>La ambulancia pareciera no ser lo suficientemente rápida para mis nervios, Chloe había cerrado sus ojos y verla inconsciente me estaba viviendo loco. La desesperación y las lágrimas tapaban mi visión, y apenas era capaz de reaccionar a lo que los paramédicos me decían, era como si todo pasara tan lentamente que no lograba procesar ni comprender que me hablaban. Hasta que finalmente uno de los paramédicos en la ambulancia me grito "Llegamos" y luego tiro de mi alejándome de la camilla en la que iba chloeDe alguna forma logre correr tras ellos mientras que Chloe era recibida por un equipo médico, pero ni más cruzar las puertas de entrada uno de los enfermeros me detuvo, explicando que no podía seguirlos, que esperara en la sala de visitas, y aunque trate de evitarlo y continuar le fue bastante sencillo detenerme nuevamente, cuando me tomo del brazo y tiro de mi para retenerme. Tres doctores aparecieron encontrándose con el equipo que corría a la sal
Cuando termine mi narración Miriam se mantuvo en silencio por un largo rato, su mirada perdida comenzaba a preocuparme, pero esperaba que en cualquier minuto comenzara a despotricar contra mí, de hecho, no solo lo esperaba, sino que lo quería. Me culpaba a mí mismo y de alguna forma sabía que ella también lo haría al menos su odio sería una buena distracción, pero de pronto comenzó a llorar, sorprendiéndome.La observe en silencio, sin atreverme a decir nada o siquiera a moverme, verla llorar tan desconsoladamente me clavo el corazón, por primera vez vislumbre su debilidad, quebrada, no queda nada de la fastidiosa mujer que solía ser, ni tampoco del sarcástico y desinteresado carácter que había asomado hace un par de días atrás, ahora solo podía ver miedo, como si estuviera parada al borde del vacío o a la deriva, y con ello la prof
– ¿Dónde está? – escucho una grave voz desde la recepción, impaciente parece que en cualquier momento se lanzara sobre el chico que lo ha recibido – ¿Dónde está mi hija? – exclama nuevamente y recién entonces reconozco al padre de Chloe, su esposa lo acompaña lo sujeta del brazo mientras intenta alejarlo del pobre enfermero que no sabe a dónde huir. – Don Osvaldo – lo llamo acercándome a ellos y en cuento me ve se abalanza sobre mi tal cual había hecho su hija hace unas horas atrás – Tu gusano infeliz, que fue lo que le hiciste a mi hija – me toma por la camiseta zamarreándome, y lo dejo hacer sin defenderme. – Osvaldo por Dios, calma – interfiere su esposa – Aparta mujer, que este infeliz es el culpable de que mi hija este muriendo allí dentro, mientras él no tiene ni un solo rasguño. – Por favor Osvaldo – Cecilia tiro de uno de sus brazos sin logran mucho cuando de un tirón se zafo de ella y conecto su puño con mi man
Había aprovechado mi tiempo para llamar a la granja, mi abogado tenía un papel de permiso para que Dylan pudiese estar estos días a mi cuidado, pero necesitaba que del orfanato o como Chloe le llamaba "La Granja" dieran la firma final para presentarlo en tribunales y hacerlo efectivo.Mi abogado también me comento que la solicitud de adopción de Dylan a nombre de Chloe había pasado las primeras etapas y prontamente recibiríamos la resolución, luego de casi tres meses finalmente obtendríamos el resultado. – Hijo – la voz de mi madre me hizo salir de mis pensamientos – Llevo llamándote todo este tiempo, donde tiene tu cabeza ahora mismo. – Lo siento mamá, no te escuche – Pero no he sido solo yo, tu teléfono ha estado sonando hace un buen rato hijo. – ¿Mi teléfono? – lo saqué de mi bolsillo y vi las 8 llamadas perdidas de Inés lo que me extraño, le devolví la llamada sin perder más tiempo. – Ethan hasta que me contestas – contesto aceleradamente – Tenemos un problema aquí – me alarm
– ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hija?– Don Osvaldo – lo llamo acercándome– Tu gusano infeliz, que fue lo que le hiciste a mi hija – me toma por la camiseta zamarreándome, y lo dejo hacer sin defenderme.– Osvaldo por Dios, calma – interfiere su esposa– Aparta mujer, que este infeliz es el culpable de que mi hija este muriendo allí dentro, mientras él no tiene ni un solo rasguño – conecto su puño con mi mandíbula, entonces antes de que lograra conectarme otro golpe Luciano lo alejo con facilidad de mí, tomándolo por la espalda, para ser un hombre de casi sesenta años debía admitir que tenían un buen derechazo.En otras circunstancias ni siquiera habría logrado rozarme, pero se lo permití porque de alguna forma comprendía
– Papá, yo ya terminé ¿Puedo ir con mamá? – Damián que era la réplica casi exacta de Erick lo miro expectante sin soltarme. – Bien, pero no la hagas esforzarse demasiado - le advirtió, el pequeño tomo mi mano y me llevo escaleras arriba, en cuanto llegamos al cuarto donde había despertado esta mañana, el salto sobre la cama y se metió bajo las mantas, cuando estuve a su lado, el pequeño se acurruco junto a mí y allí se quedó particularmente quieto. La comodidad y el hecho de que él pequeño junto a mi estuviera tan tranquilo era extrañamente apaciguador. Por un momento no me importo recordar nada, porque de hecho todo esto se sentía como un sueño. – ¿Mami? – ¿Hum?... – murmure a punto de caer dormida otra vez, pero sin abrir los ojos.– Mami, mami despierta – escuché su voz diferente, parecía más ahogada y como si estuviera llorando, abrí los ojos rápidamente preocupada, sentándome sobre la cama sobresaltada pero el pequeño a mi lado dormía tranquila y plácidamente.Segundos despué
> Me extrañe, me voltee para limpiar las lágrimas que estúpidamente seguían saliendo. > No recordaba ser tan sensible.– Chloe – me volteo nuevamente tomándome por los brazos – No juegues conmigo – me zamarreo como en las escaleras, pero esta vez más fuerte, sorprendida de que lo hiciera nuevamente me solté de él con fuerza esta vez dándole un golpe en la boca del estómago, dejándolo sin aire. – Te he dicho que no vuelvas a hacer eso – le grite molesta, ¿Cómo se atrevía?– ¿Cómo pudiste olvidarlos? – me grito de regreso al recuperar el aire – ¿Acaso también olvidaste nues...? – la pregunta quedo en el aire, Erick pareció arrepentirse de lo que estaba diciendo porque se quedó largamente callado – Mierda, mujer como puedes haber olvidado todo – me miro, intentando descubrir si mentía – ¿Qué es lo último que recuerdas? – No lo sé – conteste nerviosa sin pensar, Erick se masajeo la
– ¿Cuántos años tienen nuestros hijos? – Seis y tres – ¿Fui a la universidad? – No, nos casamos muy jóvenes y aunque habíamos planeado mudarnos a la ciudad, cuando quedaste embarazada terminamos por quedarnos aquí. El campo es el mejor lugar para los niños. – ¿Me culpas por perder al bebe? – Erick se sorprendió por mi pregunta, pues tardo un largo rato en responder, parecía haberse congelado a mi lado. Entonces cuando voltea a él solo pudo preguntar. – ¿Cómo...? – Los escuche hablando en la cocina – entonces simplemente evadió la pregunta, pero para mí fue una rotunda afirmación. – Mañana iremos a la ciudad, tenemos hora con un neurólogo es uno de los mejores en el país. – ¿Qué hay de los niños? – Tu madre cuidara de ellos mientras tanto, estaremos un par de días en la ciudad – No creo que sea lo mejor, tal vez en un par de días recupere la memoria estando en casa. – No, ni hablar no esperaremos para ir al médico, tenemos que ir ya mismo. ***** Un pitido anunc