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Capítulo 6: Culpable

Martin (hermano de Isabella)

-¡No puedo creerlo, cómo se atreve! Si no fuese por Isabella, incendiaría su castillo con todos adentro.

-Eso es muy duro, Martín. No me quiero imaginar cómo se debe sentir en este momento. Pero no te preocupes, yo iré contigo.

-No quiero que expongas... tú eres nuestra emperatriz Luci.

-No me perderé el show, quiero ver la cara de Christopher cuando vea Isabella.

-Si... no sé cómo lo tomará mi padre, ¡ésto lo enfurecerá! Creo que por esa razón me pidió que vaya.

-Ya esta todo listo para partir, llegaremos a tiempo.

-¡uff, no puedo con la ansiedad!

...........

Llevo despierta desde temprano, muero de hambre pero este esfuerzo lo vale.

Uno de mis soldados me dijo que la reina Loise me busca... pero no puedo ir, se supone que estoy muerta y quizás sea la primera en descubrir el cuerpo.

-¡Oh por Dios! gritó uno de los soldados que custodiaban mi habitación.

Rápidamente comenzó el revuelo por todo el castillo, veo desde aquí arriba como todos corren para ver el cuerpo muerto.

Sentí un nudo en mi garganta cuando la ví a la reina Loise corriendo con desesperación...

-¡Dime qué no es cierto! ... ¡¡¡Ay Dios!!! ¿por qué? lloraba desconsolado sobre el cuerpo. No pude contener mi llanto y lloré al verla tan mal.

-¡Perdoname Loise! no es mí intención lastimarte.

Escuché que entraba muchos caballos... ¡oh por Dios, han llegado! y el solo ver cruzar al rey Enrique, Junto a mi padre y Christopher sentí un fuerte golpe en el pecho.

Los gritos de dolor de la reina llamó su atención y se acercaron corriendo.

¡¡MI HIJA!! ¡NO!... gritó mi padre aferrándose al cuerpo, que me desgarro. No podia creer lo que estaba viendo, parecía que en el fondo me amaba. Lloré desconsoladamente, sin poder observar.

El príncipe se acercó a mi padre he intentó consolarlo, pero él parecía afectado. El rey Enrique mando a llamar a todo los médicos y envío al calabozo a mis guardias.

Después del alboroto, mi padre se pone de pie, seca sus lágrimas para hablar con el rey Enrique.

Christopher quedó junto al cuerpo, se sentó, parecía decir algo. Vi que se acercó a la cabeza y eso me alarmó.

-¡Rápido Carmen! No debe ver su rostro le dije a una de mis sirvientes, que estaba junto a mí.

Ella corrió con desesperación para poder interrumpir.

-Mi niña, ¿qué te hiciero? ¿quién fue? lloraba.

Es la mejor, lloré con su actuación. Eso hizo que el príncipe tome distancia.

Ruth lloraba a mi lado, no podía imaginar que alguien fuese capaz de lastimarme. Pero lo que más le dolía, es que podría haber sido yo la que estuviese en el lugar de esa joven.

Yo no digo que esto es divertido, porque también estoy sufriendo. Jamás lastimaría a nadie y hoy indirectamente lo había hecho.

Después de un rato llegó Ruth para avisarme que mi hermano llegó con mil hombres y esperaban en la entrada.

Mi padre parecía desvastado, eso fue lo que más me sorprendió... Jamás se ha interesado en mí antes, y creo que eso será un inconveniente.

Le pedí a Ruth que fuera a escondidas para que pusiera al tanto de la situación, ellos no debían saber nada.

Se acercaron al castillo, con algunos regalos. El rey Enrique corrió hacia la entrada muy preocupado. Luego no supe más nada de mi padre y eso me preocupa.

Salí del escondite, no podía perderme ese show, cuando ví Alexander dirigiéndose hacía la entrada junto a su padre.

No había explicación para lo que había sucedido, el príncipe disimulaba muy bien el estar afectado.

Le hizo seña a su padre y luego marchó hacía otro lugar.

¿Qué es lo que tramas? me pregunté, salí a escondidas y ví que se dirigió hacia la habitación de su amante.

Me quedé un segundo en la puerta, y escuché un golpe.

-¡Te he dicho que no podía hacerlo! Luego de eso salí corriendo.

No me equivoque... ¡maldita seas Christopher!

Mordí con odio, mientras veo como sale de la habitación hacía la entrada y mi querido hermano hace una entrada monumental.

-¡Felicidades por su compromiso! Jamás me perdería la boda de mi única y amada hermanita.

-¿Dónde está ella? preguntó mi hermano con una sonrisa malévolo y un ejército en su espalda. Pude ver cómo el príncipe y su padre tragaron saliva y empezaron a sudar de los nervios.

-¿A qué se debe tanto revuelo? Pregunté y luego me dirigí corriendo hacia los brazos de mi hermano y la emperatriz que estaba más bella que nunca.

-Princesa.... creí... tartamudeo Christopher, parecía que había visto a un fantasma.

-Pasen por favor, invito el rey Enrique.

Yo agradecí en secreto a mi hermano y a mi cuñada.

-¿Qué es lo que sucede en mí habitación? grite al ver tanta gente.

Christopher me miraba confundido, no podía creer que su plan de deshacerte de mí, haya fallado.

-Ven, princesa Isabella. Me habló Christopher.

-Alguien intentó asesinarte, tu padre está desvastado, deberías ir a verlo. Yo lo observé confundida...

Por dentro me llenaba de gozo haberlo hecho temer a este bastardo.

Me dirigí hacía el aposento de mi padre y no sé porque razón me siento muy nerviosa. Quizás por haber presenciado la escena desde lo alto, pero cuando vea que estoy con vida, me ignorará como siempre lo ha hecho.

Abrí la puerta...

-¿Padre? le dije, pero no lo veía por ningún lado.

-¡Te estaba esperando Christopher!

-¿Cómo es que...?

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