Capítulo 429
Medianoche.

Celeste, agotada, se había quedado profundamente dormida.

Lorenzo, vestido con una bata de baño, se encontraba de pie junto a la cama, observándola por un momento. Luego, con cuidado, le acomodó la manta, y sus dedos largos y elegantes rozaron suavemente su delicada barbilla antes de dirigirse hacia la puerta.

Al llegar a su estudio, Lorenzo se sentó en la silla frente a su escritorio y sacó su teléfono para hacer una llamada.

—Hijo, ¿a qué debo el honor de que me llames?

La voz de Olivia sonaba sorprendida, pues hacía mucho tiempo que no recibía una llamada de su hijo.

Lorenzo, sentado allí con una expresión fría que reflejaba su tono de voz, le respondió: —Celeste es mía. No te metas en mis asuntos y no vuelvas a aparecer frente a ella para decirle cosas que la disgusten.

Olivia quedó momentáneamente aturdida y, con un tono de desagrado, replicó:

—¿Ella se quejó contigo? Lorenzo, ¿me hablas así por una mujer? ¡Soy tu madre!

¡No podía creer que su hijo la estuviera advirti
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