La bruja y el cazador (una bruja en cautiverio)
La bruja y el cazador (una bruja en cautiverio)
Por: Gixi
capitulo 1

El ruido inundaba la noche en la gran ciudad, la música la discoteca se escuchaba en la avenida, una hermosa chica caminaba por los peatones, abrió su bolso y vio el arma que  guardada dentro sintiéndose nerviosa por lo que estaba a punto de hacer,  por un momento quiso darse la vuelta y marcharse, pero algo en su interior se lo impedía necesita obtener el dinero para la operación de su sobrino y esta era la única forma de conseguirlo.

La chica entró a un lujoso casino, este era muy  conocido por sus visitantes quienes solían ser ricos de la ciudad, de inmediato vio a  la distancia al  sujeto que estaba buscando, este se encontraba acompañado por una chica  que le tomaba del brazo, de inmediato sintió como una fuerte  ira comenzó a despertarse en su interior al verlo abrazado y feliz junto a esa mujer,  sentía un enorme deseo de sacar su arma y dispararle todas las balas a ese infeliz, pero no podía hacerlo así que tomo una larga respiración para controlarse " calma Amaliet" se repitió una y otra vez dentro de su cabeza mientras  se sentaba una mesa al fondo, desde ahí pudo observar a la feliz pareja demostrarse afecto, esto provoco que su estómago empezara a constiparse de la rabia,  las ganas de sacar su arma y asesinar a ese bastardo eran cada vez más difícil de controlar, pero debía hacerlo "si deja que tus emociones te dominen fracasara" era lo que su abuelo le repetía constantemente durante sus entrenamientos  recordaba el entrenamiento, desde su perspectiva dejarse llevar por las emociones era una sentencia de muerte.

Amaliet continuó observando con paciencia a su víctima esperando el momento perfecto para atacar, este llego cuando la acompañante de ese hombre se levantó para ir al baño, oportunidad que aprovecho para seguirla y esconderse detrás de la pared, con cuidado saco su arma y espero pacientemente  hasta que las demás personas salieron del baño, de inmediato entro al lugar, cerró la puerta con seguro y sacó su arma apuntando directamente a la cabeza de la chica

—Si gritas, te mueres —le advirtió en un tono frío que venía acompañado por el aterrador sonido del seguro manual de la pistola siendo desbloqueado. La chica comenzó a temblar mientras de miedo, mientras observaba el arma reposar en su sien —¡por favor, no me mates, haré lo que me pidas! — empezó a rogar desesperadamente, haciendo que Amaliet la encontrara molesta y desagradable.

—¡Cállate! —Le gritó tomándola por el cabello y colocándole la pistola más cerca de su cráneo, haciendo que la chica se callara de forma abrupta entre gemido y sollozos  —. Escúchame bien estúpida, quiero que llames al hombre que te acompaña y le digas que te fuiste a casa — La chica asintió moviendo repetidamente la cabeza con nerviosismo, de inmediato sacó el teléfono de su bolso y le envió un mensaje de texto a su acompañante para avisarle que se había ido a casa porque se sentía indispuesta.

—Muy bien, así me gusta —le elogió Amaliet con sarcasmo—. Ahora me vas a acompañar a la salida y, ¡ay, de ti  gritas o haces una estupidez, porque  te vuelo la cabeza de un disparo! —La chica decidió obedecerle en todo sin poner resistencia.  Amaliet la sujetó  el abrazo y colocó el arma en su cadera de forma discreta para no ser descubierta.

—Ahora salgamos de este lugar —ambas salieron chicas salieron del baño de dama, siendo vista por un trabajador de limpieza, quien notó el rostro pálido de una de ellas y  se acercó para confirmar que todo estaba bien —.¿Sucede algo, señoritas? — Amaliet le mostró una sonrisa amable y despreocupada —mi amiga ha tomado demasiado, estoy llevándola  a tomar aire fresco -El trabajador al no notar nada fuera de lugar decidió no hacer más preguntas y  dejarlas pasar.

— ¿Sería tan amable de indicarme la salida de emergencia? Sería muy vergonzoso que alguien más la vea en este estado. — El señor amablemente le señaló con el dedo  la salida de emergencia, ella agradeció con gesto amable y empezó a caminar incrustándole la pistola  en un costado a la chica para que no hiciera ninguna tontería, con cuidado abrió la puerta y la empujo fuera del casino hacia un callejón oscuro y solitario  —  largó de aquí  — ordeno con un tono frío y amenazante, la chica empezó a correr de prisa para alejarse lo más posible del lugar.

—¡Alto ahí! —gritó disparando al aire, haciendo que se detenga al instante paralizada de miedo.  Amaliet sacó un pequeño frasco de cristal y lo dejó caer  al suelo, rompiéndose en los pies de la chica y manchando sus zapatos  con un líquido rojo y viscoso, está horrorizada al descubrir que se trataba de sangre empezó a gritar histéricamente  —no te preocupes, pronto olvidarás todo lo que sucedió hoy incluyendo mi rostro.

La chica comenzó a percibir un extraño olor que provenía del frasco roto, haciéndola perder la conciencia  de a poco hasta quedar inconsciente. Amaliet sacó el teléfono y llamó a emergencias para que se la llevaran de ese lugar. Después  de asegurarse de que la ambulancia se la había llevado camino con pasos firmes, se dirigió al salón de apuestas  donde se encontraba su verdadero objetivo. Decidida, entró en la sala VIP y se dirigió a él con sonrisa traviesa y sensual

— Hola, guapo, ¿estás solo? —preguntó con voz  seductora. Él se dio la vuelta quedando completamente  hipnotizado. Frente a él estaba una mujer  hermosa, de pelo rizado, color castaño rojizo, sus ojos dorados como la miel brillaban de forma peligrosa. Llevaba puesto  un vestido negro con un escote en V que dibujaba bien su hermoso cuerpo. Hace un momento estaba enojado porque su acompañante lo había dejado, pero ahora que esta chica apareció, no le importaba ser abandonado por una dama scorts.

—Estoy exclusivamente para ti, belleza —respondió mostrando la típica sonrisa moja, braga de todo mujeriego. Amaliet curvó los labios en una pequeña sonrisa complacida con aquella respuesta. Su sonrisa lo dejó cautivado, su belleza era como  la de  un ángel. — ¿Me invitas a un trago? —preguntó batiendo sus pestañas  con ojos encantadores que derretían a cualquier hombre.

—¡Por supuesto! —dijo él con una sonrisa seductora, algo que le hizo sentir náuseas  y deseos, de sacar su arma y descargarla toda sobre su pecho hasta saciar su ira. —¿Puedo saber tu nombre?—preguntó entregándole una copa de vino — Amaliet —. Él acercó una mano a su rostro y quitó un mechón de cabello suelto sobre su frente y lo colocó detrás de su oreja.

—Lindo nombre, soy Armando Lync —se presentó extendiéndole la mano. —Un placer conocerlo, Armando —le respondió estrechando su mano mientras le daba un sorbo su bebida de forma coqueta. La noche siguió entre risas y alcohol,  hasta que se hizo tarde. Con el alcohol alterando su sentido, Armando se acercó a su oído y susurró unas palabras: —¿Por qué no vamos a un lugar más privado?—propuso descaradamente, una sonrisa  provocativa se dibujó en los labios de ella. Este era el momento que había estado esperando toda la noche, así que se acercó a su oído y le susurró con voz melosa: —Llévame donde quieras — Esa respuesta lo hizo sentir motivado y de inmediato intento darle un beso, pero ella lo esquivó  girando sur rostro y sonrió de forma traviesa, él tomó su mano guiándola hacia el ascensor.

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