Annie y Willy también llegaron a la casa, se quedaron en la sala con Elena y su hermana.
—¿Y Rodrigo en dónde está? —Preguntó Annie.
—En la biblioteca. —Contestó Elena entre sollozos.
—Voy a verlo.
Annie llegó a la biblioteca, Braulio se fue con los demás.
—Lo siento Rodrigo. —Ella se acercó y se recostó sobre él a un lado. —Con la voz desalentada Rodrigo le dijo:
—Estoy desesperado Annie, ¿Cómo se pudo salir de la casa?
—Sí, es extraño, como si alguien lo hubiera ayudado. —Ella lo dijo de forma insinuante.
—Salió a buscar a Scarlet, pensando que ella es su madre… nunca debí traerla a esta casa.
—No debes culparte, lo hiciste para hacer feliz a Jr. fue ella la que provocó todo esto al marcharse sin detenerse a pen
Rodrigo regresó a la casa, Elena apenas lo vio llegar caminó a prisa hacia él.—¿Alguna noticia del niño?—No tía, pero hay testigos en varias casas que vieron al niño por aquí cerca del complejo, preguntó por su mamá a un portero y a otras personas.—¿Pero a ellos no les extrañó verlo solo siendo tan pequeño?—Pensaron que era hijo de algún trabajador que estaba cerca. —Israel había llegado poco antes que Rodrigo, se acercó y lo abrazó:—Siento mucho por lo que estás pasando primo.—Es horrible esta zozobra, no saber en dónde está o qué le habrá sucedido.
En el hospital solo dejaron ingresar a Rodrigo con un policía. Jr. se había quedado dormido después que el médico y las enfermeras lograron bajarle la fiebre.Él suspiró en silencio al ver a su pequeño en la cama; el alma le volvió al cuerpo. Se acercó al niño y le pasó la mano por la frente, después le dio un beso cargado de ternura, se quedó mirándolo y pensó:"Hijito, tenía tanto miedo de que algo malo te hubiera pasado, pero ya estás aquí de nuevo".Jr. fue trasladado a la clínica infantil donde siempre había sido atendido. Cuando lo ubicaron en su habitación, Elena y Braulio entraron a verlo, ella lloró al verlo, con el ruido de sus sollozos, Jr. se despertó, abrió lentamente los ojos y miró a sus abuelos, con una voz cansada dijo:—Tía ¿por qué est&aa
Viéndolo todo perdido y sintiendo que ya no tenía nada más por hacer en ese lugar, Scarlet decidió empacar las pocas cosas que tenía. Quiso desconectarse de una vez por todas de Rodrigo; comenzó llamando a la compañía telefónica, pidió el corte de la línea de su celular. Rosario escuchó y le dijo:—¿Por qué hizo eso señorita? —Scarlet con desánimo y decepción le dijo:—No lo sé, es una forma de irme desprendiendo de Rodrigo Salvatierra, no quiero tener su número, ni que él tenga el mío. Tampoco quiero que tenga conocimiento de donde estoy. Ahora mismo quiero que empaquemos todas mis cosas, me voy a cambiar de hotel.—¿Él es el hombre del que usted está enamorada? —Scarlet se quedó reflexionando por un momento antes de responder, después volteó a m
—Piensas igual que tu tía Elena. No sé por qué, pero me da la impresión que estás más molesto de lo debido con tu niñera ¿acaso tienes un amorío con esa muchacha?—No, ¿Por qué lo preguntas?—Porque actúas como un hombre despechado, estás demasiado enojado con ella, y debes cambiar de actitud hacia tu empleada.—Mi hijo escapó por su culpa.—Y ella se escapó por culpa tuya y de Rolando. —Rodrigo exhaló con fuerza por la nariz.—¿Entonces piensas que debería llevarla de nuevo a la casa?—¿Por qué o para qué decidiste contratarla? —Rodrigo agachó su cabeza y reflexionó. Volvió en sí, olvidando por un momento en su enojo con Scarlet.—La contraté para que estuviera con Jr. los meses que el quedan...
Rodrigo volvió a la habitación de Jr. Annie se fue a la oficina, Elena y Raiza salieron a almorzar juntas.Rodrigo se hizo cargo del niño y lo acomodó para que durmiera una siesta, Jr. no tardó en dormirse. Rodrigo también estaba muy cansado, entonces se quitó la chaqueta, después sacó de ella el celular que lo tenía en un bolsillo y lo dejó sobre la cómoda que estaba al lado de la cama. Luego se recostó en el mueble del acompañante.Sentía mucho cansancio, pues tenía dos días sin dormir. Se acostó boca arriba y se puso el lado externo de su mano derecha sobre la frente, después cerró los ojos. Allí en silencio y sin ningún tipo de distracción le vinieron pensamientos acerca de Scarlet."Scarlet, mi hijo te llama pensando que eres su madre; y mi corazón también te llama como si el tuy
Rodrigo estaba en el baño cuando el celular sonó, Jr. miró hacia la cómoda, como un niño travieso que era estiró la mano, tomó el teléfono y lo contestó: —Aló. —Scarlet oyó la vocecita del niño y abrió grandes sus ojos mientras sonrió con alegría. —Jr. —¿Mamá? —Sí, ¿Éstas bien? —Sí, estoy en la clínica con papá. ¿Por qué te fuiste? —Es que no puedo quedarme. —¿No vas a regresar? —No puedo. —¿Ya no me quieres? —Si te quiero, pero estas muy pequeño y no puedo decirte por qué me voy, pero te juro que te amo, no pienses que no te quiero. Portante bien y no preguntes por mí porque tu papá se pone triste. —¿Se van a divorciar? —No. —Pero te vas, lo papás de mis amigos se van cuando se van a divorciar. —Jr. hay cosas que tu papá te va a explicar cuando crezcas, pero quiero que sepas que aunque yo no esté en la casa siempre voy a recordarte. —Rodrigo salió de baño y vio a Jr. con
Israel fue a la clínica con su madre a visitar a Jr. luego salió con Rodrigo que le pidió que lo acompañara a buscar a un técnico que reparara su celular.Cuando bajaron del ascensor en el estacionamiento, Rodrigo tomó el celular y le quitó la tapa, después le sacó el chip y tiró el teléfono al bote de basura. Israel anonadado le dijo:—¿No ibas a mandarlo a reparar? —Rodrigo con el rostro serio agregó:—No, eso lo dije delante de papá, es que hoy Scarlet llamó para hablar con Jr. papá pretende que repare el teléfono para ver el número de donde ella marcó. Está pensando en hacer que regrese a la casa.—Me parece que tío está haciendo bien, no veo
Israel le dijo:—En realidad solo Scarlet sabe lo que está pensando. Yo solo te estoy poniendo los puntos sobre las ies. Sabes Rodrigo, me parece que debes ir poniendo cada cosa en su lugar, porque Jr. seguirá preguntando por ella; debes intentar buscarla y traerla de nuevo, se supone que para eso la contrataste, para que Jr. fuera un niño feliz.—No quiero que ella entre de nuevo a mi casa, no deseo ni verla.—¿A qué le temes? Creo que debes verla como a cualquiera de tus empleadas. ¿Recuerdas cuando salías con tu asistente y que luego terminaron? Pudiste seguir trabajando con ella sin ningún problema.—Lo de Mariela es totalmente distinto.—Por tu hijo debes intentar que sea lo mismo.—Es que no sé lo que sucedería si la tengo cerca, si la veo todos los días en mi casa. ¿Cómo voy a sentirme en las noches sabiendo q