—¿Katie?... Por alguna razón, ella sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero las contuvo. —Hola, Chuck… sé que ha pasado mucho tiempo, pero… te necesito… mi hija te necesita. —Pero… ¿qué fue lo que pasó?... Sin poder contener su llanto, Kate le explicó todo, el auto y lo mal que acabó su niña, además de su desesperación por encontrar un donante y hasta de la recompensa en efectivo que ofrecía Ethan.—Mira, Katie, tardó más de dos horas en ir a tu ciudad en auto, ¿eso está bien? ¿Podrá resistir? —C… creo que sí, algunas transfusiones llegan a tardar incluso cinco horas, pe… pero por favor sal ahora mismo, intenta llegar lo antes posible… mi bebé te necesita…. —Entiendo, saldré ahora. Lamento no haber estado para ti antes, pero ahora prometo que no te voy a defraudar, te lo juro, Katie. —Sin más le colgó. Kate luego llamó directa mente a Ethan y le explicó todo, a lo que él le dijo que de todos modos seguiría buscando un donante a ver si conseguían uno más rápido solo por las
La transfusión no tardó mucho, a diferencia de la larga y tortuosa espera para encontrar un donante o para que Chuck llegara a la ciudad, y pronto un doctor salió a decirles que la vida de Iris estaba fuera de peligro, aunque todavía no estaba consciente y probablemente pasaría unos días o semanas más en coma. Para Ethan y Kate, que habían temido perder por completo a su adorada hija, esa noticia fue maravillosa, por más que implicara que su niña lastimosamente tendría que estar algún tiempo en coma, eso era mejor a tener que perderla, así que simple mente se abrazaron y agradecieron a Dios por la oportunidad de seguir teniendo a Iris en sus vidas.Después de unas horas de nerviosa espera, por fin llegó el momento en que las visitas a Iris fueron permitidas. Ethan y Kate estaban ansiosos por ver a su hija, aunque sabían que aún estaba en coma y que era poco probable que despertara pronto. Se dirigieron a su habitación en el hospital, con el corazón lleno de esperanza por casi haber
Había muchas cosas que Kitt no entendía de los últimos días. Los últimos días todo en su casa había sido… raro. Kitt no entendía del todo lo que pasaba, pero todos los adultos y adolescentes de la mansión se portaban raro, como si supiera que algo estaba pasando, y él la verdad que no sabía nada de lo que podría estarlos molestando a todos. Le había querido preguntar a su madre, pero según ella no pasaba nada malo, y aun que Kitt le dijo que no le creía nada y que era obvio que algo pasaba, su madre parecía querer aferrar se a la mentira de que todo estaba bien. Como todavía no se llevaba del todo bien con su padre, aun que era cierto que si se llevaban mucho mejor que antes, luego de que s u madre no le dijera la verdad, Kitt fue a preguntar le a Iris, que le dijo que no estaba segura de qué pasaba, pero sabía que algo pasó entre sus padres e iba a tratar de averiguar por qué y también trataría de solucionar el problema para que todo volviera a la normalidad en su familia.
Todos esos días en los que Ethan estuvo tomando distancia de Kate y sin ir a terapia, no fue por que estuviera sin decir nada ahogando se en su miseria, no, él estuvo averiguando muchas cosas. Contrató varios detectives para averiguar ciertas cosas puntuales, y él mismo se puso a indagar entre las personas que fueron más cercanas a Kate en los años en los que estuvieron sin verse cada uno por su lado criando a sus hijos. Sabía que la doctora Mirian, por más que era la más cercana a Kate, no sentía mucho agrado por él, así que solo le quedaba su esposo, el doctor Ryan Quincy que un par de veces había demostrado empatía hacia él por perder se años de vida de su hijo, así que le pidió conversar sin que se lo dijera a nadie, ni si quiera a su esposa, por que quería hablar con él a solas de hombre a hombre. Por suerte, el Dr. Quincy aceptó a charlar en esa ocasión, por lo que hace más o menos hace una semana lograron reunir se a solas a pesar de sus apretadas agendas siendo Ethan un
Fue realmente difícil para Ethan tener que lidiar con el hecho de que debía llamar a ese maldito hombre al que tanto odiaba… pero se prometió no acobardarse y finalmente tomó aire y marcó el número. El tono marcó una, dos, tres y hasta cuatro veces hasta que finalmente le contestaron.—Vaya, vaya… —La voz risueña y burlona de ese miserable David Hans Vogelsberg lo hizo tener nauseas solo con escucharlo—. Pero si es Ethan Di Castro. Que reconociera el número sin que ni siquiera hablara lo sorprendió un poco. —Vogelsberg. ¿Cómo sabías que este es mi número? —Sé mucho sobre ti, para ser honesto, te tengo bien vigilado por si algún día vuelves a lastimar a Kate, para saber dónde puedo mandar unos matones a darte una paliza. Ethan frunció el ceño profundamente. —Tú fuiste el que más daño le hizo a ella y a nuestra familia, miserable hijo de… —Sí, sí, sí, lo que digas, no me interesa escuchar reclamos de alguien que no escuchó a su esposa embarazada y la dejó pasando hambre, dime
—No vine aquí a pelear contigo, David Hans Vogelsberg. Solo quiero hablar. Solo eso. David lo miro desconfiado, pero final mente encogió los hombros, como si ni si quiera le importa en lo más mínimo, y fue a sentarse a su escritorio, invitando lo a que se sentara también en la silla frente a este.Ethan volvió a suspirar antes de marchar a sentar se frente al hombre que más odiaba en el mundo, dispuesto a comenzar de una buena vez la que tenía pinta de ser la conversación más difícil de toda su vida, pero muy necesaria para seguir adelante.No obstante, ya no había marcha atrás. Iba a hacer esto, iba a tener una conversación con el mismo demonio en la Tierra y lo iba a soportar, por el bien de su familia, de su ex mujer que era, es y siempre sería la mujer de su vida, de su pobre hija Iris que estaba en coma ahora mismo, de su hijo Kitt que lucho toda su vida con una enfermedad, y de su bebé que estaba viniendo en camino ahora mismo.Por más que este era el último lugar en la tierra
Pasaron dos semanas e Iris permaneció en coma, lastimosamente para toda su familia, amigos y gente que la quería. Kitt la visitaba constantemente, muchas veces acompañado de Kelly, con la que tenía mucho tema de conversación últimamente ya que ahora ambos sabían lo que se sentía que una hermana mayor o un hermano mayor se te apareciera de la nada y cambiara tu vida. —Yo muchas veces dije que quería un hermano —le comentó Kelly con un puchero mientras peinaba el largo cabello pelirrojo de Iris—, pero ahora que lo tengo es muy raro… Dios, en verdad muy, muy raro. Pero él es agradable, ¿sabes? Toca música y canta bonito, pero es que… tiene una historia complicada, ya que su mamá fue muy mentirosa con mucha gente. —Sí que es complicada, ya me la has contado tres veces y sigo sin entenderla… —murmuró Kitt ya un poco aburrido del tema, pero admitía que se sentía identificado y en parte era agradable que su mejor amiga ya supiera mejor cómo se había sentido él. —Ay, ni que fuera tan co
Los meses pasaron, Iris cumplió diecisiete y Kitt cumplió nueve. Iris se recuperó por completo y se la veía muy feliz con Erick como su novio (aun que Ethan no estaba nada feliz al respecto) mientras que Kitt se convirtió en el nuevo capitán de su equipo y estaba demasiado feliz ya que ahora se tomaba mucho más en serio sus protocolos y rutinas para mantener se higiénico y con todas las vitaminas y demás cosas que le compraba su padre ya parecía enfermar se a un ritmo cada vez menos y menos frecuente. Ethan y Kate habían decidido volver a casarse después de que naciera su bebé, pero mientras tanto igual parecían vivir en una perpetua luna de miel que siempre los instaba a jugar como si fueran adolescentes enamorados, y es que ellos se sentían así, como si el tiempo no hubiera pasado para sus corazones enamorados. Un día, mientras Kate estaba en el cuarto de aguas termales que Ethan había mandado a hacer con el propósito de ayudarla a superar su estrés, él la sorprendió de pronto