Él mostraba un leve descontento en su mirada, lo cual hizo que Joana sintiera un escalofrío en el cuerpo. Sintió una capa de frío en la espalda. Lo peor que el fracaso en seducir a Lorenzo ería enfadarlo.—Jefe, entonces, no te molesto más —dijo Joana y dejó los documentos rápidamente luego se largó.Lorenzo no le hizo caso y apartó la vista hacia el escritorio de al lado, mostrando una sombra siniestra en sus ojos. ¡Se atrevió a ignorar sus palabras! Bueno...***Por la noche, Celeste salió del bar Sueño Violeta después de trabajo. Se paró en la acera, lista para tomar un taxi a casa. En ese momento, su celular sonó de repente. Lo sacó y vio que era un mensaje de texto enviado por Lorenzo con la dirección de un club privado.¿Qué significaba eso? Celeste dudó un momento y le respondió:[Jefe, ¿en qué puedo ayudar?][Ven aquí.]¿Por qué la estaba llamando a un club tan tarde? Ella no quería ir. Sin embargo, Lorenzo era su jefe y ella trabajaba en el Grupo Vargas. Si ella pudiera evita
Celeste no creía que Enrique tuviera algo importante que decirle. Para ella, parecía que estos vatos nomás estaban aburridos y la estaban tomando como una diversión.—Señor Paredes, aún tengo algo que hacer, si no es mi jefe quien me busca, me iré —dijo Celeste mientras se volteaba para irse.Pero Enrique la detuvo:—No, no te vayas, al cabo que te eché la mano ayer. ¿No sería apropiado largarte tan rápido después de haber venido?—¿Me ayudaste?—Aquel día, cuando Lorenzo te buscaba, ¿crees que hubiera podido encontrarte tan rápido en el restaurante sin mi ayuda de acceder a las grabaciones de las cámaras? No es exagerado decir que te he ayudado, ¿verdad? —explicó Enrique despreocupado.No era de sorprender que Enrique y Lorenzo aparecieran allí juntos, resultaba que él también ayudó. Celeste no era mala leche. Se acordó que también había llevado a Melodía a casa, por lo que decidió expresarle su agradecimiento:—Muchas gracias por la ayuda en aquel día, señor Paredes. Además, también
Aunque Celeste no había mirado directamente a Lorenzo, podía sentir la intensidad de su mirada. Al ser observada de esa manera, tenía una sensación extraña. Sus mejillas se sonrojaron mientras le respondía suavemente:—No.—¿En serio? —preguntó Enrique y volvió a mirar a Lorenzo: —Seguro que es porque tienes una expresión tan seria que la asustaste, por lo que no se atreve a sentarse a tu lado.La mirada fría de Lorenzo recorrió el rostro de Celeste mientras jugaba con su copa de vino. Con cierta burla, dijo:—Ella se atrevió a ignorar mis palabras, ¿crees que puedo asustarla?Su tono era claramente frío. Celeste supo que se refería a que ella no le había entregado los documentos en persona hoy. Observó el rostro gélido del hombre, era evidente que estaba enfadado.—Celeste, ¿qué palabras suyas ignoraste? —preguntó Enrique con curiosidad.La pareja que estaba frente a ellos también la miró con curiosidad, como si alguien realmente había ignorado las palabras de Lorenzo era algo muy inc
Celeste se sentía un poco incómoda. Eran amigos de Lorenzo, pero su relación con él no era pública, seguramente la juzgarían por su posición.—Gracias, pero estás exagerando. Tú también eres muy guapa —respondió Celeste cortésmente con una sonrisa.—No soy tan guapa como tú. Hoy, al verte, entendí por qué Lorenzo te buscaba por todos lados en plena madrugada, diciendo que tenía que encontrarte.Sorprendentemente, Sandra estaba bastante amable con ella, incluso le guiñó un ojo, pero Celeste simplemente se sintió un poco desamparada. Los rumores eran demasiado exagerados. Aquella noche en la que Lorenzo regresó y la buscó por todos lados porque él pensó que ella se había negado a recogerlo en el aeropuerto a propósito y él quería pedirle cuentas. No tenía nada que ver con lo que Sandra había dicho… Si alguien más lo escuchara, podría pensar que Lorenzo estaba locamente enamorado de ella…—Parece que tienes envidia —dijo Leonardo con una mirada desafiante mientras sostenía el mentón de su
Bajo la tenue luz, los profundos y oscuros ojos de Lorenzo parecían un abismo helado, su mirada penetrante le causaba escalofríos a Celeste. Su cuerpo esbelto se relajaba en el sofá, con las piernas cruzadas de manera despreocupada. Tenía una copa de vino en la mano, mientras un anillo en su dedo índice brillaba de un tono dorado oscuro y lujoso. El hombre que normalmente irradiaba una frialdad y una distancia imponente ahora tenía un aire de despreocupación y pereza. Aunque no hablaba, su mirada tenía una presencia fuerte. La tenue iluminación ya creaba una atmósfera ambigua, y Celeste apenas podía soportar esa aura dominante. Bajó la mirada y dijo tranquila:—Siempre he mostrado el respeto hacia mi jefe.La situación ya llegó a este punto, no sería apropiado si ella insistiera en irse.Entonces, el juego comenzó.—¡Ahora comienza el juego! ¡Déjame girar! —propuso Sandra mientras movía la flecha, que dio varias vueltas antes de detenerse en la zona verde.El verde representaba a Enriq
Celeste creía que su elección sería mejor, sin embargo, ¡no esperaba que Enrique le hizo una pregunta así! ¿Por qué un hombre como él se metió en chismes tan personales? Además, ella no podía responder esa pregunta porque no había contado… ¡Tampoco podía responder a ese tipo de pregunta frente a tanta gente!—En serio, ¿cuántas veces lo hicieron? Seguro que Lorenzo tiene un aguante impresionante, ¿verdad? —dijo Enrique con una sonrisa maliciosa.La mirada intensa de Lorenzo se clavó en las orejas de Celeste, y en sus ojos se dibujó una sonrisa traviesa. De repente, el ambiente se volvió tenso y Celeste podía sentir cómo la mirada de Lorenzo la acechaba desde atrás, incluso sin necesitar voltearse… Mordió un poco los labios y decidió:—Prefiero aceptar el castigo.Enrique se quedó muy decepcionado:—No, pero, amiga, así no tiene gracia. Lorenzo, ¿la ayudas a responder?La mirada penetrante de Lorenzo se posó en Celeste, y la hizo nerviosa de inmediato. Temiendo que él respondiera en ser
—Señor Vargas, tome esta copa —Celeste levantó una copa de vino y se la pasó a Lorenzo.—Pero, amiga… ¿Solo le estás dando vino en esta oportunidad tan perfecta? —exclamó Enrique con un tono travieso. Esperaba que Celeste pudiera hacer alguna pregunta interesante. Sin embargo, la reacción de Celeste lo decepcionó mucho.—Puedes pedirle un auto, una casa, dinero, todo lo que quieras —comentó Leonardo burlonamente. Después de todo, en su opinión, Celeste era sólo una cazafortunas.Celeste no se enojó, sólo le respondió:—No los necesito. Sólo quiero que el señor Vargas tome esta copa.Enrique, con los ojos brillantes, exclamó de repente:—¡Ah, ya entiendo, Celeste! ¿Estás tratando de emborrachar a Lorenzo a propósito al darle vodka?Celeste se quedó un poco sin palabras y se dio cuenta de que le había dado accidentalmente a Lorenzo una copa de vodka más fuerte. Se sintió extremadamente avergonzada al instante porque nunca había tenido esa intención. —Fue un accidente, déjame cambiarla p
—¿Qué quieres hablar conmigo? —preguntó Celeste.Lorenzo levantó una ceja y le respondió:—Acabo de decirte. Vamos, busquemos un lugar más tranquilo.El vestíbulo estaba muy concurrido, así que no era un buen lugar para tener una conversación seria. Celeste pensó que Enrique solo estaba bromeando, pero resultó ser algo serio relacionado con el trabajo. Él la buscaba porque quería participar en un proyecto turístico del Grupo Vargas y que ella influyera en Lorenzo para facilitar la colaboración.La familia Paredes tenía antecedentes en la política y también esperaba que Enrique siguiera ese camino. Sin embargo, él no disfrutaba del ambiente político. Había establecido varias empresas por su cuenta y estaba decidido a demostrar su valía. Si no lo lograba, tendría que seguir los deseos de su familia para convertirse en un alto funcionario.Después de escuchar su idea, Celeste negó con la cabeza y dijo lentamente:—Señor Paredes, no sé nada de este proyecto, y además, soy solo una empleada