ARIEL

Suelta dos azotes en mis nalgas que me ponen a temblar con la nutela en mis manos. Su dureza la pega a mis nalgas y su boca busca mi cuello erizándome la piel. Su lengua trémula acaricia mi piel provocando que apriete el tarro con fuerza.

—Que has pensado de mi propuesta—necesito su boca contra la mía ya mismo—que me dices Ariel muero por follarte.

Divino rostro, se me contra el sexo con su pregunta. Susurra en mi oído tan descaradamente que deseo decir si de inmediato.

—Apenas lo estoy leyendo—me restriego en el—tengo que pensar muy bien,

—Porque si tú quieres y yo quiero—amasa mis senos mientras busca los pezones erectos los cuales aprieta—mira como estas de excitada, hasta aquí puedo sentir tu excitación Ariel.

—Que vergüenza—musito.

—Para mi es todo lo contrario.

Mete la mano en mi pijama llega