9. Falsa inocencia
❝ Deja que mis dedos corran por los caminos de tu cuerpo ❞ — Pablo Neruda —

Una vez papá se alejó disimuladamente dirigí mis ojos en dirección a aquel hombre queriendo contemplarlo, inesperadamente al voltear terminé encontrándole de pie recostado contra la pared con la mirada perdida, además de que parecía sutilmente incómodo al contemplar como mi padre se había alejado.

Su rostro y su aspecto para aquel instante de algún modo empezó a hacer ruido en mi cabeza al contemplar como su imponente figura ante mí ahora se alzaba, aquel era alto y probablemente oscilaba la misma estatura que papá ostentaba.

Dándome media vuelta me acerqué hasta el escalón que da acceso al porche y justo por el lado de aquel hombre di algunos pasos antes de detenerme próxima a su vera alejada por unos pocos centímetros de su ser quien de paso no lo noto hasta el último momento.

— Regresa a la cama no estás en condiciones aún de estar de pie tanto tiempo, escuchaste a papá así que obedece — dije enmarcando
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