Cuando Val entró al auto Toro ya estaba ahí y se quitó el auricular que tenía en el oído. Val recordó que tenían conexión directa con el micrófono que tenía en el bolsillo. — Lo escuchaste todo — le dijo Val y Toro negó. — ¿De qué hablas? Me desconecté en cuanto salieron de la sala de juntas — Val sabía que era mentira, pero agradeció el gesto por intentar hacerla sentir menos incómoda. Itsac entró después de un momento, su pálida cara comenzó a pasar del rojo rabioso al verde asustado y Val se sintió un poco mal, pero no volvería a cometer los mismos errores que con Gael. — Cuenta — lo apresuró Val y el auto arrancó. — No es una historia tan larga, de hecho — comentó bajito y Toro miró por la ventana, como si alejándose de la conversación les diera intimidad. Val estaba en medio de los dos, y a pesar de que el auto era lo suficientemente amplio para que no se tocaran sintió la tensión en el cuerpo de los dos hombres. Itsac guardó silencio un rato y apenas cuando el auto pasó l
Cuando Val se despertó cayó sentada en la cama presa de una pesadilla. Soñó que Gael salía despedido por la puerta de un avión y que ella lo veía caer sobre una jungla espesa que poco a poco se transformó en el rostro de Itsac. Tenía la ropa pegada al cuerpo del sudor y se sentó en el borde de la cama con la respiración acelerada y luego se fue a la ducha y se bañó con el agua super fría. Cuando salió, contempló las maletas bien empacadas y sintió un extraño desasosiego. Desde que dejó la casa de sus padres de crianza, Val no había tenido ni un solo lugar que llamara hogar, con Gael apenas comenzó a sentir que era su casa todo se fue al traste, y ahora, tendría que dejar la hacienda para ir a la ciudad a ejecutar el plan de acabar con su propio padre. — ¿Saldré de esto alguna vez? — se preguntó en voz alta, pero no tenía una respuesta. Bajó las maletas y las dejó al lado de las de Toro e Itsac que también se mudarían. El lugar estaba lleno de hombres de seguridad y Val reconoció u
Cuando el auto arrancó por la calle Val apretó las manos para que dejaran de temblarle, no solo estaba nerviosa por la compañía de Gael, si no por la conversación que tuvo a solas con su padre. — ¿Cómo te fue con Alexander? — le preguntó él y Val lo miró. Imaginó que tendría micrófonos también en la oficina del hombre, pero se encogió de hombros. — Creo que bien, estar en su presencia me atormenta. — Pues debería, ¿creerás que se va a quedar de manos cruzadas, Val? Puede que intente matarte nuevamente, confía en mí. — ¿Y cómo podría confiar en ti? Me dijiste que Keira fue la que me mandó a matar, y mentiste, puede que mientas ahora también — Val quería seguir estando furiosa con él, pero había algo que la detenía. ¿acaso ella misma no estaba mintiendo y manipulando para quitar a Alexander de su futuro? — Sé que no merezco perdón, pero lo que te mostraré hoy no tanto para que me perdones, es para que entiendas que lo que haces es peligroso — Val dejó escapar el aire con frust
Caleb respiró profundo mientras subía por las escaleras del lugar, apretó el celular con fuerza y sintió que el corazón se le saldría del pecho. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, muy mal, pero no le importó, estaba harto de tener una vida perfecta, de una conducta intachable, ¿y todo eso para qué? Para terminar casado con la mujer más inmadura y mimada del mudo. No, antes de comprometerse por completo con Ana Leticia haría lo que siempre debió haber hecho. Tocó la puerta un par de veces y el celador lo miró extraño, tal vez lo reconocía de las noticias. — Busco a Harry Belmonte, está aquí en una sesión de fotos — el celador miró en la pantalla del computador. — Normalmente no dejo pasar a desconocidos, pero sé quien es, el joven de la familia Barret… imagino que son cosas de negocios. Pase — Caleb le agradeció con un asentimiento de cabeza y llegó hasta el elevador. Hasta donde tenía entendió según lo que investigó, el hermano de Gael estaba en el piso ocho, y descubri
Val pasó primero por la casa de Salma, llevaba un buen rato sin visitarla y la mujer la regañó de nuevo. Lo que hacía no estaba bien, pero Val no podía detenerse, ya no.Val lloró en el taxi de regreso a la ciudad. Lo que le había dicho Gael… tenía toda la razón, ella estaba actuando de la misma forma, era una hipócrita, una insensata, lo juzgaba por usarla y ella ya se había convertido en una titiritera. Cuando descubrió la verdad Gael le había pedido que dejaran todo y huyeran, y aunque en ese momento Val se sentía demasiado ofendida con él, el día anterior en su reencuentro se lo había pedido nuevamente y Val no tuvo el valor para admitir que sí quería hacerlo, porque estaba siendo una egoísta.— Esto te traerá problemas — le dijo Salma — deja estas ideas de venganza, niña, te llevarán a un abismo — pero Val negó.— Ya no hay marcha atrás, necesito eso — luego le agarró las manos — cambiando de tema, ¿Sabes algo de Gabriel o Eva? — la mujer negó.— Tus padres desaparecieron… lo sie
Val se recostó de su nuevo escritorio en el que ni siquiera se había apoyado una sola vez. Keira la miraba de frente, con los ojos clavados en ella y las pupilas dilatadas. Val pasó saliva y trató de erguirse, pero los tacones le impedían enderezarse bien y tuvo el impulso de quitárselos y lanzarlos lejos. — Doña Keira — murmuró bajito con la voz conmovida. La mujer sonrió con tranquilidad y luego caminó hacia Val y cuando llegó con ella la agarró por los hombros y la observó. — Lo sabía — dijo la mujer — desde el primer momento en que te vi sentí algo aquí — agarró la mano de Val y la puso sobre su pecho, el corazón de la mujer estaba acelerado — cuando supe la verdad me sentí tan mal, que me alejé, todos estos meses no estuve, pero ya regresé — Val le apartó la mirada avergonzada. — Lo siento — los ojos se le llenaron de lágrimas — de verdad lo siento, siento ir a su casa con mentiras y haber hecho todo lo que hice. Yo pensaba que usted sabía toda la verdad y que también merecía
Cuando Val llegó a la recepción del hotel, se quedó en la entrada un rato sin saber si entrar o no. Antes de salir para la fiesta de compromiso, había tenido una fuerte discusión con Itsac, el hombre ya había comenzado con el plan de infiltrarse en los sistemas de BioGen para poder averiguar sobre los contratos fraudulentos y le dijo que ella debía llamar lo menos posible la atención, su misión en la empresa era importante de espía, pero Val se enojó con él, dijo que iría a la fiesta, Itsac le preguntó que si era por Gael y ella le dijo un claro y contundente: sí. Las cosas habían estado tensas después de eso, pero Val ya había decido ir a pesar de todo, no le dejaría ese puesto a la supuesta modelo de Gael y no le importaron los celos de Itsac. — Estás realmente hermosa, cuñadita — Val se volvió al tiempo que el flash la deslumbraba y parpadeó un par de veces. Harry estaba ahí, con un traje elegante y dos cámaras profesionales colgado de los hombros. — No soy muy fotogénica, ademá
Caleb le dio otro trago a la copa de aguardiente que tenía en la mano, la bebida ya estaba comenzando a hacerle efecto, con un leve mareo que lo hizo dejar el trago sobre la mesa más cercana antes de que se emborrachara y cometiera una imprudencia. Observó alrededor hasta que localizó a Harry, bajo el escenario sacándole fotos a todo y a todos y no pudo evitar morderse el labio, era alto y masculino, de gesto serio, pero… no quería perder el tiempo.Buscó con la mirada a Gael y lo encontró hablando con un socio, hasta donde vio, el hombre caminaba hacia al baño siguiendo a Val, pero fue interceptado por el hombre con el que estaba hablando y Val estaba más allá con cara de frustración, así que Caleb bajó del escenario y aprovechó el poco, pero suficiente, alcohol que tenía en las venas para acercarse. Ana Leticia seguía en el escenario con el micrófono hablando superficialidades que a él en realidad no le importaban y cuando llegó con Val ella lo miró de los pies a la cabeza. — Est