CAMERONDespués de tomar el jugo de fresas más amargo en la historia de mi vida, no porque estuviera malo, sino porque en realidad no quería comer ni beber nada, Gianna y yo nos sentamos en silencio en el sofá de la sala; ella con sus ropas de estar en casa, yo todavía con el traje con el que empecé a trabajar en la mañana.Recordaba las palabras de Gregori mientras escuchábamos el reporte de las noticias en la televisión. Ahí decía que el país estaba cerrado en su totalidad: la gente fue enviada de sus trabajos a sus casas, los ni.ños sacados de las escuelas, y solo se ejecutaban los servicios básicos en todos los sectores, dando más importancia a la alimentación y a la salud, como era debido. Además, solo pocos periodistas tenían acreditaciones para dar sus reportes por las calles.«Es increíble que esto esté sucediendo en nuestro país», era el sentimiento general por donde se viera, además de mencionar la escalada que la violen.cia hacia la realeza de Hiraeth padecía, el impacto ne
CAMERONPor un instante, fue como si Cameron Kuir dejara de existir y solo hubo vacío, negrura y desastre, nada…De repente, me di cuenta de que miraba al interior con los ojos bien abiertos, impresionado e incrédulo a partes iguales, y sentí que las piernas me temblaban, y fallaron al punto en el que me fui hacia atrás y caí de sentón.Paul corrió, también Tom, y se apresuraron a ver en el cuarto.Apenas darse cuenta de lo que pasaba, Tom volteó y ordenó:—¡Hay que sacarlo de aquí!Se acercó, y con la ayuda de Matt y Bruno, que era un fortachón, me levantaron en peso y llevaron afuera a rastras al exterior de la cabaña, y desde ahí todo el camino de regreso hacia el campamento, donde la información comenzaba a llegar. Fui metido en un auto antes de darme cuenta, y solo me quedé ahí mirando al vacío.—Señor, señor… ¿me escucha? —preguntó Tom, quien se sentó a mi lado en tanto los demás rodeaban el vehículo.Vi su mano pasar frente a mis ojos, y al mismo tiempo solo rememoré lo que obs
GIANNAEl ambiente en la casa era lúgubre, y claro que lo entendía. Esta era ya la tercera tarde sin noticias de Lau, y podía ver a la señora Laila ir y venir en estado de ansiedad mientras yo solo seguía sentada en el sofá de la sala.Vik salió temprano en la mañana sin decirme con exactitud a dónde iba. Lo único que dejó claro era que tenía que hablar con unas personas y hacer todo lo posible para encontrar a su hermana, y a pesar de que le dejé algunos mensajes a lo largo del día, no contestó ninguno… ni siquiera los vio.De repente, mi celular comenzó a sonar, y me extrañó ver el nombre de Zoe en el identificador, aunque quizás ella conocía alguna novedad sobre el caso.—¿Hola?—Gia, hola. Por favor, prepara el protocolo para recibir al Premier en el Palacio.—¿Al Premier? —inquirí y espabilé de repente—. Pero Su Majestad no se encuentra aquí.—Ya lo sé… Su Majestad partirá al Palacio en unos minutos desde donde está, pero nosotros ya vamos en camino y llegaremos primero. Por favo
GIANNALa azotea del palacio era enorme; sin embargo, Vik tenía un espacio delimitado para su uso que se encontraba rodeado de medias paredes, y ahora se encontraba recostado en una de ellas.No necesitaba verlo de frente para saber que sus ojos estaban perdidos en el horizonte hacia la ciudad, y de que debía tener la mente llena de mil cosas por lo que acababa de pasar.Su madre acababa de decirle muchas palabras hirientes, y a pesar de que él solía mostrarse sereno y recto cuando se trataba de ella, en el fondo sabía que debía dolerle; después de todo, según el grado de conocimiento que tenía sobre él hasta ahora, ella era su talón de Aquiles. Siempre quiso su reconocimiento, pero recibió todo lo contrario.Y ahora esa mujer había dicho auténticas barbaridades a un muchacho inocente… Esto podría terminar mal.El cielo era gris a pesar de que se suponía que el atardecer tardaría en llegar, y la brisa fría se me hacía incómoda y puntillosa; sin embargo, ya no llovía.Me acerqué poco a
GIANNAEn la noche de ese mismo día, mientras Vikram y yo dormíamos, el gabinete de gobierno de Hiraeth y la policía hicieron una rueda de prensa conjunta para anunciar el fallecimiento de la «Princesa Laurice de Hiraeth», a quien, según la nota, encontraron en una cabaña al este del bosque. En primera instancia no anunciaron la causa de su muerte, sino que dijeron que se hacían las pesquisas correspondientes, y tampoco respondieron preguntas.Esa misma noche, las banderas del Palacio y de la avenida fueron colocadas a media asta, y se levantó el toque de queda.Después de eso pasó casi una semana que se me hizo eterna. Vik no hablaba mucho, y a pesar de que comía y dormía, se despertaba a media noche por unas terribles pesadillas de las que no me quería explicar nada. Melania seguía endemoniada en su contra, y cada que lo veía le gritaba y le echaba la culpa de todo, y todo lo demás estaba en blanco.Ese lunes, después de que el cuerpo fuese entregado el día anterior, se procedería a
GIANNA—¡¿Qué demonios pasó ahí afuera?! ¡¿Quién te crees que eres para faltar a los sagrados protocolos de esta familia?!Antes de darme cuenta, cuando apenas pisábamos la sala, Melania abandonó la mano de su esposo y se me vino encima.—¡Detente! —Vikram se metió en medio al instante y la paró tomando sus muñecas—. ¡¿Qué te pasa?!—¡Esa mujer, ustedes dos vio.laron el protocolo real en el funeral de mi hija! ¡¿Quiénes se creen que son?! —Ella tiró y se soltó, yéndose hacia atrás para ser atrapada por su esposo—. ¡Tú tienes la culpa de que esto pasara, y osaste perturbar incluso su funeral! ¡Desgraciado!Quiso írsele encima de nuevo, pero Henry la detuvo, al tiempo que todos los empleados y escoltas de la casa se pusieron alerta.—¡Hiciste de este lugar un mal.dito burdel, y encima trajiste a una zo.rra para que te hiciera compañía! ¡Es una desgraciada, ella también tiene la culpa de todo esto! —Me miró con odio.¿Acababa de llamarme zo.rra?Tragué entero y mantuve la calma; sin emba
GIANNASin volver a ver a su hijo, Melania volvió a Francia con Henry y Lidwien una semana después, dejando el cuarto de Lau tal cual estaba. En realidad, ninguno de nosotros entró ahí en ningún momento tras recibir la noticia del secues.tro, pues esperábamos que ella pudiera volver a ocuparlo.Yo… quizás en el fondo todavía lo esperaba.Después de eso, mi cumpleaños pasó sin pena ni gloria, y el mes más difícil de mi vida se me vino encima, pues mis pensamientos se volvían cada vez más confusos porque, aunque no lo decía, sabía que Vik se culpaba de todo. Al final, su madre lo gritó a los cuatro vientos, y a pesar de que fingía entereza, en el fondo empezaba a deshacerse.No poder hacer nada al respecto, tal sensación de impotencia sencillamente me… repugnaba.En la oscuridad de mi mente, las cosas empezaban a complicarse.—La única forma de ayudarlo es encontrando la verdad —dijo aquella voz que era la mía, pero al mismo tiempo no.Yo, sentada en una silla en medio de la negrura, so
THOMASA media tarde, debería decir que el ambiente en el Palacio se tornó turbio y oscuro.En las últimas semanas el señor se venía mostrando apagado y reacio a muchas emociones, por lo que no pude evitar rememorar los tiempos de su adolescencia, o de algunos años atrás, donde se sumía en el dolor sin nada que pudiera consolarlo.Bueno, la señorita Adelaide estaba aquí, pero algo no parecía ir bien entre ambos esa tarde, lo que me llenó de curiosidad.Después de la cena, me encontraba haciendo una ronda con otros guardias para verificar el estado del terreno, cuando escuché por el radio la voz de Mark: «Tom, Su Majestad quiere verte. Ven al departamento, por favor».Tan dicho como tan hecho, dejé a los demás a cargo y me dirigí al Palacio. Subí las escaleras y encontré a un enrarecido Markus que me miraba con curiosidad.—¿La señorita está dentro?—No. La señorita se encuentra en el jardín. Su Majestad está solo.Asentí ante su respuesta y toqué la puerta. Tras una autorización desde