—No puedo más —se queja Justin—. Tengo que hablar con él
Aliso mi cabello irritada. Todo este asunto del dinero está comenzando a enloquecerme, por no contar las consecutivas visitas de Anabelle. Y ahora Justin quiere hablar con su padre para que le regrese el dinero.
—Eso es lo que quiere ¿Lo sabes, verdad? —Justin gruñe.
—No puedo vivir así hermosa
—¿Así como Justin? ¿Sin lujos? —escupo—. No sé qué tan difícil pueda ser, yo he vivido así un tiempo y sigo viva
—No me refiero a eso
—¡¿Entonces a qué demonios te refieres?! —yo sigo con mi irritación desde el jueves.
Justin tira de sus cabellos y camina de un lado a otro.
—Hermosa, es domingo. Por favor no discutamos tan temprano
—No fui yo quien comenzó la disc
No sé cuánto tiempo estuve mirando a la nada. Mi cerebro no funcionaba correctamente, no maquinaba. No podía pensar en otra cosa más que en lo que Jackson me había contado. Si todo eso era cierto ¿Qué pasaría entre Justin y yo?Dolía como el infierno pensar que era verdad. Que él eligiera el dinero antes que yo.Ese no era el hombre del que me había enamorado. ¿Cómo había cambiado tanto en tan poco tiempo? ¿Cómo Anabelle había podido arruinar mi vida?Quería llorar, gritar, golpear a alguien. Pero no podía. Misteriosamente, las lágrimas no salían de mis ojos, solo sentía ira y dolor, pero mi cuerpo no reaccionaba. Yo simplemente no reaccionaba.—¿Danielle?Pero su voz lo cambió todo.Me encontré viendo a Justin caminar hacia mí, preocupaci&oacut
Tomo probablemente dos horas calmarme por completo. Desde que había llegado a casa de Nathan no había parado de llorar, y él solo me consolaba. No preguntaba porque estaba allí, tampoco porque estaba así, solo me abrazaba y me consolaba.Él definitivamente era el mejor amigo.Seguía sin entender como Justin había podido elegir el dinero sobre mi ¿Qué pasaría con todo lo que habíamos vivido? ¿Con todo el amor que decía tenerme? ¿Era más fuerte su amor por el dinero?—¿Te sientes mejor? —asentí sentándome en la cama.Dejando mis pensamientos a un lado mientras veía a Nathan entrar en la habitación.—De verdad, gracias por todoNathan sonrió, sentándose a mi lado de nuevo. Aliso mi cabello detrás de mi oreja.—¿Necesitas algo más
—¿Tú? —mi garganta se seca.Si ella lo sabe todo ¿Cómo es que no está despotricando y golpeándome en este instante?—No estoy enojada contigo Danielle —dice calmadamente.—Pero supe lo de Serena y Ryan y no te conté nada—No era tu asunto —ella me regala una media sonrisa—. ¿Puedes decirme ahora que te ocurre?Mire a Nathan y de vuelta a ella varias veces, porque no sabía que decir. Nathan se levantó de su asiento en la barra y camino hacia mí.—Supongo que debo irme —beso mi cien—. ¿Estarás bien? —asiento.—Gracias por todo, de nuevoAcarició mi mejilla y dejó su mano en mi cuello mientras besaba mi frente.—Llámame si necesitas algo —susurro.—De acuerdoÉl se retiró a rega&n
—OyeAbrí mis ojos, asustada. Nathan sonrió al ver mi expresión y puso cara de inocente.—Lo siento, no quise asustarte—No me lo parece —bufé enfadada.Él solo rió, mientras se sentaba a mi lado en la cama.—No esperaba encontrarte dormida. Solo fui por pizza—Me ha estado dando demasiado sueño últimamente. Y ahora que voy a estar todas las noches en la biblioteca, debo dormir de día —me defendí ofendida.—Hablando de eso, ¿Estás segura de que quieres hacer eso? —asentí.—No puedo ver a Justin, Nathan. Nada bueno saldría de eso —él suspiro.—Vino a verme al trabajo hoy —mis ojos se abrieron.—No le dijiste que estoy aquí ¿Verdad? —él negó——Pero lucia desesperado, Danie
Llamada entrante: número desconocido.Era la segunda vez que llamaban esta noche, pero temía responder por temor a que fuera Justin. Había rechazado sus llamadas durante todos estos días. Era una agonía y cada día se sentía más horrible aun. Ya habían pasado cinco días, ¡Cinco días sin él! Pero supongo que me lo merecía por querer forzar las cosas.Llamada entrante: número desconocido.¿Qué pasaba si era él? ¿Qué daño podría hacerme? Y además, podría oír su voz…Me detuve en mi camino a la biblioteca. Gracias a la ayuda de Nathan, había logrado convencer a mis profesores de que, dado que ya estábamos culminando semestre y había aprobado el setenta y cinco por ciento del valor total de todas mis asignaciones, solo debía presentar un trabajo por materi
—¿Te he dicho lo hermosa que eres? —preguntó por quinta vez.—Esta es la quinta vez, Justin —susurre sonriendo.—Vamos a completar una sexta —acercándose a mi oído, susurro—: eres hermosaMe encogí entre sus brazos. Escondiendo mi cara en su cuello mientras mis mejillas se enrojecían. Sentí su pecho vibrar por la risa.—Así que solo con decírtelo seis veces logro que te sonrojes—Haces que me sonroje con lo que sea —aseguré.—Me gusta sonrojarte cuando te estoy haciendo mía —me sonroje aún más.—Justin —él vuelve a reír y sus brazos afianzan su agarre en mí——Es la verdad, hermosa —su nariz acarició mi cuello— y te lo voy a repetir a cada instante que pueda hacerlo—Aun no me acostumbro
Abro mis ojos con lentitud, cerrándolos al instante por la cantidad de luz que había. Gemí por el insistente dolor punzante que sentía en mi cabeza y por el sabor amargo que sentía en mi boca. Quería vomitar y me sentía sin fuerzas. Y por lo poco que había visto en los segundos que abrí los ojos, no estaba en la habitación de Nathan.Entonces ¿Dónde estaba?Volví a abrir los ojos con lentitud, la luz seguía siendo una molestia pero necesitaba saber dónde estaba. Examine mí alrededor con cuidado de no mover de manera brusca la cabeza, porque el dolor realmente era insoportable. Había una puerta cerrada y un sillón a mi derecha, este último se encontraba debajo de una ventana con las persianas abajo. Aun así podía ver a personas caminando afuera, frente a mí había una pequeña tv apagada y a mi izquierda un
—Bien Danielle. Ya te puedo dar de alta —mis ojos se abrieron ante las palabras de la enfermera.—¿Hablas en serio? —ella asintió.—El doctor me ha dado tu alta hace unos momentos —sonrió—. Ya te puedes retirar, eso sí. Recuerda que debes empezar a tener un control de tus alimentos. En recepción están unas referencias tanto para un nutricionista como para un psicólogo —su mirada se tornó triste—, pero creo que ya sabes de lo que habloAsentí, cabizbaja.—Sí, lo sé—Oye —Justin tomó mi barbilla y me hizo mirarlo—, no pasaras por esto sola ¿De acuerdo? —asentí.—Te dejaré sola para que te cambies —me sonrió la enfermera nuevamente—. Ah, y no olvides que en una semana debes venir a que te retiren los puntos de la sutura. En caso de qu