Capítulo 56
Celeste no creía que Enrique tuviera algo importante que decirle. Para ella, parecía que estos vatos nomás estaban aburridos y la estaban tomando como una diversión.

—Señor Paredes, aún tengo algo que hacer, si no es mi jefe quien me busca, me iré —dijo Celeste mientras se volteaba para irse.

Pero Enrique la detuvo:

—No, no te vayas, al cabo que te eché la mano ayer. ¿No sería apropiado largarte tan rápido después de haber venido?

—¿Me ayudaste?

—Aquel día, cuando Lorenzo te buscaba, ¿crees que hubiera podido encontrarte tan rápido en el restaurante sin mi ayuda de acceder a las grabaciones de las cámaras? No es exagerado decir que te he ayudado, ¿verdad? —explicó Enrique despreocupado.

No era de sorprender que Enrique y Lorenzo aparecieran allí juntos, resultaba que él también ayudó. Celeste no era mala leche. Se acordó que también había llevado a Melodía a casa, por lo que decidió expresarle su agradecimiento:

—Muchas gracias por la ayuda en aquel día, señor Paredes. Además, también
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