorme estructura al final de la calle principal.-¿Qué es eso?, ¿Toda esta gente son Licántropos?, ¿Cuánta gente forma parte de tu manada? - demasiadas preguntas y Leo rió enormemente ante la explosión de la curiosidad de Emma, ella misma se había sorprendido, pero es que no podía evitarlo, ella había dirigido la mafia más grande de tráfico de armas en Latinoamérica y así mismo la compañía, pero dirigir algo como una manada, donde el noventa por ciento del trabajo no se basa en números, sino vínculos, era… aterrador. Le simulaba la misma extra&ntild
Leonardo le mostró solo el primer piso a Emma, la enorme cocina, el salón y el comedor, una sala de reuniones en la primera planta junto al enorme despacho, el resto del recorrido por la casa en la segunda planta estuvo a cargo de Charlotte y Mahia, está última cuando iban por el pasillo de las habitaciones no pudo evitar preguntarle.-Hace casi tres años, de repente dejé de verte… de sentirte, simplemente desapareciste y luego el certificado de defunción…- no era una pregunta, pero Emma entendió lo que buscaba comprender.Ppp-Supongo que fue cuando me casé con Adriano - comenzó a narrar mientras caminaban a paso lento por el pasillo, le enérgica Charlotte escuchaba atentamente pero no interrumpió a su nueva cuñada. - Conocí a Leonardo un mes antes de mi matrimonio con Adriano y me de