Meses después…
El labio inferior de Björn tembló cuando desvió la mirada, no quería mostrarse así la primera vez que ella lo veía, tomó aire y lo soltó lentamente para poder tranquilizar a su corazón agitado, giró su rostro y se encontraron cara a cara, era hermosa, tenía sus ojos abiertos, lo miró fijamente sin saber quién era.
—Hola, sé qué es la primera vez que nos vemos y por educación voy a presentarme, así que si me ves que estoy a punto de derrumbarme, ignóralo por favor. —Björn tomó aire y lo soltó lentamente. —Soy Björn, sé qué la barba está de más y puede ser que no esté presentable, pero haz la excepción por favor, es que a mi esposa le encanta…—se aclaró la garganta. —no es un fetiche y nada de eso, solo le gusta, no quiero que pienses mal, o que te pase por la cabeza que somos unos pervertidos…—Björn suspiró, se sentía un tonto por todo lo que había dicho. —Bueno, soy de Alemania y aunque a mi esposa piense que ha
Seis años después…—Me gusta el color rojo vino, pero el azul turquesa se ve mejor en ti, —Björn torció sus labios mirando lo que tenía en sus manos, desvió su mirada hacia ella que estaba frente a él. — ¿Cuál eliges? —la pequeña Elizabeth estiró su mano y tomó el listón color vino, —Tenías que ser mi hija, —sonrió orgulloso por la decisión de la pequeña, con cuidado recogió su cabello y luego pasó el listón para hacer el nudo en la nuca, momento después, acomodó su cabello ondulado y castaño claro, sus ojos azules lo miraron, las largas pestañas se agitaron por un momento, Björn retrocedió para mirar si había hecho un buen trabajo. Se cruzó de brazos y esperó a que la pequeña dijera algo cua
Amelia tenía el corazón agitado por el temor de no poder lograr ayudar a Ava en el parto, Sarah no tenía al igual que ella la experiencia de partera, pero había escuchado en ocasiones a las amigas de su pueblo, así que ella se quedó a su lado, mientras los hombres esperaban afuera de la habitación, a excepción de Björn que insistió en quedarse a lado de Ava, sosteniendo su mano.—Ahora, tienes que pujar, —dijo Amelia entre las piernas de Ava, esta estaba intentando hacer los ejercicios de respiración pero el dolor fue insoportable por momentos que pensó que se desmayaría.—Ya han llamado al doctor, Björn—anunció el padre de Ava, Björn le agradeció mientras sostenía la mano de su esposa.—Tienes que pujar, —pidió la madre de ella, — ¡Ahora! —Ava asintió y tomó más
Alice y Oscar habían tomado un vuelo a Hawái donde disfrutarían su luna de miel e intentarían buscar a su primer hijo. Amelia, Sarah, Arnold y unos amigos cercanos, se habían sentado en una de las mesas de la boda, ya muchos invitados se habían marchado y en sí, quedaban solo la familia. Frank había llevado a su primera novia y la había presentado a la familia, era una chica hermosa de origen coreana, se habían conocido en la empresa donde ambos trabajaban en New York y al parecer, la relación iba en serio. Ava tenía a Elizabeth en brazos, con su hermoso vestido, había sido una de las que arrojó pétalos de rosas mientras venía Alice al altar. Todo el rato bien portada pero en la fiesta, había corrido con un par de niños y había quedado cansada, mientras los gemelos, Björn y Nico –este último en honor a Nicoletta-estaban plácidamente dormidos en sus cunas. Björn tenía brazo recargado en la orilla de la silla de Ava y ella lo siguió mirando disimuladamente. —A
Años atrás…El niño Björn bajó las escaleras hasta quedar sentado a medio camino junto a sus dos hermanos, siguió la mirada de ellos y entonces descubrió que se avecinaba una guerra.―Tienes que entender que no siempre se harán las cosas a tu manera, Anton. ―Anton lanzó una copa vacía contra la pared de la chimenea y esta se hizo añicos, Amelia se encogió de hombros a tal arrebato.― ¡Yo soy el del dinero en esta familia, así que tienes que acatar mis órdenes, te guste o no, eres mi esposa!―Es navidad, no voy a pelear contigo, los niños podrían escucharnos. ―Anton y Amelia estaban ajenos a la presencia de los tres hijos que estaban atentos a la escena. Oscar tomó la mano de Björn y le susurró.―Solo están platicando, no te asustes.―Cállense, nos van a descubrir. ―Bruno
―Si no hay nada que hablar, necesito irme. ―Amelia se giró hacia a él, volvió a arquear su ceja y presionó sus labios con dureza.―Bien. ¿Tienes en que regresar? ―sonó seria, algo que a Björn le extrañó.― ¿Desde cuándo te preocupas? ―Björn se puso de pie de manera elegante, se ajustó la tela de la muñeca.―No empieces. Sabes perfectamente que siempre me he preocupado por ustedes. ―enfatizó Amelia al mismo tiempo que se pasó un dedo por la frente para acomodar el flequillo.―En fin. ―cortó Björn, ― ¿Dónde está ella? ―preguntó ansioso, ya quería irse de ese lugar.―En el jardín, deja pido que la…―Björn la interrumpió.―Yo mismo iré por ella. ―se volvió hacia la puerta pero Amelia lo detuvo del brazo antes de salir, Björn se quedó congelado
Christine caminó de un lado a otro, había investigado que Björn se había llevado a Ava a la ciudad, pero no sabía a qué. Su mente comenzó a armar una escena de ellos dos en una cama, en un cuarto de hotel y haciéndolo como dos amantes salvajes, se imaginó Christine de pie, mirando desde el centro de aquella habitación. Cerró sus ojos con fuerza y se limpió una lágrima que había intentado barrer con su dedo, tenía mucha ira contra Björn, realmente se había enamorado por primera vez y precisamente con él fue a caer a las redes del amor, pero al querer hacerlo más serio, él simplemente la descartó sin darle una oportunidad siquiera de demostrarle que eran sinceros sus sentimientos, y al ver que no lograría nada, había cambiado su táctica desde entonces, si no sería la esposa de Björn Hoffmann, lo sería a c
Sarah miró el reloj de nuevo, su esposo Arnold ya había llegado de la mina y en ese momento estaban cenando.—Ya mujer, deja de mirar ese reloj que me pones más nervioso. —se quejó el hombre, pero esta vez Sarah, lo ignoró. — ¿Qué es lo que pasa?—Frank debía de haber llegado desde hace media hora. —el tono de preocupación de la mujer era evidente. Arnold, dejó la cuchara a un lado del plato y se limpió los labios con la servilleta, luego miró a su esposa.—Frank ya es un hombre, deja de estar detrás de él. Quizás se encontró con el grupo de jóvenes con los que se juntan.—Esos son jóvenes no los conocemos, ¿No crees que podrían ser malas influencias? Frank nunca llega tarde, cariño.—Bueno, si no llega en media hora, yo mismo iré a bus
Ava había salido de la sala de juntas con el nudo en el centro de su estómago, la mirada asesina de parte de Christine le había hecho sentir demasiado incomoda en toda la reunión, algo que claro, Björn era ajeno.— ¿Ya te vas a ir? —escuchó a Björn preguntar desde su escritorio, Ava levantó la mirada.—Sí. Solo terminaré esto y me retiro…— ¿Y qué harás? —preguntó Björn, Ava no tuvo palabras rápidas para responderle en ese momento, solo hizo un movimiento de hombros. —Entonces, ¿Cenamos? —Ava se tensó y él lo notó. —Si no tienes planes o de plano vas a ponerme esa línea divisora entre jefe y empleado.Ava se sorprendió por sus palabras.—Creo que lo mejor de todo es…—detuvo sus palabras cuando Björn se levant&oac