Sobre lo ocurrido en la noche anterior, Celeste solo tenía unos recuerdos dispersos.Suponía que se había embriagado y le había contado a Lorenzo sobre la empresa de Manuel, por lo que Lorenzo había aceptado a ayudarla.Después de lavarse, Celeste se cambió de ropa y fue al estudio a buscar a Lorenzo.Justo cuando llegaba a la escalera, se encontró con Andrés, que llevaba un maletín en la mano, y este la saludó con una sonrisa: —Buenos días, Celeste.—¿Andrés? ¿Vienes a entregarle los documentos? —también le sonrió Celeste.Andrés asintió con la cabeza: —Sí, tengo que informarle sobre algunos asuntos del trabajo, pero también hay algo de lo que quería hablar contigo.—¿Qué es?Mirándola, Andrés le habló: —Tú y Jacob Morales han mantenido una relación de dos años, y él fue tu primer amor, ¿verdad?Ayer, Lorenzo le había encargado de investigar a Jacob, y él no esperaba esa información.Celeste tampoco esperaba que le hablara de eso tan repentinamente, y su expresión cambió ligeramente:
—¿Adónde? —Celeste se quedó perpleja por un momento.—Fuiste también mi secretaria, ¿ahora ya no quieres ni siquiera ayudarme un poco?Mientras hablaba, Lorenzo arqueó una ceja, bromeando. Celeste no estaba para rechazarlo, como también tenía algo que quería preguntarle, ella tomó los documentos sin decir nada más, siguiéndolo.Entraron juntos al estudio.Lorenzo se sentó en su silla y la atrajo hacia él, abrazándola sobre su regazo. Apoyó su barbilla en su hombro, aspirando suavemente el aroma que emanaba de ella, mientras tomaba su pequeña mano entre las suyas.—¿A qué hora despertaste?Celeste lo miró, fascinada por el apuesto rostro de Lorenzo. Ese hombre se vestía un elegante traje negro a medida, emanando una presencia imponente. No parecía estar enojado.Margarita le dijo que ella lo había maldicho la noche anterior, eso debería ser cierto. Sin embargo, ¿él no se enojó con ella en absoluto? Eso era algo muy raro…—¿Por qué me miras así? —Lorenzo inclinó la cabeza de repente para
—¿Acaso no han cultivado el amor después del matrimonio? —le preguntó Celeste.Nadia era una mujer hermosa y talentosa, si ella fuera hombre, sería difícil no enamorarse de ella.Lorenzo le dirigió una mirada como si estuviera mirando a una tonta:—Estás tan sumidas en los guiones… ¿Crees que la vida es una telenovela?Ella no sabía cómo responderlo al instante.Se quedó en silencio, sin decir nada más.Después de todo, él era un gran empresario, con solo mover un dedo podía manejar proyectos de miles de millones, ¿cómo iba a darle importancia a ella, que apenas lograba sobrevivir en esta ciudad?—Ahora que ya lo sabes, ¡no vuelvas a tener esas ideas descabelladas! En lugar de eso, ¡piensa en lo que deberías hacer!—¿Qué es lo que debo hacer?En sus ojos solo se veía la perplejidad…—Complacerme, mimarme, servirme, ¿qué has hecho en todo eso?Las mujeres que otros hombres mantenían siempre sabían cómo complacerlos haciendo todo lo posible, sin embargo, ¡ella solo lo hacía enojar una y
Al principio, Melodía solo quería comprar unos lentes de sol, pero al entrar en el centro comercial, no pudo evitar ir a ver la ropa y se probó algunas prendas.Celeste estaba sentada en el sofá, hojeando una revista mientras esperaba.—Señorita Torres —de repente se escuchó la voz de una mujer a su lado.Celeste volteó y vio a Isabella y la señora parada a su lado. No pudo evitar fruncir el ceño.Esta vez no sería una coincidencia…Cerró la revista y les dijo con tono indiferente: —¿Qué asunto tienen conmigo?—Señorita, me llamo Marina Vargas, y soy la madre de Isabella. Me gustaría tener una breve charla contigo, ¿podemos buscar un lugar y sentarnos un poco?La actitud de Marina no era tan mala, pero Isabella tenía una expresión fría y altanera.Celeste frunció un poco el ceño.Hubo un breve silencio entre ellas.—Si lo que quieren es que me vaya de la capital, pues la conversación ya no es necesaria porque no me iré. Además, ya no me interesa tu yerno —habló Celeste.Estaban en un l
—Estoy en el centro comercial con Melodía. ¿Qué pasa?—¿No dijiste que ya no podía caminar por el dolor?La voz del hombre era profunda y penetrante.Por la mañana había tenido un fuerte ejercicio en la cama antes de ir al trabajo. Él finalmente la soltó cuando ella ya no podía soportar más. Después de eso, él la cargó al baño para darse una ducha juntos, sin embargo, él se dio cuenta de que la delicada parte la joven ya estaba completamente hinchada, por lo que él le aplicó el ungüento especial después de la ducha.En ese momento, ella estaba lúcida y al recordar esas escenas, su rostro se sonrojaba una y otra vez.Melodía estaba a su lado, escogiendo la ropa. Como también había escuchado las palabras, le lanzó una sonrisa pícara a Celeste.Celeste ya no sabía qué responderle a Lorenzo, así que se alejó a una esquina, exclamándole en voz baja: —No digas esas cosas, ¡me fastidias!Su tono era un poco mimoso, y aunque estuvieran hablando por teléfono, Lorenzo podía imaginarse su expresi
Celeste no tenía nada que comprar y después de dar un gran recorrido del centro comercial, solo encontró un osito fresa que le gustaba mucho, así que lo compró.Mientras los dos estaban eligiendo cosas, de pronto sonó el móvil de Celeste. Lo sacó y echó un vistazo a la pantalla. Después de ver el número, dudó un poco antes de contestarlo.—Señora Rodríguez, ¿qué pasa?—¡La policía vino a arrestar a tu padre! ¡Ven aquí rápido! —exclamó Rosalina.Antes de que Celeste pudiera preguntarle qué había ocurrido en realidad, la otra ya colgó la llamada.—Celeste, ¿aquella señora de la familia Jiménez aún te está obligando a ayudarlos?Melodía, quien estaba probándose un vestido de edición limitada, frunció el ceño al escuchar eso.Celeste suspiró y en pocas palabras le explicó que ella era la hija ilegítima de Manuel y le contó sobre los conflictos entre las familias Jiménez y Morales.Melodía se quedó estupefacta: —¿Manuel Jiménez es tu padre…? ¿Y él es el culpable de la muerte del padre de Ja
Isabella miró fijamente a Celeste, con una clara expresión de burla.¡Estúpida!¡Ella realmente se atrevió a llamarle a Lorenzo!—Oficial, no pierda más tiempo. ¡Llévaselos! —le dijo al oficial.Si Lorenzo realmente llegaría, ella tenía que hacer que el problema se volviera aún más grave.La policía les dio un orden a sus subordinados de inmediato: —Lleven a todas las personas relacionadas con la familia Jiménez a la comisaría. Si alguien rechaza a cooperar, ¡lo consideremos como una obstrucción a las autoridades!—¡Nadie puede llevársela a Celeste!Melodía se puso frente a Celeste de inmediato para protegerla.El oficial le dijo fríamente: —¡No tienes el derecho de tomar decisiones! Si aparece algún tipo de obstrucción, ¡te arrestaremos también!—Entonces, ¿si tengo yo el derecho de tomar las decisiones?De repente, resonó una voz masculina desde la puerta de la villa.Era Jacob, quien se acercaba con grandes zancadas. Se vestía un traje de azul ligero. Con su figura erguida, su rostr
—Señor Vargas —lo saludó Melodía después de bajar del auto—, Celeste se quedó dormida en mi coche.Aunque ya estaba acostumbrada a ver a todo tipo de apuestos en el mundo de espectáculos, aun así no pudo evitar un pequeño momento de admiración al ver a Lorenzo. ¡Qué hombre más apuesto!En ese momento, Lorenzo la miró con ojos serenos.Esta mirada hizo que Melodía sintiera escalofríos y casi se quedara congelada por su mirada.Él no dijo nada más, se acercó al auto, abrió la puerta y vio a la joven dormida en el asiento del copiloto.Se inclinó para cargarla en brazos y se dirigió hacia la entrada.Durante todo el proceso, Lorenzo ni le dirigió una palabra más ni la volvió a mirar.Melodía volvió en sí y se sorprendió mucho, pensando para sí: «Ese hombre es más frío y distante que mi imaginación...»Después de miedo, exclamó en el corazón: «¡Qué bonita es la escena cuando él la cargaba así!»Esa aura de romanticismo, cariño y dulzura era mucho mejor que esas escenas idealizadas que se v