Capítulo 59
Bajo la tenue luz, los profundos y oscuros ojos de Lorenzo parecían un abismo helado, su mirada penetrante le causaba escalofríos a Celeste. Su cuerpo esbelto se relajaba en el sofá, con las piernas cruzadas de manera despreocupada. Tenía una copa de vino en la mano, mientras un anillo en su dedo índice brillaba de un tono dorado oscuro y lujoso. El hombre que normalmente irradiaba una frialdad y una distancia imponente ahora tenía un aire de despreocupación y pereza. Aunque no hablaba, su mirada tenía una presencia fuerte. La tenue iluminación ya creaba una atmósfera ambigua, y Celeste apenas podía soportar esa aura dominante. Bajó la mirada y dijo tranquila:

—Siempre he mostrado el respeto hacia mi jefe.

La situación ya llegó a este punto, no sería apropiado si ella insistiera en irse.

Entonces, el juego comenzó.

—¡Ahora comienza el juego! ¡Déjame girar! —propuso Sandra mientras movía la flecha, que dio varias vueltas antes de detenerse en la zona verde.

El verde representaba a Enriq
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