Laura salió de la oficina de Alex con el pulso acelerado y el corazón aún latiendo con la adrenalina de la confrontación. Había logrado superar una prueba, pero sabía que la batalla apenas comenzaba.La sensación de victoria se desvaneció rápidamente en medio de la incertidumbre que la acompañaba. Mientras caminaba hacia su escritorio, su mente estaba en un torbellino de pensamientos."¿Y ahora qué?", se preguntaba Laura, sintiendo que la presión volvía a establecerse como una nube oscura sobre ella. "¿Y si Alex se vuelve a poner pesado? ¿Y si no es suficiente lo que hice? ¿Y si me vuelve a humillar?" La inseguridad se instaló de nuevo, como un viejo amigo que se negaba a dejarla en paz.Al llegar a su escritorio, encontró a Marta y Carlos esperando, sus miradas llenas de preocupación. “¿Cómo te fue, Laura?” preguntó Marta.“Fue… complicado. Pero hice los cambios que me pidió. El informe está completo ahora”, respondió Laura, tratando de sonar más segura de lo que realmente se sentía.
El grupo alrededor de la mesa comenzó a murmurar, sus miradas oscilando entre la incomodidad y la curiosidad. Laura sintió que la presión la aplastaba. “Estoy comprometida a mejorar. He estado recopilando datos adicionales y quiero presentar un enfoque más sólido”, dijo, intentando sonar segura.“¿Y por qué no lo hiciste antes? ¿Acaso crees que esta es una broma? Esto no es un juego, Laura”, continuó Alex, con un tono de voz muy alto (gritándole) y disfrutando de la humillación hacia Laura. “Si no puedes cumplir con las expectativas, tal vez no seas la persona adecuada para este equipo”.Laura sintió que el pánico se apoderaba de ella. “No, por favor. Estoy trabajando duro. Solo necesito más tiempo para demostrar mis capacidades”, imploró, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar.“¿Tiempo? ¿Es eso lo que crees que necesitas? No tengo tiempo para incompetentes. Si no puedes manejar la presión, entonces tal vez deberías considerar tus opciones”, dijo Alex, con un tono de voz mu
El día amaneció con una brisa fría y un cielo nublado que parecía reflejar el estado de ánimo de Laura. La tormenta interna que había venido gestándose en su interior desde hacía ya varias semanas parecía haber llegado a su punto álgido.Después de la reunión con Recursos Humanos, Laura decidió que era momento de hacer un esfuerzo por cambiar. Quería demostrar que podía ser más profesional, que podía enfrentarse a los desafíos con una imagen acorde a sus habilidades y a las expectativas del trabajo.Se levantó temprano esa mañana, se miró en el espejo y respiró profundo. Quería sentirse más segura, más preparada. Pensó en maquillarse, en arreglarse de manera que proyectara confianza.Mientras se miraba en el espejo y respiraba profundo, Laura pensó: "Hoy es el primer paso hacia un cambio real. No puedo dejar que mis inseguridades me controlen; tengo que demostrarme a mí misma que puedo ser la persona que quiero ser, la que sabe enfrentarse a los desafíos con confianza y determinación.
La noche fue un torbellino de emociones, pero cuando la luz del nuevo día se filtró por la ventana de Laura un hermoso sábado, traía consigo una nueva perspectiva. Laura despertó con una sensación diferente. Aunque aún llevaba la tristeza en el corazón, algo en ella había cambiado: una chispa de determinación.Bajo a la cocina y consiguió a su hermana terminando de hacer el desayuno se saludaron y se sentaron a desayunar las dos juntas, y conversaban de como estaban y que realizarían en lo que va del día: Sofia quedo en encontrarse con sus amigas para realizar una tarea y Laura se quedaría en casa para investigar en su computadora sobre la empresa “Los Laureles” en donde trabaja.“¡Buenos días, Sofía! Huele delicioso, ¿qué estás preparando?”“¡Buenos días, Laura! Estoy haciendo pancakes. Quería hacer algo especial para el fin de semana. ¿Te apetecen?”“ Claro, suena genial. Gracias. La verdad es que me siento un poco mejor hoy. He estado pensando en cómo mejorar en el trabajo.”“Eso
La mañana del lunes llegó con un aire de expectativa en la oficina. Laura, todavía un poco nerviosa pero mucho más segura que la semana anterior, se preparó con cuidado, repasando mentalmente todo lo que había aprendido sobre la empresa y las tendencias en belleza y maquillaje.Había pasado el fin de semana investigando y practicando, y aunque todavía sentía que le faltaba experiencia, su determinación era sólida. Sabía que era un paso importante en su proceso de crecimiento profesional.En eso llegan Carlos y Marta, a conversar un rato con Laura de lo diferente que se ve en ese momento y ella les dice que estoy el fin de semana investigando sobre la empresa “Los Laureles” y la importancia de que las empleadas tienen que estar bien maquilladas y muy bien vestidas.(Carlos entra en la oficina, sorprendido) ¡Wow, Laura! Te ves diferente. Hay algo en tu actitud que ha cambiado.(Marta pregunta) “Sí, definitivamente. Te sientes más segura, ¿qué pasó?”(Laura sonríe tímidamente) “Gracias,
Las luces del salón parpadeaban tenuemente mientras los empleados de “Los Laureles” se movían con rapidez, ajustando documentos y verificando cada detalle, para ultimar los preparativos de la reunión con un cliente clave. El ambiente en la oficina estaba cargado de expectativas, tensión y una sensación creciente de responsabilidad, mientras Alex, siempre meticuloso y exigente, revisaba cada aspecto del encuentro con una precisión casi obsesiva y controlada.Laura observaba desde su puesto, sintiendo una creciente inquietud que se instalaba en su pecho y no la dejaba respirar con facilidad. Sabía que este cliente, el señor Esteban Montenegro, era influyente, poderoso y extremadamente exigente, y que cualquier error, por pequeño que fuera, podría costarle mucho a la empresa y empañar su reputación profesional.A las 10:00 a.m., el equipo se reunió en la amplia sala de juntas, con documentos organizados, gráficos estratégicos y pantallas listas para la presentación, buscando impresionar
Y en medio de ese caos, una nueva revelación estremeció la sala.“Esto no fue un error del equipo de marketing.” —La voz de Carlos, uno de los empleados de confianza, cortó el aire—. “Fui yo quien cambió los documentos… pero no por accidente mi intención no es destruir la empresa, sino, hacer justicia.”Las miradas se voltearon instantáneamente hacia Carlos.“¿Qué quieres decir con que no fue un accidente?” —preguntó Alex con una frialdad peligrosa.Carlos tragó saliva, pero mantuvo la firmeza.“Descubrí hace días que hay una fuga de información en la empresa… alguien está filtrando datos a nuestra competencia. Lo que hice fue colocar información falsa en los documentos, esperando ver si llegaba a manos equivocadas.”Laura sintió que la sala entera daba un vuelco. No solo estaban en una crisis, sino que ahora había un traidor dentro de "Los Laureles".Montenegro entrecerró los ojos, mirando a Carlos y luego a Alex.“Entonces, ¿esto no es un problema de incompetencia, sino de espionaje
El caos dominaba la sala de reuniones de "Los Laureles". Laura apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Los hombres enmascarados mantenían la tensión en su punto máximo, sus armas como una amenaza latente. Alex se mantenía firme, pero su mirada buscaba inesperadamente una salida a la situación. Reynoso respiraba con dificultad, y Montenegro no ocultaba su irritación.De pronto, Carlos tomó una decisión impulsiva. Se adelantó con valentía, levantando las manos y fijando la mirada en el líder de los atacantes.“Si quieren la información, escuchen bien” —dijo, con voz tensa—. “Alguien dentro de esta empresa ha estado filtrando información. Pero les aseguro que no soy yo.”El hombre enmascarado lo miró fijamente.“Entonces dime quién es” —ordenó.El silencio fue absoluto. Laura miró alrededor, tratando de leer los rostros de los empleados presentes. ¿Quién era el verdadero saboteador?Y entonces sucedió.Un ruido seco, un celular cayendo al suelo. Todos voltearon.La pantalla del m