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—¿Qué hiciste, Cordelia? ¡¿Te casaste con otro?! Cory le miraba con rabia, él se acercó, ella fue a él, abofeteó su rostro con tanta rabia, que la hizo temblar. Bryce la miró incrédulo, ¿Quién era esa mujer? Ya no la dulce y sumisa Cory que tanto lo amo, pudo ver sus ojos brillantes de un odio que él nunca vio en ella. —¡Cory…! —Sí, te reemplacé, me casé con un buen hombre, un hombre en toda la extensión de la palabra, no un pobre cobarde como tú, ahora lárgate, ni yo, ni los Ackerman queremos volver a ver tu repugnante y falsa cara nunca más. Bryce tocó su mejilla, había rabia en su rostro rojo. —¡¿Quién te crees que eres?! —exclamó levantando la mano, quería golpearla Cory cerró los ojos, no era la primera vez que la amenazaba con pegarle, Niall se puso frente a ella. —¡No la toques o juro que es lo último que harás! Te mataré, Bryce. Aléjate de mi mujer, ya te lo ordenó, no eres nadie en nuestras vidas, desaparécete. —¡¿Qué yo no soy nadie?! Orson se acercó asustado, Corne
Lugh sintió que estaba en el paraíso, sus miedos se disipaban, volvía a vivir, ella era su centro de paz. Quería besarla tanto hasta que su sabor se impregnara por siempre en sus labios. La recostó en el suelo alfombrado, siguió besándola. —Te amo —murmuró al romper el beso, acarició su rostro. Las pestañas de Marbella temblaban como alas de mariposa, mientras lo miraba con dulzura. Lugh supo que siempre era ella, no había ninguna otra mujer en su corazón. —Lugh, debo ir por tu ropa —dijo ella nerviosa, logró escapar. —No necesito ropa. Marbella le miró incrédula, luego ambos se echaron a reír. —Quiero decir, puedo estar con esta bata, no quiero que te vayas. Ella negó. —No me tardaré. Lugh tocó sus labios, sonrió. «Aún me ama, hay una posibilidad de recuperar su amor», pensó con emoción. Marbella fue a la lavandería, cerró la puerta, se recargó contra la puerta, su corazón latía con gran fuerza. «Aún lo amo, aun mi corazón late por él, pero ¿podré estar a su lado a pesar
«Ese es el problema del amor cuando no eres amado», pensó Bryce —¡Yo te amo, Marbella! Sé que tú me amarías, pero este infeliz, traidor está enloqueciendo tu mente, ¿olvidaste lo que te hizo en el pasado? Cuando te acusaron, él no creyó en ti, ¡yo creí en ti, Marbella! ¿Es así como me pagas? —exclamó Bryce Marbella tenía ojos llorosos. —Vete ya, Bryce. —¡Lárgate! —bramó Lugh Los guardias se acercaron, al final Bryce se fue, lanzó una última mirada severa contra Marbella, luego encendió el auto, se fue de ahí. Manejó a toda prisa, como si quisiera arrancar el volante y los pedales. Todo lo que podía pensar era en Marbella y esas palabras «Yo no te amo a ti» Detuvo el auto a medio camino. —¡Pues debes amarme! ¡Debes amarme! No es justo que todo tu amor lo tenga Lugh, cuando es un miserable que te engañó, él no merece tu amor, no sé de qué forma lo haré, pero te aseguro, Marbella, serás solo mía —sentenció, luego encendió el auto y siguió el camino. Marbella y Lugh fueron a la
Marbella hizo que Lugh se acostara a regañadientes, trajo paños húmedos, la frente de Lugh estaba perlada en sudor, tenía mucha fiebre, ella intentó bajarla. No le gustó verlo así, enfermo, tenía miedo por él, solo quería verlo sano. Acarició su mejilla. —Marbella… Mar… —susurraba, ella tomó su mano. —Duerme, cariño, todo está bien. La boda terminó, solo en ese momento Cory sintió el golpe de la verdad, se había casado con un hombre que no amaba, ahora le tocaba enfrentar su cruda realidad. La abuela se acercó a ella, al ver esos ojos temerosos. —Cory, ¿Estás bien? Cory asintió con rapidez. —Muy bien, abuela, no te angusties, ha sido una hermosa boda, no tengo más que decir que gracias, tú me cuidaste desde que quedé huérfana, has pagado mi boda, me has dado tanto, soy lo que soy por ti. Delia acunó su rostro, la miró con tristeza. —Todo lo que he querido es que seas feliz, Cory, tú y Marbella, como la madre de Lugh y Amelie, han sido las hijas que no tuve. Cory la abrazó.
Todos se quedaron perplejos. —¡Mi mamita ya despertó de su sueño! —gritó Celestia. Lugh tenía ojos enormes, algo golpeaba su mente, la idea de que Vanessa Saint era culpable, y debía pagar por su crimen. —¿Cuándo despertó? —Recién lo ha hecho, el doctor la está revisando, y yo quise venir a buscarte, debes estar ahí. —¡Papito, llévame con mi mami Vanessa! ¡Quiero verla! Marbella hundió la mirada, su mano se volvió un puño rabioso. «Vanessa, te había olvidado, pero al fin despertaste, para pagar por todo el año que me hiciste», pensó Lugh se puso de pie, su mirada se cruzó con la de Marbella. —¿Vendrás a ver a la madre de tu hija, Lugh? Celestia, debemos ir con mamita. —¡Sí! —Celestia estuvo a punto de ir con su abuela, pero Lugh tomó su mano. —Vamos, hija, iremos a ver a tu madre. Lugh fue con la niña, hubo un gran silencio, nadie dijo nada, vieron al hombre salir de ahí. Marbella llevó a los niños al jardín, estaba con Chloe. —¿Estás bien, Mar? Marbella asintió con lent
Los ojos de Bryce se volvieron pequeños, escudriñó a la mujer muy bien, tratando de indagar sobre si mentía o no. «Sé cómo es la sucia Vanessa Saint, una gran serpiente, capaz de lo que sea con tal de salvarse a sí misma», pensó Se acercó a ella, la mujer le miraba intrigada, asustada al mismo tiempo. —¡¿Quién eres?! ¿Qué quieres de mí? —¿No me recuerdas, querida? ¿De verdad? ¿O solo finges usando tu descaro? Siempre solías hacerlo. La mujer negó. —¡No recuerdo quién eres! ¿De verdad te conozco? ¡Por favor, déjame en paz! ¿Qué no ves que estoy enferma? —¡Mientes, m*****a perra! —el hombre la tomó del cuello, los ojos de Vanessa se volvieron tan grandes, casi querían salirse de sus cuencas, quiso gritar, pero no podía respirar, menos hablar, tuvo terror—; solo una cosa, si tu amnesia, por cierto, bastante oportuna, es una mentira, juro que lo pagarás caro, y si te atreves a decir algo sobre mí en tu crimen, yo te advierto que te mataré, antes, también lastimaré a tu hija y madre,
Bryce intentó volver a llamar, maldijo entre dientes. Su amigo, que siempre fue su cómplice, y conocía sus más letales secretos, le miró. —¿De verdad te arrepentirás de dejar a la pobre Cory plantada en el altar? —De lo único que me arrepiento es de que Marbella haya huido de mí, Cory solo es un puente que me sigue llevando a Marbella, me maldigo por haberlo quemado, necesito volver a Marbella. —¿Y para qué llamas a Cory? —Quiero que ella me acerque a Marbella, sé que Cory es adicta a mí, esa mujer ve por mis ojos, así que haré que devuelva a Marbella a mis brazos —sentenció. —¿Y la tal Vanessa, no nos pondrá en riesgo? —Más le vale a Vanessa quedarse callada, si en algo valora la vida. Hospital. Lugh llevaba a Celestia de la mano, encontraron a Pina en el pasillo, los ojos de la mujer los miraron con un tormento. —¿Pasa algo? —Creo que… —¡Quiero ver a mi mamita, por favor, abuelita! —suplicó la niña con ojos casi llorosos. Pina asintió, Lugh llevó a la pequeña hasta la ha
Vanessa miraba a Marbella con ojos horrorizados. —¡¿Qué hice para recibir tanto odio?! No sé quién eres, mujer, ¡soy inocente! Yo no haría daño a nadie. Pina se acercó a su hija y la abrazó. —¡Marbella, tienes el corazón de piedra para atacar a una mujer amnésica! Marbella rodó los ojos con fastidio. —Pero, además de que tengo el corazón de piedra, su hija es una falsa, no tienes amnesia, Vanessa, puedes engañar a este par de idiotas, pero a mí no, yo te conozco, ¿piensas que de nuevo saldrás bien librada de tu crimen? Adivina que, te dejé librarte hace cinco años, pero nunca más, es hora de que pagues por lo que hiciste. Marbella dio la media vuelta, salió de ahí. Lugh fue tras ella, cuando escuchó esa voz. —¡Lugh no me dejes sola! Dicen que tú eres el padre de mi hija, al menos por la pequeña quédate a mi lado —suplicó Lugh ni siquiera miró sus ojos, salió de ahí, fue tras Marbella. Vanessa sollozó. —Madre —dijo tomando las manos de la mujer—; llama a un abogado. Pina asi