Lorenzo estaba sentado allí, con un traje oscuro, los botones de la camisa abrochados hasta el último, usando una corbata pulcramente anudada. Su apuesto rostro de líneas angulosas era frío y distante, emanando un aura gélida y ascética. Sus ojos eran tan profundos como un abismo sin fondo.El ánimo oprimido de Celeste se alivió de repente.Ella se acercó a él mientras le preguntaba:—¿Qué haces aquí...¡Ay!Justo al llegar al sofá, ¡de repente tropezó y cayó!—¡Señorita, cuidado!De pronto, una sombra negra se movió con rapidez y los brazos firmes del hombre la recibieron, cayendo juntos sobre el sofá.La frente de Celeste golpeó el hombro del hombre, y se oyó un gruñido apagado de él. Ella se incorporó cubriéndose la frente con la mano: —Ay, Lorenzo, tu pecho es tan duro…—¿Te caes y me culpas a mí? Qué tonta eres, ¿cuántos años tienes ya y aún no sabes caminar? —habló Lorenzo con frialdad, pero su gran mano acariciaba suavemente la frente de ella, con gesto adusto—: Eres ya una tont
La severa voz que provenía del teléfono móvil captó la atención de Celeste.Isabella lucía muy molesta: —¡Papá! ¡Ella sedujo a Jacob! ¿Cómo voy a poder pasar por alto esto?—¡Ja!De pronto, Celeste escuchó una risa fría y su corazón se estremeció un poco. Levantó la mirada hacia el hombre a su lado, viendo que Lorenzo miraba la pantalla con una expresión de desprecio.—¡Qué locura!Menos mal, él no le había creído a Isabella. Celeste suspiró aliviada.En ese momento, Marina habló: —Hija, tu papá ahora está en un momento crucial, no puedes causarle más problemas. Cuando se convierta en el presidente de la Cámara de Diputados, no solo esa insignificante Celeste, ni siquiera Lorenzo o el inútil Samuel serán rivales para nosotros.Isabella le respondió a regañadientes: —Entonces esperaré un tiempo más y luego me las arreglaré con esa perra. ¡Ella se atrevió a hacerme ir a la cárcel! ¡No voy a dejar que se salga con la suya!Héctor habló con semblante serio: —¿Están seguros de que esa s
Marina le arrebató el celular de un jalón y al ver el video, quedó atónita, a punto de desmayarse. Exclamó en pánico:—¡Dios mío! ¿Por qué el video de nuestra conversación se filtró?No era de extrañar que todos los invitados se hubieran ido, pues recibieron la noticia de que vendrían los reporteros y, por supuesto, querían evitar verse involucrados. —Mamá, ¡fue Celeste! ¡Esa maldita perra lo hizo! —escupió Isabella con rabia.Marina también cayó en cuenta: —Solo ella vino aquí sin motivo... ¡Nos engañó! ¿Dónde está esta puta? ¿A dónde se ha ido?En ese momento, Héctor vio el contenido del video y su rostro también palideció.Él sabía muy bien el impacto que podría tener ese video, y sin detenerse a pensar en cómo se habría filtrado, gritó: —¡Contacten a alguien de inmediato y hagan que borren el video! ¡Bloqueen la información! ¡Rápido!Si lograba resolverlo rápidamente, evitando que el video siguiera circulando, aún habría posibilidad de remediar la situación…Jacob permaneció de
Celeste se paró en el jardín, mirando la escena caótica a través de la ventana del patio de la villa contigua.Podía ver claramente a los tres miembros de la familia López siendo envueltos por los reporteros, y también a Jacob quien se paró en una esquina.Celeste sabía que, con su aparición allí, la pareja seguramente hablaría sobre el caso de Isabela, y si no lo hacían, también tendría otros planes para provocarlos a discutir el tema.Afortunadamente, las cosas salieron todo bien y no tuvo que usar sus otros planes.Si ellos pudieron decir que su previa grabación fue una falsificada, hoy había usado una cámara oculta, de modo que ellos ya no podrían dar vuelta a los hechos.A partir de hoy, la prominente familia López empezaría a desmoronarse poco a poco.—Enrique ya ha arreglado que los medios intensifiquen la cobertura de las noticias, la familia López no podrá eliminarlas, y los del Buró Anticorrupción ya han llegado para llevarse a Héctor para la investigación —dijo Lorenzo.Cele
La presencia al alrededor de Lorenzo se apoderó cada vez más, y una intensa aura asesina se esparcía en el espacio.Celeste ni siquiera se dio cuenta del cambio, pero Nadia lo notó de reojo… Vio la expresión feroz de Lorenzo, sintiéndose un poco malévola.«Vaya, ¿ya te has molestado tanto? ¡Te lo mereces porque me amenazaste con cancelar la exposición!», pensó ella.Ella le sonrió cada vez más cálidamente a la ingenua Celeste: —Celeste, ¿lo de los López es tu obra?Cuando fueron a la fiesta juntas, Celeste no le había dicho lo que iba a hacer, pero según la actual situación, no era difícil adivinarlo.Celeste asintió:—Sí, Nadia, es que yo... ¡Ah!De repente, Lorenzo agarró su brazo con fuerza y la jaló hacia él, haciendo que ella retrocediera dos pasos y saliera del agarre de Nadia, cayendo en los brazos del hombre.Los fuertes brazos la abrazaron posesivamente por la cintura.Lorenzo inclinó la cabeza, mirando a Celeste con una profunda mirada. Sus delgados labios se movieron un poc
Celeste no quería que ellos siguieran quedándose allí enfadándose mutualmente. La miró a Nadia con expresión de disculpa: —Nadia, lo siento, aún tengo algunos asuntos pendientes y no podré comer con usted hoy. La invitaré a cenar otro día, muchas gracias por todo, adiós.Si realmente fuera a comer con Nadia, Lorenzo definitivamente se enfadaría con ella. Solo empeoraría las cosas innecesariamente. Para evitar que los dos volvieran a discutir y que los fotografiaran juntos, Celeste se despidió rápidamente de Nadia y jaló a Lorenzo hacia el coche.Lorenzo se dejó llevar. Antes de subir, le lanzó una mirada gélida de advertencia a Nadia, pero Nadia pareció no notarla y le sonrió desde lejos.Bueno, ¡ella no tenía ningún miedo!Pronto cerraron la puerta y Andrés arrancó el coche, alejándose rápidamente y desapareciendo tras la curva.Nadia miró con pesar el coche que se alejaba. Había esperado poder llevarse a Celeste, pero fracasó…Se notó que Lorenzo se preocupaba mucho por Celeste. N
Al girar la cabeza, Celeste vio esa terrible expresión del hombre, se dio un sobresalto y le preguntó con extrañeza: —¿Qué te pasa?—¿No tienes nada que decirme?Lorenzo la miraba fijamente, con un claro enojo plasmado en su rostro.Ella miró el frío semblante del hombre frente a ella y, sin saber por qué, a pesar de que la expresión de Lorenzo era terrible, sintió un impulso de reír…—Jeje...Finalmente, no pudo contener la risa...¡Esa mujer aún se atrevía a reír! ¡Parecía que su enojo no le dio importancia en lo absoluto!El rostro de Lorenzo se ensombreció aún más, su mirada se enfrió y su furia era aún más evidente: —¡Celeste! ¿Cómo te atreviste a contactar a esa mujer de nuevo?Su expresión feroz era como la de un esposo que cuestionaba a su mujer infiel.Ella sabía que Lorenzo se enojaría al enterarse de que había contactado a Nadia, por eso planeaba ocultárselo, pero al final él lo descubrió.—Puedo explicártelo, solo le pedí un poco de ayuda —le dijo.Sabía muy bien que esta
Andrés solo se atrevió a echarles un solo vistazo y ya no se atrevió a mirarlo más. Presionó discretamente el botón para que subiera la ventanilla divisoria, mientras pensaba para sí: «Celeste le gusta tanto al jefe… ¿Acaso es porque nadie se atreve a besarle con tanta fuerza como ella? ¿El jefe tiene ese tipo de gusto especial…?»***Cuando finalmente terminó el beso, Lorenzo la soltó y el delicado cuerpo de Celeste se recargó en su pecho, respirando con suavidad. La joven lo miró con sus ojos brillantes y le preguntó:—Ahora ya no estás enojado, ¿verdad?La corbata de Lorenzo estaba un poco desordenada, pero no se veía desarreglado, más bien tenía un aire de indecencia despreocupada.Ella lo había besado, naturalmente la ira de Lorenzo también se había disipado. Pero el hombre seguía con el ceño fruncido y emitió un frío resoplido, con un significado ambiguo.Al fin y al cabo, ella fue la culpable de todo eso… Sin otro remedio, desvió la mirada y le explicó con suavidad:—Hoy tuve