Pierre enciende su auto, el rugido de este silencia la voz que sale del radio, por lo que, el hombre debe apartarse para poder escuchar bien. Pierre avanza y yo siento que estoy por romper el cuero del auto, por la fuerza con la que presiono mis uñas en el asiento.
— Estamos bien, tranquila. — dice Pierre.Pero, ni siquiera cuando salgo del edificio, me siento a salvo, Ryan no es alguien que se puede subestimar, por eso, me quedo en silencio revisando los espejos retrovisores, para confirmar que todo está bien.Mi corazón, lentamente vuelve a sus latidos regulares y yo suspiro aliviada quitándome la gorra que me resultaba muy molesta, como toda la ropa que llevo puesta.— ¿Qué pasa con la Day que podía con todos? — pregunta Pierre en tono burlón.— Ryan Volkova no es un hombre que no se puede subestimar. — susurro y de inmediato, el auto de Pierre se detiene abruptameJusto cuando creí que lo peor había sido ser tratada como una enferma mental, o tener que actuar como una ladrona que debe salir de un lugar escondiéndose, o que mi aliado fuera un admirador molesto de mi ahora esposo, llega esto.Cuando creo que ya he salido de una molestia, la vida se burla de mí y me demuestra que puede ser más desgraciada. Porque solo esa palabra puede resumir como me siento: desgraciada.— ¿Qué haces aquí? — pregunto retrocediendo.— ¿Dónde crees que debería estar?— En el h…— Hotel, como tú, ¿no es así?— ¿Acaso me has instalado un chip de rastreo para saber dónde estoy siempre? — pregunto con molestia.— Te tuve en la mira durante varios años, Day. No creas que cuando te defendí de ese idiota en la discoteca fue coincidencia y si eso no te sucedi
Me he casado con un loco, realmente me he casado con una persona completamente demente que cree que yo soy su vida. Ryan habla como un típico hombre dependiente emocional de su pareja y eso, no es bueno.— Estás loco, Ryan. — susurro intentando alejarme de Ryan, pero, él me lo impide.— Sí, estoy loco. Me gusta estar así, porque en medio de mi locura soy feliz y tú eres la causa de esta felicidad. Me estas sacando de mi infierno y por eso, me aferro a ti.>> Porque si te vas, volveré a ese maldito infierno en el que no quiero estar. Así que, por favor, aunque me equivoque, no te vayas. No me dejes solo, puedes gritarme si lo deseas, pero, no me abandones. — pide Ryan.— Dame un respiro, Ryan. Me estas asfixiando y aunque a ti te parezca cómodo esto, para mí no es así. Por lo que, por favor, respeta mi espacio. — digo apartándolo.Para
Narra RyanMi corazón se detiene al ver como su rostro sangra. Las ganas de golearme son inmensas por provocar esto, pero, estoy ocupado cargándola y revisándola, aunque ella me golpea y llora.— Tranquila, ya pronto van a atenderte.— Por tu culpa, es tu maldita culpa, Ryan. — dice Day y no la culpo por lo que dice.Por estar bromeando se lastimó, así que, es mi culpa. Pensé que ese tipo de juegos le divertía, creí que sería como el día de nuestra boda. Pero, me equivoqué y de una manera desastrosa.— Es mi culpa, lo sé. Pero, intenta calmarte. Alterarte, no va a ayudarnos.— ¡Porque tú no eres el del rostro cortado, puedes hacerlo, animal! — grita ello.Intento abrazarla, he tonado que eso la calma, pero, ella me empuja con brusquedad, al punto que se lastima las heridas y eso hace que ella grite y finalmente, se de
Horas despuésAunque no me he calmado, soy consciente que no puedo dejar sola a mi esposa en un lugar desconocido, cuando yo hice que viniera aquí. Por lo que, siguiendo las recomendaciones de Sashel, me quedo con ella esperando que despierte.Los doctores ya le han hecho exámenes para ver si las heridas son más profundas de lo que se ven o si sufrió alguna afectación, por fortuna, todo está dentro de lo normal y es por eso, que estamos esperando que llegue a quien he enviado para que atienda a Day.— Señor, nosotros somos excelentes médicos, le aseguro que no habrá inconvenientes si le suturamos la herida.— Sé que no habrá problemas, pero, lo que deseo es que no quede marcas y para eso, necesito que venga ese idiota. Solo puedo dejar el rostro de mi esposa en ese idiota. Así que, nadie más puede tocarlo.>> Si por mi culpa ella se ha la
Narra DayDespierto lentamente, por el dolor que hay en mi rostro. Con quejidos, despierto y de inmediato, las imágenes de lo que sucedió, hacen que recuerde porque me duele, por lo que, me levanto sintiendo como algo tira de mis heridas.— Dios… — susurro con dolor.— Oh, que bueno que has despertado, querida. — dice Ryan, abriendo sus ojos rojos y levantándose de la silla donde parece que ha dormido.— ¡Aléjate de mí! — grito enojada.Al abrir mi boca para gritar, la herida en mi mejilla duele y por ello, me quejo, acercando mi mano a la herida en mi mejilla, que se siente dura.— ¡Te han dado unas puntadas! Pero, antes que grites, he traído al mejor cirujano de Corea del Sur. Es alguien muy competente, por lo que, no te dejará marcas. Ryu es uno de los cirujanos plásticos más increíbles de la actualidad, por lo que, si no
Días despuésLos días en París pasan en el hospital donde no me dejan salir, aunque he escuchado muchas veces que ya no hay más que hacer conmigo. Pero, por fortuna, el gran día de mi alta llega y por eso, mi enfermera prepara todo para marcharnos, mientras Pierre aparece implorando hablar conmigo.— Vete, Pierre. — digo con seriedad.— Entonces he avanzado, después de todo, al menos ahora dices que me vaya. — dice Pierre y yo me quedo en silencio.Ya me han retirado los puntos, por lo que, no siento mi piel ser atada por algo muy rústico. Pero, la herida sigue exigiendo cuidado y por ello, debo evitar lastimarme. Por lo que, no había recibido a Pierre durante estos días hospitalizada aunque venia todos los días.— Parece que es muy importante para el joven. — dice la enfermera francesa en su perfecto acento de una vereda lejos de Paris.&mda
No entiendo que es lo que quiere decirme, pero, la curiosidad me impide marcharme. Las palabras de Sashel, son extrañas y es eso, lo que despierta mi curiosidad, al punto de enfrentarme al hombre que no conozco.— Si vas a advertirme de algo, dime todo lo que sabes. Si voy a entrar o salir de su mundo como llamas, debes darme información.— No puedo hacerlo, Day. Eso es algo que mi primo debe contarte, pero, no puede mostrar su dolor… lo que lo hace humano a una mujer que lo desprecia. — dice Sashel y yo me quedo en silencio.No puedo mentir descaradamente al punto que diga que es alguien que no desprecio, porque incluso eso ha aparecido en mi mente por haberme casado de esta forma con él. Pero, quiero saber que quiere decir ese hombre sobre Ryan.— No puedo decirte que no estoy interesada en saber lo que me has dicho. Si hay algo que me caracteriza, es ser curiosa, pero, también comprendo que hay l&iacut
Sin darle mucha importancia a Ryan, subo al auto que me lleva a donde se lo pido, sin teléfono, ni esposo, imploro que esta vez sí disfrute de estas vacaciones sin que haya alguna novedad.‘Parece que Ryan me ha dado mala suerte, porque desde que me casé, si no pasa una cosa, pasa otra. que molesto.’ me digo mentalmente.— Todo pasará — susurro al recordar lo que me ha dicho Sashel.Con mis heridas cubiertas, veo las calles de París con aburrimiento. Porque, con tantas cosas que he vivido últimamente, un lugar conocido no es lo que necesito para relajarme.— Necesito explorar algo.— ¿Disculpe? ¿Ha dicho algo, señora Volkova? — pregunta el conductor.— ¿Es posible usar un helicóptero o algo que nos lleve lejos de París? Quiero explorar algo, no quiero estar en lo conocido.— Ya mismo organizaremos eso. &mda