¡No lo escuches a él!

Aquella pequeña distracción no había sido suficiente para detener a Kieran.

El chico se movía con seguridad en dirección a aquella hembra de la que su Gobernante le había hablado.

Por más impresionante en batalla que fuera era un peligro para su líder. Entonces ¿Por qué no quería hacerle daño?

Kieran por primera vez en la vida se sentía poderoso mientras se habría paso entre la gente para llegar a ella.

—Kieran… —susurró otra voz femenina.

El cachorro casi se detiene abruptamente alzando sus ojos hacia ella.

La chica lo observaba con lágrimas en los ojos y el corazón de Kieran se apretó al ver felicidad en sus orbes.

“¿Por qué me mira así?”

Era extraño. Pero se sentía más extraño al pensar que conocía a esa chica.

—¡Kieran! ¡¿Qué esperas chico?! ¡Defiende al Oeste!

El chico tensó la mandíbula y apretó los puños desviando su atención a la mujer que yacía sobre el suelo paralizada. Ahora no era por su poder, pero aún así ella no se movía ni apartaba sus ojos de él.

Un macho se interpone
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