¡Hola a todos! <3 Muchas gracias por seguir mi libro <3 Os quiero un montón, de verdad <3 Sé que el capítulo termina de forma abrupta, pero es totalmente intencionado. Ya nos acercamos mucho al final del libro (queda la batalla final) y después continuaremos con la historia de Esteban, donde se sabrán mas cosas acerca de ciertos árboles y las dos nuevas historias que en este momento, descubre Alfred. Os dejaré con la incógnita un tiempecito :P Me encanta leer vuestros comentarios, opiniones etc. Si no podéis dejarlos en estas nuevas notas, siempre podéis dejarlos en la última frase del capítulo :) ¡Os quiero muchísimo! <3 Sois los mejores <3
— Alfred, es la hora. — dije entrando al despacho y me sorprendí al ver a María y Alfred conmocionados — ¿Estáis bien? — Sí, mi Reina. Es... — comenzó María. — Son los nervios de la batalla, Reina. No te preocupes, ahora mismo vamos. — la interrumpió Alfred de forma apresurada. Enarqué una ceja.— Está bien, creo. Date prisa Alfred, te necesito en el campo de batalla. — Por supuesto, mi Reina. — dijo Alfred haciendo una leve inclinación de cabeza. Me dirigí hacia el templete de la manada: excepto Alfred que se agotaba con los papeles, los demás estábamos completamente descansados. "Odio tener que dar discursos" — le dije a Sahira mientras subía las escaleras — "Nunca me acostumbraré a eso" "Ahora mismo soy muy feliz siendo una espectadora" — me respondió medio riéndose. "A mi no me hace gracia" — refunfuñé mientras me colocaba en el centro. Jake se acercó. "Mucho ánimo, mi reina. Tú puedes"— me dijo mientras me cogía de la mano con una sonrisa en el rostro. — Hola a todos. Se
— ¿Cuál es la situación? — pregunté mientras me apartaba del círculo para que llegase mi ejército. — Bastante mejor de lo que esperaba, mi Reina. No parecen habernos detectado. — me respondió una de las brujas. La miré con mas intensidad y se incomodó — Bueno, no hemos visto que hayan cambiado las rondas o que se estén reuniendo para defenderse o atacar y... — dijo visiblemente nerviosa. — Entiendo. Pero podrían estar organizándose en algún punto al que no tengamos acceso visual o control mágico. — Sí, mi Reina, claro... yo... no había pensado en esa posibilidad. Lo siento. — se disculpó. — No pasa nada. ¿A cuánta distancia aproximada nos encontramos del castillo? — A unas dos horas andando. No nos hemos atrevido a acercarnos mas por si acaso éramos detectados. — Habéis hecho bien. Buen trabajo. — dije con una sonrisa. Observé y espere mientras mi ejército cruzaba sin parar el portal. Aproximadamente, éramos unos mil luchadores entre todos los seres, ya que los ancianos, los niñ
Me atacaron de forma conjunta, muy sincronizadas pero muy lentas. Esquivé con facilidad a todas las sombras excepto a Cero Tres, con quien había practicado en la manada y conocía algo mejor mis nuevos movimientos. Todas las sombras se sorprendieron del movimiento, especialmente porque en el último momento vi las intenciones de Creo y haciendo un salto lateral, también esquivé su ataque. — ¿Cómo hasss hecho essso? — preguntó sorprendido Cero Uno. — Ha entrenado en la manada. Allí le dan mucha importancccia a la lucha. — dijo Cero Tres — Yo también pude entrenar un poco. — Entiendo. Por essso no debemosss dejar que pueda ayudar a losss lobosss. — dijo Cero Dos. — Sssomosss muchosss. Podemosss entretenerlo. — ¡O podéisss unirosss a nosssotrosss! — exclamé — Sssé lo que podemosss hacccer. — Nadie puede vencccer a las brujasss. — dijo Cero Cuatro. — ¡Ssse lasss puede vencccer! Ya maté a una y casssi al Alfffa de Nuria. — dije con orgullo. — ¡ESSSO ESSS IMPOSSSIBLE! — exclamó Cero
Las brujas habían sido bastante inteligentes y nos atacaban desde el aire aprovechando que no podíamos volar. Por suerte para nosotros, habíamos entrenado y nos habíamos traído armas a distancia por lo que no estábamos indefensos: Emily y sus trabajadores (decir aprendices se me hacía corto, ya que eran muy buenos aunque no llegasen al nivel de Emily) lo habían hecho muy bien y Mar había sido muy buena estratega al incluir en los entrenamientos obligatorios el uso con armas a distancia. Los hechizos de las armas a distancia funcionaban y veíamos caer con mucha facilidad a las brujas. Los demonios eran diferentes: sus cuerpos tenían una especie de coraza (que yo creía que era un exoesqueleto como el de las cucarachas, pero mucho mas flexible y mezclado con sus nervios y tendones) que los protegía de la mayor parte de los ataques. "A Jake no debió resultarle nada fácil terminar con aquel demonio." — le dije a mi lobo mientras lanzaba un dardo envenenado a una bruja haciéndola caer. Un l
Esquivé a todas las sombras excepto a Cero Tres, que me agarró del brazo e hizo tangible sus uñas, haciéndome sangrar. —¿Lo vesss, Yo? No puedesss ganar. — me dijo con una sonrisa triste — Acccepta nuessstro dessstino. Me esforcé en cubrir la herida con magia negra: la sangre era peligrosa cuando tu rival podía usar su magia, y con seis sombras a la vez, no iba a ser sencillo. Durante unos minutos, noté cómo mi fuerza mágica disminuía mientras me aseguraba de mantener mi sangre dentro de mi cuerpo a la vez que realizaba la curación. Ninguno nos movimos por la gran concentración que necesitábamos. Finalmente, logré cerrar la herida. — ¿Cómo lo hasss hecho? — preguntó Cero Dos, sorprendido — Éramosss ssseisss... no esss posssible... — ¿Desssde cuándo eresss tan fffuerte, Yo? — preguntó Cero Cinco. — Mi manada me da de comer tresss vecccesss al día, o másss, sssi quiero. — Nadie daría tanta comida a unasss sssombrasss. — dijo Cero Siete. — Allí lo hacccen. Y comida buena y rica.
— Estoy aquí, Rose. — dije saliendo detrás del árbol en el que me escondía y dirigiéndome hacia el lugar de donde provenía la voz de la bruja. Jake y Ana me siguieron. Como precaución, activé mi barrera antimagia en la piel e hice bien, porque un rayo negro impactó en mi brazo, deshaciéndose. Gracias a eso, pude localizar, a bastante distancia, una cabellera rubia escondida detrás de un árbol. Sonreí. — ¿¡YA HAS ACTIVADO ESA M****A!? — me gritó — ERES TAN INÚTIL QUE NO SABES LUCHAR SIN ESO. — ¿Yo soy la inútil? — dije riéndome — ¿Quién es la que ha lanzado un hechizo a traición? Ni siquiera te atreves a enfrentarte a mi en un uno contra uno y tienes que recurrir a trucos baratos para intentar matarme. — ¿¡Qué no me atrevo!? — dijo Rose riéndose — perdí la cuenta de todas las veces que te destrocé en cada paliza que recibiste, año tras año. Esta vez fue mi turno de reírme. — Sólo lo hiciste porque tenía miedo de mi propia fuerza y de mi loba, y no me defendía. Aunque todo ca
Un rayo de luz oscura se dirigió hacia donde estaba y tuve que dar un salto hacia atrás. Isa no podía ayudarnos, ya que Laida estaba demostrando que podía encargarse de varias personas a la vez usando la magia."Espero que pronto vengan los refuerzos" — les dije por un enlace mental."Esperemos." — dijo Alfred — "Mientras, yo vigilaré tu espalda""Como quieras, pero ten cuidado."Otro rayo aterrizó cerca de mi y lo esquivé por muy poco."Tienes que cambiar de estrategia" — me dijo mi lobo.— ¿Y si nos das un pequeño respiro? — le dije a la bruja y enarcó una ceja con escepticismo.— ¿Para que podáis matarme mejor? Sé perfectamente a lo que habéis venido.— Ya bueno, no es difícil saberlo. Matasteis a los padres de Mar dos veces e intentasteis matar al Rey. Te creía mas inteligente, bruja.Ella se rió.— ¡Ah! ¿Venís sólo por eso? Y yo que pensaba que también meterías el exterminio de SunLight. — Bueno, os resultó bastante fácil matar dos manadas. Lo único... ¡ah, si! Se os escapó una n
El humo se despejó pero ya sabía que mi ataque no había dado en el blanco. Lúnula también lo notó porque se impulsó en la barrera que hizo Rose para retroceder. — ¡PERRA! ¡No me ganarás en el aire! — gritó y se lanzó hacia mi. Lúnula viró en el aire y mientras la esquivaba aprovechó a darle una coz que la envió lejos sujetándose el estómago. "Bien hecho" — le felicité. "Vamos a por ella, está distraída" — me dijo Lúnula. Sin embargo, no llegué a responderle porque noté como una conexión fuerte desaparecía. "¿'QUÉ!? ¡NO! ¡ALFRED! ¿¡QUÉ HA PASADO CON ALFRED!?" — grité por el canal general. Intenté hablar con Esteban, pero su mente se había vuelto algo extraña... y sentí, a través del enlace mental, un dolor y un ansia asesina tan grande que me dejó sin respiración durante un segundo. "Tenemos que ayudarlos." — me dijo Sahira apenada. "Sí. Finalicemos la batalla." — le dije. "¡ESTRELLA!" — escuché gritar a Jake por el canal general, completamente histérico — "¡MI HIJA! ¿¡CÓ