El caos dominaba la sala de reuniones de "Los Laureles". Laura apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Los hombres enmascarados mantenían la tensión en su punto máximo, sus armas como una amenaza latente. Alex se mantenía firme, pero su mirada buscaba inesperadamente una salida a la situación. Reynoso respiraba con dificultad, y Montenegro no ocultaba su irritación.De pronto, Carlos tomó una decisión impulsiva. Se adelantó con valentía, levantando las manos y fijando la mirada en el líder de los atacantes.“Si quieren la información, escuchen bien” —dijo, con voz tensa—. “Alguien dentro de esta empresa ha estado filtrando información. Pero les aseguro que no soy yo.”El hombre enmascarado lo miró fijamente.“Entonces dime quién es” —ordenó.El silencio fue absoluto. Laura miró alrededor, tratando de leer los rostros de los empleados presentes. ¿Quién era el verdadero saboteador?Y entonces sucedió.Un ruido seco, un celular cayendo al suelo. Todos voltearon.La pantalla del m
La noche había caído con una tranquilidad engañosa sobre la ciudad, Laura, se dirigió a su casa, al llegar y entrar ve las luces tenues y un silencio que contrastaba con el caos vivido horas antes en “Los Laureles”. Caminó lentamente hasta la sala, donde su hermana, Sofía, ya la esperaba con una taza de té caliente en las manos, su rostro marcado por la preocupación.“¿Estás bien?” —preguntó Sofía, levantando la vista al verla entrar—. “Te he estado llamando toda la tarde, no contestaste. Pensé que te había pasado algo.”Laura se dejó caer en el sofá, exhausta, y tomó la taza que le ofrecía su hermana. La calidez del té parecía querer calmar también su ánimo, pero sabía que aún tenía mucho que decir. La tensión en su rostro era evidente.“No, no estoy bien” —susurró, con voz cansada—. “Ha sido el día más difícil de mi vida en la empresa. No puedo creer todo lo que pasó.”Sofía dejó la taza en la mesa y se acercó, con expresión de atención total.“¿Qué fue lo que pasó? Cuéntame, por fav
El amanecer de un nuevo día ilumina la ciudad con un brillo suave y prometedor. El aire fresco entra por las ventanas de la casa de Laura y Sofía, trayendo consigo la sensación de un comienzo renovado.Las primeras luces doradas atraviesan las cortinas, marcando el inicio de una jornada que, aunque marcada por la incertidumbre, también trae la esperanza de nuevas oportunidades y la posibilidad de reconstruir lo perdido.En la cocina, ambas hermanas se despiertan lentamente. Laura, todavía con el semblante serio pero con una chispa de determinación en los ojos, se sienta en la mesa con una taza de café en las manos. Sofía, por su parte, con una expresión tranquila y una sonrisa de apoyo, prepara el desayuno. La atmósfera entre ellas es de silencio respetuoso, pero en sus miradas se refleja una fuerza compartida, un compromiso de seguir adelante a pesar de todo lo ocurrido.“Buen día, Sofía,” dice Laura, rompiendo el silencio con una voz suave pero firme. “Gracias por estar aquí ayer.
El primer rayo de sol filtrándose por las ventanas de Los Laureles anuncia un nuevo día lleno de promesas y desafíos. Laura llega temprano a la oficina, aún con el rostro fresco de la noche anterior, pero con una determinación firme en sus pasos. Sabe que en su puesto, cada minuto cuenta y que la organización y la preparación serán fundamentales para mantener el control en medio de la tormenta que aún rodea a la empresa.Al ingresar, la quietud en el vestíbulo le indica que todavía es temprano, y eso le permite avanzar sin interrupciones hacia su oficina.La luz suave de su escritorio le da una sensación de calma en medio del caos que ha rodeado los últimos días. Sabe que debe aprovechar ese momento de silencio para preparar todo lo necesario para la jornada, especialmente un documento que, por un descuido, su jefe Alex había perdido.Mientras revisa su agenda, se acuerda de la llamada que tuvo con Alex la noche anterior, en la que le comentó que un archivo importante, que contenía da
El sol de la tarde comenzaba a deslizarse lentamente por el cielo, proyectando una luz cálida y dorada sobre las calles de la ciudad. La oficina de Los Laureles, que en las últimas semanas había sido escenario de tensiones, filtraciones y esfuerzos por mantener el control, se encontraba en un silencio inusual.La mayoría de los empleados ya habían terminado sus tareas y se preparaban para cerrar el día. Sin embargo, en uno de los pasillos internos, lejos del bullicio habitual, Alex y Laura caminaban en dirección a la salida, en una breve pausa que ninguno de los dos había planeado.La conversación empezó de forma casual, casi sin querer, pero pronto se tornó en algo más sincero y humano. Ambos parecían percibir un cambio sutil en la dinámica entre ellos, un matiz diferente que surgía en medio de ese momento de tranquilidad.“¿Te importaría si caminamos un poco?” —preguntó Alex, con un tono calmado, soltando las llaves de su escritorio y ajustando la chaqueta.“Claro que si vamos” —res
La mañana siguiente en Los Laureles amaneció con una tensión que no pudo ser disimulada. El aire parecía más pesado, cargado de un silencio incómodo y de miradas que evitaban cruzarse de manera natural. Laura, aún con la sensación de calma que le dejó la conversación con Alex la tarde anterior, entró en la oficina con una sonrisa tímida, intentando mantener la compostura. Sin embargo, algo en el ambiente le advirtió que no todo sería tan tranquilo.Desde que llegó, una sombra parecía seguirla, y esa sombra tenía nombre y rostro: Clara, una empleada con más experiencia y antigüedad en la empresa, conocida por su carácter fuerte y, en ocasiones, por su actitud competitiva.Clara no era precisamente una amiga cercana, y su manera de actuar siempre había estado marcada por una especie de rivalidad velada, alimentada por celos y por un afán de destacar a toda costa.Mientras Laura se dirigía a su escritorio, Clara la observaba desde la esquina, con una expresión que mezclaba una sonrisa f
El reloj marcaba las 8:00 de la mañana en Los Laureles, y la oficina todavía permanecía en silencio, solo interrumpido por el suave clic de teclados y el murmullo ocasional de voces en las salas de reuniones. Laura llegó temprano, como siempre, pero con una determinación renovada. Sabía que hoy sería un día clave para demostrar no solo su capacidad administrativa, sino también su talento en un área que pocos habrían imaginado en su perfil: las finanzas.Tras pasar por su escritorio, revisó unos documentos y se dirigió directamente a la oficina de Alex. La puerta estaba entreabierta, y pudo notar que él revisaba unos informes en su computadora portátil.“¿Tienes un minuto, Alex?” —preguntó ella, con confianza.El jefe levantó la vista y esbozó una sonrisa apenas perceptible, esa que había empezado a reconocer en esos últimos días: una muestra de apertura y confianza.“Claro, Laura. Entra, por favor.”Se sentaron frente a frente, en un ambiente que, a pesar de la formalidad, ya mostraba
La mañana siguiente a la reunión había llegado con un aire distinto en Los Laureles. La oficina, que aún guardaba el silencio habitual, parecía más viva, como si la energía de la jornada anterior hubiera sembrado una semilla de cambio en cada rincón. Laura, por su parte, se levantó con una mezcla de nerviosismo y satisfacción, consciente de que aquel día podía marcar un nuevo capítulo en su carrera, aunque todavía permanecía en la sombra de sus inseguridades.“Hoy es mi oportunidad para avanzar con confianza, dejando atrás inseguridades y abriendo camino hacia un futuro mejor.” — piensa Laura-—Desde que presentó su propuesta, Laura había sentido que algo había cambiado en su relación con Alex, aunque él todavía mantenía un cierto aire de reserva.La noche anterior, mientras revisaba sus notas y preparaba algunos detalles para seguir perfeccionando su idea, pensaba en cómo aquel reconocimiento, aunque sutil, había sido un paso importante. Sabía que Alex, con su carácter crítico y ex