Veo una lágrima caer por su rostro antes de que cierre los ojos y susurre un gracias ahogado. Eli le pone una mano en el hombro. “Volveremos mañana para ver cómo están. Hasta entonces, descansa y recupera fuerzas”.

Cuando regresamos a la casa de la manada, me detengo en la cocina para comprobar cómo han estado las cosas durante nuestra ausencia. Noto que varios omegas me miran y desvían la mirada.

“¿Hay algo que quieran preguntarme?”, digo a toda la sala.

Es Cammy la que responde. “Nos preguntábamos, Luna, si por casualidad habías preguntado si los omegas eran bienvenidos en la reunión de las manadas”.

“Ah, sí. Lo hice, y como dije, todos son bienvenidos. Luna Angela estaba bastante emocionada por tener más asistentes, así que no deben preocuparse”, digo y aunque espero que eso haga que se relajen, no es así.

“¿Hay algo más?”, pregunto.

“Bueno, es que... es que…”. Cammy comienza, tartamudeando su respuesta.

“Todos estamos asustados de ir a otra manada sin uno de los miembros de