La noche siguiente Liam despertó con un fuerte ruido que sintió pero no sabía de qué se trataba, y se estuvo sentado en la cama esperando por un momento, luego se levantó y salió de la habitación y ver que había sido, pero todo estaba en silencio; entonces decidió recorrer el pasillo y encontró a Mariem tirada en el suelo casi inconsciente, ella delirando recitaba oraciones al dios del caos en lengua sagrada. A Liam le pareció extraño que ella conociera de dicha lengua, entonces la llevó cargada a su habitación y llamó a sus tíos, Mariem estaba encendida en fiebre y temblaba mientras deliraba, entonces llamaron al médico que llegó casi de inmediato y logró la temperatura.
Al otro día ella estaba convaleciente en su cama y aún tenía fiebre pero estaba controlada. Entonces Liam fue a verla y en sus ojos ella pudo notar que él estaba p
Los días siguientes Mariem estaba incómoda con los guardaespaldas que Liam aún no le había cambiado, entonces como se la estaban llevando mejor, ella fue a la oficina a pedirle que les devolviera de nuevo a sus antiguos cuidadores. —Quiero que vuelvan ellos. —El tocándole su cabello le dijo: —Nena eso no está en mis manos, eso lo decide el coordinador de seguridad de la familia, él sabe cómo hace su trabajo. —Quiero que traigas a ese coordinador, creí que el Patriarca era el que daba las órdenes no él. —Si las doy, pero debo respetar el trabajo de cada quien, el de seguridad no es el mío. Por su puesto que él podía cambiar a aquellos hombres, pero en el fondo no quería que Carl se acercara a Mariem sin que él estuviera a
Liam debía viajar con Jostin y Wiliam a New York durante tres días por asuntos de negocios, la noche anterior al viaje él invitó a Mariem a cine, y cuando salieron fueron a caminar un poco, y Mariem notó que Liam estaba diferente y parecía que quería decirle algo, pero no se atrevía: —¿Qué sucede? —Le dijo ella. —¿Por qué lo preguntas? —Es que te veo pensativo. —No lo sé, ando con muchas cosas en la cabeza. —Sí, debe ser el viaje. —Si tendré tres días largos de reuniones en New York... me vas a hacer mucha falta. —¿En serio? —Le dijo ella con una tierna mirada. —Sí, ¿Para qué te mentiría? a ti siempre te he dicho la verdad, esa es otra cosa que me gusta de ti, que sab
Ella se terminó de alistar y se fue a encontrarse con él, e iba preciosa, cuando y lo vio su corazón se aceleró y sitió mariposas revoloteando en su estómago, Carl se veía más guapo y elegante que en Brasil, sus ojos color ámbar enloquecían a Mariem y su voz apacible y noble le daban seguridad. Él educadamente la saludó con un beso en la mejilla, pero sus ojos no lo dejaban disimular lo encantado que estaba cuando la vio, y fueron a comer y cuando hubo ocasión él le pidió perdón por todo lo que había sucedido y se reconciliaron, después decidieron ir a beber una copa juntos en un fino bar, y él sólo la miraba y le decía lo hermosa que era: —No he podido sacar de mi mente tu lindo rostro, eres única. Ella sonreía y él continuó: —Tienes unos lindos ojos verdes, y la forma como me miran me hacen soñar. —Y mis ojos están deleitados viendo a un hombre muy guapo. —¿Te parezco guapo? —Sabes que lo e
Ella se pegó en sus labios y él accedió a su pedido, y se dieron un largo beso apasionado, pero a Liam le pasaba por la mente mil pensamientos que le provocaban celos imaginándose que ella había estado en los brazos de otro hombre. Mariem con talante seductora se soltó el cabello luego desabrochó su blusa y se bajó el cierre del pantalón, después le desabrochó a él la camisa y comenzó a besarle los pectorales y tocaba sus partes íntimas para provocarlo y Liam se dejó llevar vencido por el deseo y deseaba tomarla entre sus brazos y tirarla en la cama y dominarla y sentirse su único dueño, pensaba que así apaciguaría los celos que lo estaban matando por dentro, pero el brazo vendado se lo impedía; entonces comenzó a irritarse de nuevo y en un mal tono de voz le dijo: —Basta, ya déjame. Mariem lo miró desconcertada. —¿Te lastimé el brazo? —No. —Lo dijo de mala manera—, solo quiero que te vayas. —¿Por qu
Liam se quedó dando vueltas en la habitación enojado y los celos le hacían pasar mil imágenes por su mente viéndola a ella en los brazos de otro hombre regalándole su sonrisa y seduciéndolo con su belleza. Para calmarse se fue a la sala de estar donde estaban varios de los chicos jugando con la consola de videojuegos, y se estuvo allí por un rato; pero continuaba en el mismo estado de ánimo, entonces volvió a la habitación y encendió el tv y no hacía otra cosa que cambiar los canales hasta que aburrido lo apagó y tiró de mala gana el control remoto en la cama y suspiró como si intentará liberar el peso que lo acongojaba. Él se quedó allí inmóvil y así permaneció por algunos minutos; de pronto su mirada cambió, y puso una expresión como si una gran idea habría invadido su cabeza, entonces se levantó y se dirigió a su guardarropa y sacó un traje y buscó un par de zapatos, y se miró en el espejo y estaba decidido a tomar el control de la situación que vivía en ese momento
Pero a pesar que era ya de madrugada ella no tenía sueño, su conversa con Liam la había alterado, entonces sacó su diario y se puso a escribir. Ella aún estaba en ello cuando de pronto sonó el timbre de notificaciones del celular, y lo revisó, se trataba de un mensaje de Carl: -Sé que estás dormida, pero cuando leas este mensaje sabrás que pienso en ti todo el tiempo mi reina. Mariem sonrió, y le respondió el mensaje: -Estoy despierta igual que tú. -Pensé que estabas en el país de los sueños. -No podía dormir, me puse a leer... Sería lindo si estuviéramos juntos. -Sí, si estuviéramos juntos yo no estaría aquí en vela, estaría nadando en tu cuerpo explorando cada rincón de tu piel. -Me encantaría sentirte. -Po
—¡Huy pero que cara traes. Dijo Katherine cuando Liam llegó a su apartamento. —Ven sentémonos. ¿Qué sucedió con tu esposa? —¿Por qué supones que sucede algo con mi esposa? —Mi amorcito porque eres un hombre casado y todo hombre casado tiene problemas con la esposa. Liam guardó silencio, pero su cara lo decía todo. —Deberías desahogarte conmigo. Ella le pasaba sus manos por el pecho. —No quiero hablar de Mariem. —Está bien dejaré que se te pase el enojo. Entonces ¿qué quieres hacer? se ve que pasaste muy mala noche y ya está que amanece, no sé si te quieras acostar a dormir un rato. —Hoy debo ir con algunos socios a practicar tiro con arco, claro tengo el brazo j
Arturo y Liam emprendieron su viaje a Oxford y de inmediato comenzaron a pasar juntos el tiempo. Ellos llegaron al atardecer a una casa campestre en Baja-Engadina. En la noche comenzó a caer la temperatura y entre los dos encendieron la chimenea, y Arturo preparó para la cena una rica pasta italiana. —Papá no sabía que sabías cocinar —Aprendí en la universidad, mi primo Carlos me enseñó, ya sabes, su padre es italiano, y hace unos platos deliciosos. Aunque también se preparar comida francesa, mañana te prepararé un sándwich monte cristo. —La pasta está deliciosa papá, gracias. Después de la cena ellos jugaron damas y se fueron a dormir. Al día siguiente fueron al hermoso pueblo de compras. —¿Te gusta este lugar? —Sí papá. —Ros