El campo que rodeaba la casa resulto ser increíblemente grande, más que una simple parcela era más bien una finca
— ¡Mira mama! – Dylan señalo algo a la distancia – Caballos – agrego para largarse a correr hacia ellos.
— Dylan no te acerques demasiado – estaba por correr tras el cuándo Elena me detuvo
— Tranquila querida, es un niño muy despierto, sabrá donde detenerse – enredo su brazo en el mío – además estos caballos son muy mansos, mi otro nieto suele jugar siempre con ellos.
— Bien – respondí resistiéndome a duras penas al impulso de correr tras mi hijo – supongo que estará bien – trate de sonreír, sin embargo, no logre despegar ni un segundo mis ojos de él y solo me sentí más tranquila cuando Dylan volvió junto a mi sonriente.
Chloe había estado en silencio por un largo tiempo, a decir verdad, apenas si me había hablado mientras manejaba devuelta a la casa de mis padres.Luego de guardar el regalo de Dylan en el auto, ella insistió en comprar algo para mis padres.— Si vas a regalarle algo a Dylan, entonces yo también debo comprar algo para tus padres – por un momento había pensado en detenerla, después de todo no era necesario mis padres estaban más que contentos con que ella nos acompañara. Pero lo deje estar.— Bien, pero no tardes. Debemos volver antes que mis padres con Dylan y la abuela.- ¿No iras conmigo? – su mirada confundida fue una de las expresiones más tiernas que le había visto.— No, comprare algo para mi abuela.— Bien, nos veremos aquí en – hizo una pausa para mirar la hora en su celular
— Llegamos – sonreí, y ella me devolvió la sonrisa, pero luego bajo del auto sin decir una palabra, rápido me baje tras de ella y antes que comenzara a sacar las bolsas de las compras tome su mano y la hale para que me siguiera.— Espera ¿Y las cosas? – se sorprendió— Vaya, ya temía que hubieses olvidado como hablar en el camino – dije sin detenerme.— Muy gracioso, ¿Dónde vamos? – forcejeo un poco, pero lo dejo al rato.— Quiero mostrarte algo.— Y para eso tienes que tirarme – su molestia me hizo, detenerme por un momento, tome su mano con firmeza y volví a caminar - ¿Qué te pasa? – rio, pero esta vez me siguió, llegamos a las cabellerizas.— Don Ethan– un joven sorprendido por mi visita, se acercó rápidamente – se&nti
— Otra vez estas muy callada – Ethan cabalgaba junto a mí de regreso a la casa.— ¿Qué quieres que diga? – pregunte saliendo de mis pensamientos, él tenía razón había estado callada mientras volvíamos de comprar algunos regalos y también lo estaba ahora.— No lo sé, siento que hay algo que te incomoda, pero no me lo dices – lo mire con una ceja alzada burlándome de su perspicacia.— Brillante Sherlock Holmes – bromee un poco intentando desviar el tema – realmente soy un libro abierto para ti— Aunque no lo creas, los años que llevamos trabajando juntos me han servido para aprender algunas cosas.— ¿Como cuáles? – le anime a ilustrarme— Como cuando intentas desviar un tema - me miro acusadoramente y yo solo pude reír - ¿Enton
— Feliz navidad – Esther hacia su aparición en la sala de la casa, tan alegre y despreocupada como siempre, había aprovechado el enorme ventanal de la entrada para sorprendernos a todos con su presencia.Cargaba una mano con un muérdago atado a una alargada rama y en la otra un par de bolsas de regalo.— Cariño, que alegría que vinieras – mi madre apareció desde la cocina, con una cucharon en la mano – ¿Dónde has dejado a tu hermano?— Descargando las cosas del auto – se encogió de hombros sonriendo como una niña a lo que mi madre rio para luego abrazarla con cariño - Gracias por la invitación tía, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos aquí— Pero eso no es por falta de invitación, ustedes no dejan esos trabajos tan estresantes para pasar un tranquilo fin de sem
— ¿Es enserio? – Esther miraba a Ethan de hito en hito –— Si, ella simplemente le dijo "Te importa si miro" y el tipo le dejo entonces ella simplemente miro en el motor y de pronto no sé de donde saco algo así como un carburador y se lo entrego al tipo del auto.— Era el sensor de oxigeno – le corregí entre risas – no puedo creer que de todo lo que pudiste contar de nuestra primera cita esto fue lo primero que se te vino a la mente – me tape las mejillas con ambas manos aun muriendo de risa, al igual que todos en la mesa – Que vergüenza.— ¿Vamos a que no es increíble? – intento defenderse.— Sí que lo es, yo apenas si logro encender el motor del auto – Esther me trato de animar con su mano en mi hombro.— ¿Cómo supiste lo que era? – la pregunta vino del otro lado de l
— No, no, Esther no estoy— Que importa que sea, mientras no sea igual de tonto que el padre— Mamá – le regaño Elena a la vez que daba otro intento fallido por explicarlo y Ethan con su situación no ayudaba nada.— Ethan – mi voz salió ahogada al ver a Ethan caer al suelo, recién entonces me percaté de que su cuello estaba extrañamente hinchado no tarde mucho en llegar a su lado y poner su cuerpo de costado – posición lateral de seguridad – no era experta en medicina, pero apostaría a que Ethan estaba teniendo un ataque de alergia – Elena ¿Que tenían esas galletas?— Santo cielo, hijo – fue la gran respuesta de Elena.— ¡Bruno! – Grito Esther en medio de la emergencia y como si tuviera un tele-transportador pegado apareció oportunamente en el jardín, rezonga
Con mi hijo de la mano a camino atravesó de los pasillos del desconocido hospital hasta encontrar una sala con muchos asientos dispuestos en fila.— Mira mamá, ahí están Esther y Bruno – Dylan apunto al par que se encuentra a un par de metros de distancia, ambos están conversando, pero en cuanto Dylan los menciona Bruno alza la cabeza hacia nuestra dirección. Pese a ser realmente joven tiene una expresión de seriedad en sus facciones que le dan un aire similar al "Ethan jefe gruñón y mirada congeladora" y sin embargo luego de que Dylan suelta mi mano y se dirige a ellos su expresión cambia por una más afable, y simpático; Como su primo cuando esta relajado, como esa versión de Ethan que hasta hace un mes creía solo podía existir en la mente imaginativa de las chicas soñadoras que recorrían los pasillos suspirando por lo bueno que estaba su j
Ethan toma mi mano y como un niño la vuelve a poner sobre su cabeza ladeándola levemente y me mira los demás han estado conversando con Elena sobre todo lo que tuvieron que hacer para llegar hasta el hospital, pero apenas si soy consciente de la conversación.Ethan me mantiene la mirada y sus ojos son profundos.— Continua – alza la cabeza un par de centímetros logrando que mi mano se deslice por su cabello y se detiene - eso me relajaba – vuelve a ladear la cabeza y esta vez mi mano realiza el camino de regreso. Lo repite un par de veces hasta que finalmente mi mano vuelve a moverse por su cabeza.No es una caricia de amigos, ni la de una novia preocupada, ni la de una amante cariños, no puedo elegir ninguna de las alternativas anteriores porque me doy cuenta que la respuesta serian simplemente todas; Es una caricia amistosa, fraternal casi infantil, pero a la vez transmite la preocupaci&oa