— Mami – Dylan corrió hasta a mi más que feliz, me agache a su altura para recibirlo con los brazos abiertos – Te extrañe ayer – comento
— Y yo a ti mi amor, pero no podía venir
— Si, lo sé – me sonrió - Vino una señora con un traje muy chistoso y estuvo dando vueltas por todas partes – me conto
— Y por eso mismo no me dejaron venir cariño
— Si tía Ana me lo dijo – me dio una sonrisa – pero ahora estoy feliz porque estás aquí y has traído a Ethan – el aludido que hasta ahora se había mantenido el silencio se incluyó a nuestra conversación.
— ¿Cómo estás campeón?
— Bien, gracias por venir a verme.
— Oh, pero no he venido solo a verte.
— ¿De qué
— ¿Qué han comprado para comer? – pregunte mirando la mesa con dos platos a medio terminar.— Pastel de papa y ensalada – me respondió con una sonrisa pilla, por lo que enarque una ceja— ¿Y las papas fritas? – Pregunté extrañada¿No se supone que eso era lo que Dylan quería come— Hemos llegado a un acuerdo – respondió Ethan, pero luego mi hijo agrego.— Ethan ha dicho que si me como todas las verduras, Elena me dará galletas de jengibre – su emoción tenía una razón bastante fuerte – Mama ¿crees que sean como las de la abuela Aida? – arrugo la nariz.— Amor la última vez que la abuela cocino galletas incluso les puso sal en vez de azúcar, así que definitivamente no creo que sean tan malas como las de Aida.— No
Dylan dormía profundamente en el asiento trasero del auto al igual que mi copiloto estrella Chloe, aunque luego de encontrarnos con los paparazi no habíamos vuelto a detenernos, resulto ser que luego de una hora de tranquilo viaje pillamos un atochamiento donde estuvimos casi tres horas pegados, resulto ser que un vehículo quedo en pana en medio de la carretera y el que le seguía no alcanzo a frenar a tiempo chocándolo por detrás, el primer auto perdió el control y se pasó a la otra fila donde se estrelló contra el bandejón central, todo eso provoco que dos de las tres pistas quedaran fuera de uso en otras palabras un cuello de botella de donde acabábamos de salir, para nuestra fortuna solo quedaba una hora de camino si es que no aparecía otro imprevisto en el camino.Busque alguna estación en la radio para mantenerme despierto al menos aún quedaba un par de minutos de sol
— Hijo te vez terriblemente cansado.— Sí, creo que me retirare primero – me levante de la mesa – por cierto ¿Dónde dormiré?— En tu antigua habitación.— Bien – me agache a dejar un beso en la coronilla de Chloe – buenas noches – me despedí, escuche como todos me despedían y subí a mi cuarto.Mi cuarto o lo que solía ser mi cuarto pues ahora era totalmente diferente, el rojo de las paredes había sido cambiando por algún suave color verde, mi pequeña cama por una cama de dos plazas extra grande los posters en las paredes reemplazados por uno que otro cuadro, todo era diferente incluso parecía más grande. Sin duda lo que más me sorprendió fue encontrar una puerta donde antes solía estar el mueble que sostenía la TV. Del otro lado de la puerta encontré el ba&nti
El campo que rodeaba la casa resulto ser increíblemente grande, más que una simple parcela era más bien una finca— ¡Mira mama! – Dylan señalo algo a la distancia – Caballos – agrego para largarse a correr hacia ellos.— Dylan no te acerques demasiado – estaba por correr tras el cuándo Elena me detuvo— Tranquila querida, es un niño muy despierto, sabrá donde detenerse – enredo su brazo en el mío – además estos caballos son muy mansos, mi otro nieto suele jugar siempre con ellos.— Bien – respondí resistiéndome a duras penas al impulso de correr tras mi hijo – supongo que estará bien – trate de sonreír, sin embargo, no logre despegar ni un segundo mis ojos de él y solo me sentí más tranquila cuando Dylan volvió junto a mi sonriente.
Chloe había estado en silencio por un largo tiempo, a decir verdad, apenas si me había hablado mientras manejaba devuelta a la casa de mis padres.Luego de guardar el regalo de Dylan en el auto, ella insistió en comprar algo para mis padres.— Si vas a regalarle algo a Dylan, entonces yo también debo comprar algo para tus padres – por un momento había pensado en detenerla, después de todo no era necesario mis padres estaban más que contentos con que ella nos acompañara. Pero lo deje estar.— Bien, pero no tardes. Debemos volver antes que mis padres con Dylan y la abuela.- ¿No iras conmigo? – su mirada confundida fue una de las expresiones más tiernas que le había visto.— No, comprare algo para mi abuela.— Bien, nos veremos aquí en – hizo una pausa para mirar la hora en su celular
— Llegamos – sonreí, y ella me devolvió la sonrisa, pero luego bajo del auto sin decir una palabra, rápido me baje tras de ella y antes que comenzara a sacar las bolsas de las compras tome su mano y la hale para que me siguiera.— Espera ¿Y las cosas? – se sorprendió— Vaya, ya temía que hubieses olvidado como hablar en el camino – dije sin detenerme.— Muy gracioso, ¿Dónde vamos? – forcejeo un poco, pero lo dejo al rato.— Quiero mostrarte algo.— Y para eso tienes que tirarme – su molestia me hizo, detenerme por un momento, tome su mano con firmeza y volví a caminar - ¿Qué te pasa? – rio, pero esta vez me siguió, llegamos a las cabellerizas.— Don Ethan– un joven sorprendido por mi visita, se acercó rápidamente – se&nti
— Otra vez estas muy callada – Ethan cabalgaba junto a mí de regreso a la casa.— ¿Qué quieres que diga? – pregunte saliendo de mis pensamientos, él tenía razón había estado callada mientras volvíamos de comprar algunos regalos y también lo estaba ahora.— No lo sé, siento que hay algo que te incomoda, pero no me lo dices – lo mire con una ceja alzada burlándome de su perspicacia.— Brillante Sherlock Holmes – bromee un poco intentando desviar el tema – realmente soy un libro abierto para ti— Aunque no lo creas, los años que llevamos trabajando juntos me han servido para aprender algunas cosas.— ¿Como cuáles? – le anime a ilustrarme— Como cuando intentas desviar un tema - me miro acusadoramente y yo solo pude reír - ¿Enton
— Feliz navidad – Esther hacia su aparición en la sala de la casa, tan alegre y despreocupada como siempre, había aprovechado el enorme ventanal de la entrada para sorprendernos a todos con su presencia.Cargaba una mano con un muérdago atado a una alargada rama y en la otra un par de bolsas de regalo.— Cariño, que alegría que vinieras – mi madre apareció desde la cocina, con una cucharon en la mano – ¿Dónde has dejado a tu hermano?— Descargando las cosas del auto – se encogió de hombros sonriendo como una niña a lo que mi madre rio para luego abrazarla con cariño - Gracias por la invitación tía, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos aquí— Pero eso no es por falta de invitación, ustedes no dejan esos trabajos tan estresantes para pasar un tranquilo fin de sem