GIANNAEn el momento en el que llegamos a una avenida despejada, los escoltas de dos autos delante de nosotros estacionaron y bajaron para rodear el auto, y Donovan y Thomas hicieron lo mismo, ellos posicionándose al centro en cada lateral. Era la escolta.Delante vi oficiales a caballo, y una cierta ilusión detonó en mi cabeza.—Dios mío, ¿esto es real? —pregunté por lo bajo—. ¿De verdad está bien que yo esté aquí así?Escuché una risilla a mi lado y luego un suspiro.—No te preocupes por eso, Gia. Es como debe ser; después de todo no somos un capricho para el otro, ¿verdad?«Esto es en serio», quería decir básicamente «Algún día serás la Reina, no tiene nada de malo que estés aquí desde ahora», y eso añadió una carga más de nerviosismo a mi sistema; sin embargo, también me sentí halagada y feliz, como si hubiera estado esperando mucho tiempo para esto.¿Esa era la Abby en mi interior?Entonces, los caballos comenzaron a marchar alrededor nuestro, y pude escuchar aplausos de parte de
LAURICELlegó la noche, y a pesar de que todo iba bien, me parecía que el ambiente se hallaba un poco enrarecido, como si se estuviera esperando a que algo pasara. ¿De verdad estaríamos bien?La vigilancia por estos actos aumentó el triple desde que Cam y Gia fueron atacados, y las listas de invitados fueron estrictas, aunque siempre se tenía que dar la entrada a la integración. Esta noche, en el Gran Salón del Palacio de las Cortes Reales, ubicado al sur de la ciudad, las pompas estaban a la orden del día, mas yo me sentía extraña.Al bajar del auto en compañía de Lid, ambas de punta en blanco y con las tiaras que nos identificaban como princesas, me di cuenta de que semblante se enserió apenas ver a mi madre y a Henry, que sonreían mientras posaban para la cámara, y no pude evitar preguntarme si es que ambas habían tenido alguna clase de pelea.—Oye, ¿te sientes bien? —le pregunté por lo bajo, evitando las cámaras de los fotógrafos.Ella volteó y me dijo con ojos inexpresivos:—Sí.
GIANNA—¿Cameron? —insistía la muchacha ante un indiferente Vikram que apenas se dio la vuelta la miró con desprecio.—¿Qué haces tú aquí? —espetó él.Sí, era Rosemarie Orleans.—Vine como acompañante de Morgan, el hijo mayor del tío Jacob. Hace mucho que no nos vemos.Ella hablaba como si nada, como si todo lo que hizo fuese una ilusión, como si no recordásemos lo ponzoñosa y estúpida que fue en el pasado.—Sí, como sea… —Vik la ignoró y, en cuanto nuestros ojos se encontraron, caminó en mi dirección—. ¿Estás bien? ¿Pasó algo? —preguntó con ojos curiosos.—No… solo me encontré con una mosca —murmuré y resoplé—, ¿y tú? —Tiré la vista a un costado, donde una burbujeante Rosemarie me fulminó con su asquerosa mirada—. No parece que le apetezca que la rechaces.—Me importa en lo más mínimo —contestó el pelinegro y se encogió de hombros.En el salón sonaba una balada relajante por boca de otro de los invitados a la velada, y algunos de los presentes bailaban con calma, pues este no era un
GIANNA—Ese ni.ñito estú.pido —masculló Jacob y resopló.—Tyler, dale a Rosemarie a mi tío para que se ocupe de ella, es su responsabilidad.El escolta asintió con la cabeza y llevó a la mujer como un saco de papas, al costado, hasta donde estaba el castaño, y al ver que él no quería recibirla, la depositó con cuidado en el suelo a sus pies.—Tío, no sé qué pretendes hacer con Rosemarie, en serio, pero ya basta. No creo que no tengas la suficiente inteligencia como para saber que con ella no lograrás nada. —Vik resopló con cierto cansancio.—Le hago un favor a un buen amigo, Cameron. Deberías saber que el Duque de Orleans y yo somos viejos compañeros de caza y pesca. Ella tiene que agotar sus posibilidades. —Se quedó viendo a la desmayada pelirroja.—Debes actuar como un adulto y dejarle claro que es momento de que pare, antes de que se avergüence tanto que no quede nada de ella entre la sociedad de los nobles.La voz de Vik resonó con mucha seriedad, en tanto yo me centré en su tío,
GIANNAA la mañana siguiente, me desperté con cierto dolor por todas partes. Era sábado, pero eso no quería decir que no tuviera que trabajar.Vik y yo bajamos a desayunar con Laurice, quien estaba de punta en blanco a pesar de ser fin de semana, lo que llamó mi atención.—¿Vas a alguna parte? —pregunté sin poder evitarlo.Ella asintió con la cabeza sonriente y contestó: —Con los preparativos para el Bicentenario, y que ayer se fueron pronto, no pude decirte. Iré a Graunlinster, a un seminario de microbiología. Califica como representación Real, aunque la verdad es que lo hago a título personal.Su sonrisa me dejó ver que aquello de verdad le hacía ilusión, y luego cambió el tema y empezó a hablar de lo de anoche, por lo que terminé contándole lo sucedido.—Esa chiquilla está loca. Dios… ¿Qué pretendía? —Enarcó las cejas y resopló con fuerza.—La verdad no lo sé.Los tres comíamos un desayuno francés: croissants de mantequilla, ensalada de frutas, zumo de naranja y café (en el caso de
GIANNA—¿Qué?La voz de Vik carecía de emociones, y aquel monosílabo fue más como un reflejo que una intención. Su cuerpo se tensó tan al instante como el mío, y pude sentir un intenso temblor invadirlo y ser reprimido en un segundo.—¿Qué Lau qué?Tom ensombreció su expresión y tragó con dureza.—Mark está hablando ahora mismo con la policía, pero no sé mucho más. Señor…Pero fue incapaz de terminar de hablar, y en el momento en el que vi al pelinegro al que se dirigía, entendí la razón. Vik pareció ausente de un momento a otro, y aunque su expresión en sí no denotaba nada, te dabas cuenta al fijarte en sus ojos que el terror comenzaba a salpicar.—Llamaré a Gregori —musitó apenas y sacó su celular.El otro pareció contestar enseguida porque escuché un ruidillo.—Sí… acabamos de saberlo. No… no sé mucho más, pero…De repente, se escuchó un barullo procedente del pasillo, y lo siguiente que vi fue a Melania entrar en la oficina a toda prisa. Su rostro estaba desfigurado por la ira, y
CAMERONEsto no tardó en regarse a todo el mundo. Era la primera vez en cuarenta y nueve años, desde que Ian Ball trató de se.cuestrar a la Princesa Ana del Reino Unido, que se producía un hecho así en una monarquía europea.Y tenía que ser mi hermana.La noticia era viral, pero gracias al toque de queda las cosas en Hiraeth estaban más o menos tranquilas.—Está bien… sí, creo que tiene que ver con eso, pero no lo sé, nada de esto tiene sentido —murmuré a la persona al otro lado de la línea.—No sé si hay algo que pueda hacer desde aquí, pero trataré —contestó él.—Está bien, Blake… solo sigue con lo que te dije; presiento que pronto lo necesitaremos. Con cómo va todo… —Solté una exhalación fuerte y me removí el pelo.—De acuerdo, entonces seguiré en eso.Colgué y me removí el pelo. tenía el estómago revuelto y dolor de cabeza, pero ni pizca de sueño. Mi madre tuvo un ataque de ansiedad una o dos horas atrás, y tuve que llamar al doctor Sinner para que nos ayudara. Él le dio algo y ah
CAMERONDespués de tomar el jugo de fresas más amargo en la historia de mi vida, no porque estuviera malo, sino porque en realidad no quería comer ni beber nada, Gianna y yo nos sentamos en silencio en el sofá de la sala; ella con sus ropas de estar en casa, yo todavía con el traje con el que empecé a trabajar en la mañana.Recordaba las palabras de Gregori mientras escuchábamos el reporte de las noticias en la televisión. Ahí decía que el país estaba cerrado en su totalidad: la gente fue enviada de sus trabajos a sus casas, los ni.ños sacados de las escuelas, y solo se ejecutaban los servicios básicos en todos los sectores, dando más importancia a la alimentación y a la salud, como era debido. Además, solo pocos periodistas tenían acreditaciones para dar sus reportes por las calles.«Es increíble que esto esté sucediendo en nuestro país», era el sentimiento general por donde se viera, además de mencionar la escalada que la violen.cia hacia la realeza de Hiraeth padecía, el impacto ne