La puerta se cerró detrás de los primos y Anna se giró hacia Rosi, aún estaba sorprendida de saber que estaba embarazada de Carlos.―Pensé que el imbécil te caía mal, Rosi ―señaló Anna intentando obtener información de esa relación tan sorpresiva.―Y me cae mal ―respondió ella, aun estaba conmocionada por todo lo que había pasado esa noche.―Entonces...―Fue la noche en la que los atacó Casandra, yo me fui al bar que está en la otra calle, estaba demasiado nerviosa y estresada así que envié a mamá y a Eva en taxi para el apartamento y les dije que me quedaría en el hospital. Iba por mi segunda copa cuando apareció el imbécil, nos emborrachamos, nos fuimos a su apartamento y terminamos en la cama. A la mañana siguiente me desperté y fue maravilloso, fue tierno, me llevó el desayuno a la cama y hablamos de seguir viéndonos.―¿Y donde entra Constanza en todo esto? ―preguntó Anna recordando las palabras de su prima.―Carlos tiene una suite en el hotel Di Leone, nos vimos allí un par de ve
Marcos hizo que la llegada a la casa de Anna con Claudio en los brazos fuera algo inolvidable. Patricia, lo ayudó en la decoración, ella y una decoradora de eventos que contrató hicieron un camino con osos blancos de distintos tamaños cuyos cuellos estaban decorados con hermosos lazos de color azul turquesa. Igualmente, se colocaron rosas blancas y azules y cintas y lazos en el mismo color que iban desde la entrada de la casa hasta la habitación de bebé.Anna sonrió al ver a Marianna parada en la puerta de la casa, esperándola con una inmensa sonrisa de alegría.―Bienvenidos a casa, mamá ―le dijo Marcos.―Gracias, Marcos.Él tomó a su hijo en brazos al ver que Marianna no se aguantó y corrió hacia su madre para abrazarla.―¡Al fin llegaron, mamá! Esta semana se me hizo muy larga sin ustedes, ya no quiero ir más a hospitales.―Te aseguro que nosotros tampoco, nena, y te prometo que trataremos de mantenernos fuera de ellos ―respondió Anna con una sonrisa.Anna entró a la casa de mano de
Cuatro semanas despuésMarcos estaba impaciente, ese día era la consulta de control con la ginecóloga de Anna, se suponía que ese día le darían el fin de la cuarentena y podrían volver a hacer el amor, aunque habían sido un poco traviesos y se dieron placer de otras maneras. Por los caminos verdes como decía Anna, la expresión lo había hecho reír.Mientras esperaban tomados de la mano, Marcos reflexionó sobre su vida, se sentía mucho mejor desde que había comenzado a ir a terapia, le habían diagnosticado estrés postraumático debido al tiroteo de Constanza. Sus temores se habían apaciguado y aunque aún tenía miedo de perder a Anna, ya no lo invadía el terror de unas semanas atrás.Anna también había ido a la terapia, había tenido innumerables pérdidas en su vida y había encerrado todo ese dolor en su interior como una forma de protegerse, su mecanismo de sobrevivencia había sido sonreír y tratar de seguir adelante. En la primera sesión cuando la doctora le comenzó a preguntar por su fa
El día de la boda, Rosi estaba sentada frente al tocador mirando su reflejo, estaba preciosa, había escogido un vestido de ensueño la tela de su cuello, brazos y espalda era tan fina que traslucía su piel, más la tela que curía su pecho y el resto de su cuerpo estaba compuesta por diseño floral con incrustaciones de pedrería. No llevaba velo, si no una hermosa peineta de brillantes que recogía la parte delantera de su cabello dejando suelto el resto que caí en hermosos bucles hasta la mitad de su espalda.Era cierto lo que decían de que las novias son hermosas porque nunca en su vida se había sentido tan bonita como como ese día. Una leve corriente atravesó su vientre en ese momento y sonrió, era su bebé moviéndose.Una vez que su rabia remitió se dijo que se casaba por su bebé, para darle un hogar estable y una familia cariñosa que lo adoraría, creía que Carlos sería un buen padre por como trataba a Marianna y a Claudio así como a los hijos de sus primos. Pero al final tuvo que recon
Una lluvia de burbuja sorprendió a los novios a la salida de la iglesia, se detuvieron un rato a recibir las felicitaciones de los asistentes a la ceremonia y a tomarse un par de fotos, después subieron a la limusina que los llevaría al banquete de novio en el hotel Di Leone de la ciudad.―Rosi ―dijo Carlos mientras el vehículo transitaba por las concurridas calles de la ciudad de Nueva York ―quiero agradecerte la confianza que has depositado en mí al casarte conmigo y quiero decirte que no te defraudaré, tal como te prometí en la iglesia seré un esposo fiel y comprometido contigo.La expresión de Carlos le dijo a Rosi que él estaba hablando en serio, que de verdad quería que su matrimonio funcionara, lo que la emocionó porque eso era lo que ella quería y lo que su bebé necesitaba.―Yo también quiero hacer un esfuerzo por nuestro bebé, Carlos, él merece que seamos los mejores padres y que le demos una familia estable ―le respondió Rosi con la convicción de que el único motivo por el c
Patricia se removió incómoda ante la mirada acusadora de Rosi, pero quería mucho a Carlos, y su intención era ayudarlo a comenzar su matrimonio sin la sombra de la infidelidad.―No es lo que parece, Rosi, yo le pedí que viniera ―respondió la prima de su esposo.―Y yo vine porque a pesar de todo lo que pasó, Patricia es una de las pocas amigas verdaderas que tengo ―señaló Constanza con seriedad. ―Mira, sé que por lo que viste ese día pudiera parecer como si Carlos y yo tuviéramos un amorío, pero lo cierto es que él y yo nunca hemos intimado. Es cierto que ese día lo estaba esperando con la intención de seducirlo, me quería aprovechar de su fama de mujeriego, pero no sabía que serías tú la que llegaría. Me habían informado que él iría esa mañana, más nunca me esperé que fueras tú la que entrara por esa puerta y no Carlos.―Me da igual lo que haya pasado o no con Carlos, el hecho Constanza es que trataste de seducir a Marcos y por tu culpa Anna estuvo hospitalizada y casi se muere. Y no
Desde el balcón de la habitación del hotel, Rosi miraba con los ojos empañados de lágrimas la paradisiaca playa de Aruba, si cerraba los ojos casi podía sentir el olor de su tierra, de su hogar, era lo más cerca que Carlos la pudo llevar de su país, Venezuela. Rosi no podía volver porque había entrado a los Estados Unidos como refugiada.Detrás de ella estaba parado su esposo, abrazándola por la cintura, eran una bonita estampa de dos jóvenes guapos y enamorados.―Es maravilloso, Carlos, es casi igual a las playa donde pasé mi niñez y mi adolescencia, sé que pudiste llevarme a mil sitios, pero este es el mejor. Gracias, amor mío.―Solo quiero hacerte feliz, mi Rosi. Te amo ―le respondió él dándole un beso en el cuello.―Y yo a ti, Carlos. ¿Sabes? Me gusta más que me digas mi Rosi, que mi Minions ―respondió ella con una sonrisa girándose en sus brazos para besarlo.―Siempre serás mi Minions ―le informó él con una sonrisa divertida.―Y tú siempre serás mi imbécil ―espetó ella con los l
El juicio de Vicente comenzó unos días antes del bautizo de Claudio, Anna en su condición de madre que amamantaba se le permitió prestar declaración por video conferencia, algo que agradeció porque lo menos que deseaba era tener que volver a verlo cara a cara. En cambio, Marcos si tuvo que ir a la corte a presentar su testimonio algo que disfrutó enormemente fue ver a ese hombre con su mono naranja, se veía totalmente devastado porque sabía que sus posibilidades de salir indemne del juicio eran casi nulas.El bautizo de Claudio fue un acontecimiento íntimo al que solo asistió la familia y los amigos más cercanos. Ese día ocurrió algo que le llamó mucho la atención y la entristeció a partes iguales.―Claudio no quiso el pecho, Marcos, aunque se tomó la leche con el biberón.―Quizás se deba a que estamos usando los dos métodos y el biberón le sea más fácil.―Yo quería darle pecho al menos seis meses ―dijo Anna al borde del llanto.―Continua sacando la leche y se la das en biberón, lo im