– ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hija?– Don Osvaldo – lo llamo acercándome– Tu gusano infeliz, que fue lo que le hiciste a mi hija – me toma por la camiseta zamarreándome, y lo dejo hacer sin defenderme.– Osvaldo por Dios, calma – interfiere su esposa– Aparta mujer, que este infeliz es el culpable de que mi hija este muriendo allí dentro, mientras él no tiene ni un solo rasguño – conecto su puño con mi mandíbula, entonces antes de que lograra conectarme otro golpe Luciano lo alejo con facilidad de mí, tomándolo por la espalda, para ser un hombre de casi sesenta años debía admitir que tenían un buen derechazo.En otras circunstancias ni siquiera habría logrado rozarme, pero se lo permití porque de alguna forma comprendía
– Papá, yo ya terminé ¿Puedo ir con mamá? – Damián que era la réplica casi exacta de Erick lo miro expectante sin soltarme. – Bien, pero no la hagas esforzarse demasiado - le advirtió, el pequeño tomo mi mano y me llevo escaleras arriba, en cuanto llegamos al cuarto donde había despertado esta mañana, el salto sobre la cama y se metió bajo las mantas, cuando estuve a su lado, el pequeño se acurruco junto a mí y allí se quedó particularmente quieto. La comodidad y el hecho de que él pequeño junto a mi estuviera tan tranquilo era extrañamente apaciguador. Por un momento no me importo recordar nada, porque de hecho todo esto se sentía como un sueño. – ¿Mami? – ¿Hum?... – murmure a punto de caer dormida otra vez, pero sin abrir los ojos.– Mami, mami despierta – escuché su voz diferente, parecía más ahogada y como si estuviera llorando, abrí los ojos rápidamente preocupada, sentándome sobre la cama sobresaltada pero el pequeño a mi lado dormía tranquila y plácidamente.Segundos despué
> Me extrañe, me voltee para limpiar las lágrimas que estúpidamente seguían saliendo. > No recordaba ser tan sensible.– Chloe – me volteo nuevamente tomándome por los brazos – No juegues conmigo – me zamarreo como en las escaleras, pero esta vez más fuerte, sorprendida de que lo hiciera nuevamente me solté de él con fuerza esta vez dándole un golpe en la boca del estómago, dejándolo sin aire. – Te he dicho que no vuelvas a hacer eso – le grite molesta, ¿Cómo se atrevía?– ¿Cómo pudiste olvidarlos? – me grito de regreso al recuperar el aire – ¿Acaso también olvidaste nues...? – la pregunta quedo en el aire, Erick pareció arrepentirse de lo que estaba diciendo porque se quedó largamente callado – Mierda, mujer como puedes haber olvidado todo – me miro, intentando descubrir si mentía – ¿Qué es lo último que recuerdas? – No lo sé – conteste nerviosa sin pensar, Erick se masajeo la
– ¿Cuántos años tienen nuestros hijos? – Seis y tres – ¿Fui a la universidad? – No, nos casamos muy jóvenes y aunque habíamos planeado mudarnos a la ciudad, cuando quedaste embarazada terminamos por quedarnos aquí. El campo es el mejor lugar para los niños. – ¿Me culpas por perder al bebe? – Erick se sorprendió por mi pregunta, pues tardo un largo rato en responder, parecía haberse congelado a mi lado. Entonces cuando voltea a él solo pudo preguntar. – ¿Cómo...? – Los escuche hablando en la cocina – entonces simplemente evadió la pregunta, pero para mí fue una rotunda afirmación. – Mañana iremos a la ciudad, tenemos hora con un neurólogo es uno de los mejores en el país. – ¿Qué hay de los niños? – Tu madre cuidara de ellos mientras tanto, estaremos un par de días en la ciudad – No creo que sea lo mejor, tal vez en un par de días recupere la memoria estando en casa. – No, ni hablar no esperaremos para ir al médico, tenemos que ir ya mismo. ***** Un pitido anunc
El tiempo en el hospital parecía pasar más lento de lo normal, mientras esperábamos por noticias de Chloe, Dylan se quedó profundamente dormido en mis brazos, mi madre y Cecilia le habían ofrecido llevarlo a casa para que pudiese dormir pero el había rechazado ambas ofertas, es sus palabras no se iría del hospital si no era con su mamá, no lo culpaba porque incluso yo pensaba igual, así que finalmente se quedó en el hospital e intento resistir lo más que pudo despierto, pero ya eran pasada las dos de la mañana y Dylan dormía profundamente a mi lado, la habitación que ocuparía Chloe al salir del periodo de observación ya estaba lista, el lugar era amplio y además de la camilla de Chloe tenía un futón y un par de sillones. Precisamente era el futón donde estábamos ahora, al principio me había propuesto solo traer a Dylan para recostarlo, pero una vez aquí el sueño y cansancio pudo conmigo y termine por caer rendido junto a él. Miriam había estado casi todo el día al pendiente de Chloe,
Me quedo estático y sin reacción, como había pasado todo esto. Rebeca luchando por sobrevivir y Tomi odiándome por mentirle y yo solo deseaba que Rebeca despertara. – Ethan – me mueve Miriam haciéndome reaccionar – Todo estará bien – frunce el gesto, viéndome supongo que con algo de compasión o tal vez comprensión. El doctor a cargo y su equipo salen de la habitación para comentarnos que Chloe está estable, gracias a Dios se pudo reaccionar a tiempo y ahora solo quedaba esperar a que despertara para saber si el paro que acababa de sufrir había generado algunas complicaciones o solo se debió a un fallo de su cuerpo tras salir del coma inducido. Con la situación más clara, veo a los doctores marcharse mientras sigo de pie fuera de la habitación de Chloe, pero en cuanto desaparecen siento como mis piernas se doblen y termino apoyándome contra la pared repentinamente agotado. – Dios – arrastro mis manos por mi cabello hacia atrás, e intento respirar profundo, ver a Chloe sufrir un paro
– Te amo – me susurro Ethan acercándome a él, pegándome a su cuerpo sosteniéndome entre sus brazos, y sus palabras tenían la capacidad de detener mi corazón para luego hacerlo cabalgar a toda prisa.> - pensé sin ser capaz de articular palabra.Una sensación de plena felicidad se apoderaba de mi pecho, sentía mi corazón latir a toda velocidad, no me importaban las tontas lágrimas. Podía sentirlo junto a mí, me hacia sentir en calma y a la vez ansiosa, quería besarlo y que supiera que sentía lo mismo. Porque así era.– Por eso tienes que despertar, porque necesito que lo escuches. Necesito que escuches que te amo – lo abrace aún más fuerte no queriendo separarme de él y sin entender lo que decía, pero en cuestión de segundos Ethan se hacía cenizas frente a mis ojos y mis brazos eran incapaz de detenerlo, podía ver su rostro volverse pálido antes de desaparecer en una cortina de cenizas, humo y gotas de sangre. – No, no, no – caí de rodillas al suelo, presa del pánico – ¡
– ¿Amor que haces? – se resistió a mi escrutinio tranquilamente.– Ethan tenías una herida – alegue, y él me sonrió– Estoy bien Chloe – esquivo mi mirada unos segundos y luego se levantó – Espera – camino hasta las gruesas cortinas a mi izquierda abriéndolas por completo revelando el espacio tras ellas y un futón café oscuro en el que dormían mi hermana y mi pequeño.– Dylan, Miriam despierten – los mueve suavemente – despierten – les repitió, Dylan fue el primero en reaccionar– ¿Qué pasa? – lo escuche aun adormilado, Ethan lo alzo en sus brazos sacándolo del futón, para traerlo frente a mi mientras refregaba sus ojitos. – ¿Mami? – mi pequeño hizo un tierno puchero y pude ver como sus ojitos se enrojecen volvié