El túnel era húmedo, frío y olía muy mal pero no era algo importante. Había vivido en sitios mucho peores que este. Me resultaba extraño tener que agradecer al maltrato la indiferencia que estaba sintiendo. Avancé lentamente, teniendo mucho cuidado con las raíces de los árboles: aunque fuese una sombra, no podía atravesar objetos. Tampoco ayudaba que el pasadizo fuese tan estrecho y bajo. Esperaba que el Rey fuese muy pequeño o fuese muy delgado, pero si me fiaba de las descripciones de la manada... estaba claro que no íbamos a poder huir por este mismo lugar."Aunque sssiempre puede haber perdido el sssuffficcciente pessso..."— pensé mientras esquivaba una raíz bastante grande ."No lo creo, Yo." — me respondió mi Reina. Aquello me sobresaltó y me di un golpe en la cabeza. Aún no me había acostumbrado a que compartía todos mis pensamientos con la manada y no se me daba bien utilizar los pensamientos privados. Evité sisear del disgusto, no debía cometer ningún error y acababa de hace
Nos habían descubierto. No sabía si habíamos sido nosotros, Alfred o Yo, pero lo que estaba claro era que nos habían detectado, así que ahora nos tocaba hacer nuestra parte: matar, matar y matar para que no se percatasen de los otros dos. Con esa idea en mente, entramos en las casas de los guardias: incluso con la alarma, los pillamos de sorpresa y no nos costó demasiado matarlos y apoderarnos de algunas de sus armas.*** Flashback ***— Cuando descubran el ataque, olvidaos del sigilo y sed ruidosos en la justa medida. Tenéis que atraer la atención de todos ellos y hacer que se centren en vosotros, pero siendo un ataque creíble. Quiero decir, no podéis ir por ahí gritando como locos y golpeando todo lo que encontréis porque en un asalto normal, no es algo que se diese. Esteban, confío en ti para que durante el combate, sepas crear el ambiente adecuado y Alfred y Yo puedan realizar sus misiones. — dijo Mar sobre una mesa con un montón de papeles.— ¿Y cómo podemos hacer eso? Necesitamo
Era el Rey. Parecía haber salido de su celda y sospechaba que estaba drogado por la forma en la que caminaba. Caminaba muy lentamente, como si tuviera que medir cada paso porque no viese bien el suelo. Le observé agacharse y mirar la tapa de mi pasadizo: ¿sería capaz en ese estado de ver los matices? Vi como torció levemente los labios y me di cuenta de que lo había notado, estaba claro que era observador. Con mucho cuidado se levantó y observó a los alrededores, buscando algo. ¿Me habría visto? Bueno, realmente aquello no importaba: mi misión era rescatarlo y llevarlo sano y salvo a los brazos de nuestra Reina. El tiempo que había perdido en el pasadizo acababa de recuperarlo: quizás la Diosa a la que tanto adoraban existiera de verdad, ya que... ¿cuál era la probabilidad de que el Rey hiciese un intento de fuga el mismo día que nosotros atacabamos? Estaba claro que era el destino o alguna intervención divina.No se me daba bien hablar a otras mentes incluso de la manada, pero tenía
No sabía el tiempo que había pasado matando lobos. Mar me había dicho que tenía que ser creíble, así que me había metido totalmente en mi papel. Varias veces había sentido cómo algunos lobos de mi equipo eran heridos y no podía evitar sentir dolor y avivar mi ira con cada uno de ellos. "Los que sean heridos y no estéis en condiciones de luchar, retiraos de la batalla. Regresad. Si el adarve está libre, encontráis arcos y flechas, estáis en condiciones de poder cubrir nuestra retirada cuando nos vayamos y después podéis huir, podéis quedaros allí. Si no, regresad con la Reina, ella no quiere bajas. Si veis a alguien herido en retirada que sea perseguido, cubridlo. ¡Mantengámonos con vida!"Los lobos estaban cumpliendo perfectamente su misión y mis órdenes y habíamos avanzado mucho más de lo esperado. Sólo habían matado a uno de los nuestros, algo que era casi un milagro si teníamos en cuenta que lo que parecían todas las fuerzas enemigas estaban centrados en nosotros. Por fortuna, todo
Evalué rápidamente la situación: mi ataque sorpresa se había visto frustrado pero mi objetivo estaba delante. Me dolía pensar que tenía que matar a mi propio hijo pero no podía permitir que un monstruo como él siguiera vivo: hacía demasiado daño.— ¿Esteban? ¿Por qué le esperarías a él? Paul me miró y se rió.— Vamos Papá, no te hagas el tonto. Estoy convencido de que la inútil de Estrella ya te lo ha contado.— ¿Inútil? Es mucho más inteligente de lo que crees.— Es una Omega de mierda, ninguna vale nada. Sólo sirven para abrirse de piernas y parir. Hice bien rechazándola.— ¿Rechazándola? — pregunté sorprendido: eso no me lo esperaba.— Sí, resulta que estaba emparejado con esa maldita Omega. No iba a mezclar mi sangre con esa escoria, así que la rechacé y un tiempo después, salí a buscar a una Luna que fortaleciese la manada.Recordé que el día en el que Mar y Estrella se vieron por primera vez, Estrella se encontraba bastante mal y Mar la ayudó. En ese entonces, Paul ya me había
Nuria no me daba tregua: tenía que reconocer que ella era muy hábil con la magia. Me lanzaba rayos, cuchillas de hielo, bolas de fuego, creaba enredaderas en el suelo que intentaban capturarme y muchas cosas más que hacían que tuviera que esquivar como fuera todo. Me resultaba imposible acercarme a ella mientras luchaba solo.— ¡MUÉRETE IMBÉCIL! — gritó la loca mientras sus ojos se volvían negros y me forzaba a esquivar un humo de color negro que lanzó en mi dirección.— Ya te dije que quien va a morir hoy, eres tú. Acepta tu destino, bruja.Ella tan sólo se rió y me dió un breve descanso: no sería fácil acabar con ella yo sólo, tendría que aprovechar su mayor debilidad: la volatilidad de sus emociones. Tan sólo debía ver cuándo me convenía. Noté cómo el cielo relampagueaba y di un salto lateral cuando vi caer un rayo justo en el lugar en el que me encontraba hacia un instante. Olí el fuego antes de verlo y me agaché de forma instintiva: una lengua de fuego líquido pasó por encima de
Me sentía... raro, como si tuviera algún tipo de fiebre. Había tenido un buen sueño, uno aterrador con un final feliz, pero ya era hora de despertar y enfrentarme a la realidad. Me moví un poco y noté que estaba en algún lugar cómodo, calentito y muy suave."Qué extraño... ¿Por qué las brujas me darían algo así? Mid, Susan, ¿sabéis el motivo?" — les pregunté adormilado."¿Brujas? Conseguimos huir, Jake. Estamos en casa. ¿No lo recuerdas?" — me preguntó Midnight preocupado."Pero eso era un sueño, Mid. Yo hablo de la realidad.""No era un sueño Jake. Estamos en la manada de mis niñas.""¿No era... un sueño? y entonces... ¿por qué me siento tan mal y tan confuso?""Tienes fiebre, Jake, y una muy alta.""¿Fiebre? ¿Por qué?""No lo sabemos. Esperábamos que te despertases para poder preguntar." — dijo Susan.Me esforcé en abrir los ojos: pesaban como si tuviera plomo en los párpados.— ¡Que alguien avise a la Reina! ¡Se está despertando! — escuché gritar a una voz masculina. Escuché ruidos
Vi cómo cayó dormido del agotamiento. Él no se daba cuenta porque no podía mirarse pero parecía un cadáver: no le quedaría mucho tiempo de vida."Mar, no podemos dejar que muera". — me dijo Sahira."¡Es nuestra madre! No podemos matarla.""¿¡Y prefieres que nuestro cachorro crezca sin padre y sin abuelos!?""¡NO! Jake vivirá y mamá se salvará"."¿¡CÓMO!?""Isa encontrará una solución... sé que lo hará. A tiempo. Confía en ella"."¡MI PAREJA SE ESTÁ MURIENDO!""¡TAMBIÉN ES MI PAREJA!""¡PUES NO LO PARECE!" Sentí aquello como una puñalada al corazón y Sahira se dió cuenta."Mar... yo... lo siento mucho... no quería...""Sí, querías. Vete. No quiero saber nada de ti."Noté cómo Sahira se retiraba lentamente, cabizbaja y con la cola gacha.— Mi Reina... ¿se encuentra... bien? — me preguntó con preocupación un médico. Me sequé rápido las lágrimas.— Sí, estoy bien. Muchas gracias por preocuparte. — dije con una sonrisa amable y me sorprendí al notar mi voz totalmente firme.— Si necesita