Capítulo 31 —El mechón de cabelloNarrador:La Fundación estaba casi vacía.El silencio de los pasillos solo se rompía por algún teléfono olvidado, por el sonido lejano de una fotocopiadora o el zumbido constante de las luces de emergencia. Era tarde, d. Demasiado para estar aún allí.Desirée caminó con paso cansado hasta la cafetería del segundo piso. Necesitaba café. No porque tuviera más trabajo, sino porque tenía la cabeza tan llena que sentía que, si no se distraía con algo, iba a romperse por dentro.Empujó la puerta con el hombro. El espacio estaba semioscuro, con solo un par de luces encendidas. Se sirvió una taza sin fijarse si el café seguía caliente. Iba a girar para sentarse sola en una mesa del fondo, cuando lo vio. Cédric.Estaba sentado en una esquina, con la camisa un poco arrugada y el saco colgado en el respaldo de la silla. Tenía una carpeta abierta frente a él, pero no la leía. Solo miraba el borde de la taza entre sus manos, como si necesitara más el calor que el
Capítulo 32 —Llegan refuerzosNarrador:La mañana en la Fundación comenzó con un ritmo más acelerado que de costumbre. Había movimiento desde temprano, con personal de mantenimiento acomodando equipos, médicos reunidos en pequeñas discusiones improvisadas, y asistentes corriendo con carpetas de un lado a otro.Desirée cruzó el hall principal acompañada de Margot, ambas vestidas con sobriedad y paso decidido. Saludaban con la cabeza a quienes se cruzaban, sin detenerse. Desirée ya había aprendido a moverse por ese lugar como si nunca se hubiera ido. Como si cada rincón no escondiera una historia. Como si no sintiera el peso del apellido en cada placa de la pared.Justo cuando pasaban frente al área de coordinación, la puerta del ascensor se abrió y Cédric salió, con el teléfono en una mano y unos documentos en la otra. Se detuvo al verla, y por un segundo, el entorno desapareció.—Hola, Desireé —dijo él, con una leve sonrisa.—Hola —respondió ella, bajando un poco la vista, pero sin pe
Capítulo 33 —Un desfibrilador... por favorNarrador: La secretaria abrió la puerta con suavidad y se hizo a un lado.—Doctor Lafay, el doctor Adrien Moreau ya está aquí.Cédric, de pie junto al ventanal con una taza de café en la mano, no giró de inmediato. Solo alzó la vista, como si le costara apartarse de sus pensamientos. Luego dejó la taza sobre el escritorio con un leve clic.—Hazlo pasar —dijo, sin emoción en la voz.Adrien entró con paso firme, arrastrando consigo una energía que parecía llenar la oficina. Llevaba el saco abierto, la mirada aguda, y esa media sonrisa que siempre parecía saber más de lo que decía.—¿Me extrañaste? —preguntó, cerrando la puerta detrás de él.Cédric esbozó una sonrisa irónica.—Pensé en ti... más de lo que me gustaría admitir.Adrien avanzó hasta la silla frente al escritorio y se dejó caer sin pedir permiso, como si aquel despacho fuera un viejo terreno conocido.—Y bien, aquí estoy. ¿Qué tan mal estás?—Suficientemente mal como para llamarte —
Capítulo 34 —Me gusta el filoNarrador:Cedric y Adrien, caminaban por uno de los corredores principales de la Fundación, con paso lento y sin apuro. A esa hora, el flujo de personas era menor y se podía hablar sin que nadie los interrumpiera.Adrien llevaba las manos en los bolsillos, escaneando con mirada curiosa el entorno. Se notaba cómodo. Casi demasiado cómodo.—Ahora que la conocí —dijo de pronto, sin mirarlo —entiendo por qué estás así.Cédric no respondió de inmediato.—¿Así cómo?—Como si estuvieras colgado de un hilo invisible. La doctora Duval... —Adrien exhaló apenas, como si la imagen todavía estuviera flotando frente a él —Es una muñeca. Fría, elegante, firme... pero con una dulzura escondida que apenas se deja entrever. Es como esas piezas de porcelana que uno no debería tocar, pero quiere hacerlo igual.Cédric se detuvo. Lo miró de reojo, serio.—No empieces...Adrien sonrió, sin perder la calma.—Tranquilo. No vine a competir por tu debilidad. Solo dije que ahora la
Capítulo 35 —Tan arroganteNarrador:La reunión terminó y, uno a uno, los presentes comenzaron a salir del salón. Saludos rápidos, algunas palmadas en la espalda, miradas curiosas hacia el recién llegado. Adrien respondió con educación, sin sobreactuar. Sabía que era observado, pero no parecía afectarle en absoluto.Margot y Desirée se quedaron en sus asientos, como si hubieran calculado perfectamente el momento exacto en que ya no quedaba nadie más. Cédric también permanecía de pie, con los brazos cruzados, observando cómo Adrien intercambiaba palabras con una médica del área de investigación.Cuando la puerta se cerró tras el último asistente, el silencio se hizo más íntimo.—Bueno —dijo Adrien, girando hacia ellos con una expresión distendida —voy a necesitar un café si pretendo sobrevivir al resto del día.Margot ni lo dudó.—En la cafetería de la Fundación tienen el mejor café de la ciudad. Y no lo digo por compromiso institucional.Adrien sonrió, girando apenas la cabeza hacia e
Capítulo 36 —Colgarte de un puenteNarrador: El celular vibró una vez sobre el escritorio... luego otra.... Y otra más.Desirée no lo miró de inmediato. Seguía revisando unos informes, marcando párrafos en silencio. Pero la vibración persistente no tardó en volverse molesta.Cuando al fin alzó la vista, la pantalla iluminada le mostró un nombre que ya no debería provocarle nada, pero aún lo hacía. Charlotte.Suspiró por la nariz, no atendió, no bloqueó. Solo dejó que el teléfono volviera al silencio.Diez minutos después, volvió a vibrar. Mensaje.#Bruja para Desirée“Llama cuando puedas. Tengo algo importante que decirte.”Desirée apretó la mandíbula y dejó el teléfono boca abajo. No tenía ganas de escuchar frases amables disfrazadas de manipulación. Ni halagos a Cédric. Ni invitaciones a reconciliarse como si todo lo anterior no hubiera existido.Estaba a punto de retomar su lectura cuando alguien golpeó la puerta con dos toques secos.—Adelante —dijo, sin moverse de su silla.Cédr
Capítulo 37 —Yo no soy tu esposa, ella síNarrador:Charlotte llevaba un vestido entallado en tono marfil, un recogido impecable y el tono justo de perfume que dejaba rastro sin invadir. Sonrió. Primero a Margot, luego a Desirée, y por último... se acercó a Cédric.Sin pedir permiso, sin necesidad de gestos dramáticos, le tomó el brazo como si ese lugar le perteneciera por derecho. Él no se apartó. Al contrario: se acomodó a su lado con naturalidad, la dejó aferrarse y le susurró algo breve al oído que provocó una carcajada elegante.Desirée sintió el impacto directo en el estómago. No fue celos. No exactamente. Fue rabia. De esa que se enrosca en el pecho como una cuerda tensa. La sonrisa de Charlotte. La postura de Cédric. Esa actuación tan perfecta que le dieron ganas de aplaudir... o de romper algo.—Queridas —saludó Charlotte, acercándose con Cédric aún tomado del brazo —Me alegra tanto tenerlas esta noche. Especialmente a ti, hija. Significa más de lo que imaginas.Desirée no r
Capítulo 38 —La pérgolaNarrador:Margot no recordaba cómo habían terminado ahí exactamente. Un comentario al oído, una sonrisa cómplice, una copa a medio terminar… y luego estaban caminando juntos por uno de los senderos laterales del jardín, alejándose del murmullo de los demás como si los pies supieran algo que la cabeza todavía no admitía.Adrien caminaba a su lado con las manos en los bolsillos, tranquilo, con ese andar de quien se sabe observado incluso cuando nadie lo está mirando. Margot no decía nada, pero su perfume flotaba entre ellos como una advertencia suave. La tela de su vestido neg*ro se ceñía a su cuerpo con cada paso, y él la observaba de reojo, sin pudor, pero sin urgencia.—Pensé que ibas a hacerte el interesante toda la noche —murmuró ella, finalmente.Adrien sonrió, sin mirarla de inmediato.—Y arruinar la posibilidad de estar contigo… sería un crimen, aunque trato de ser bastante discreto.—¿Así que este eres tú siendo discreto?—Este soy yo conteniéndome —resp