—Hijo, ya todos… —Mi madre se acerca y se enoja cuando ve a María—. ¿Qué hace ella aquí? —Ya se iba, ¿No, María? —le da media sonrisa.Toda mi familia está aquí, así que debe irse. Es el cumpleaños de mi abuela y es como mi segunda madre, le tengo un amor inmenso a ella, estoy agradecido por todas sus enseñanzas junto con el abuelo. Cada tío, tía, primos, cada miembro de la familia tiene un papel en las empresas familiares en Italia, así de unidos somos y es por eso que no quiero que María esté aquí, no quiero que pasemos un mal rato.Fui escogido tanto por el abuelo antes morir y por la familia de liderar la empresa, todos estuvieron de acuerdo y es porque desde muy pequeño he estado dando ideas para que los negocios surjan y me he ganado el puesto. En nuestra familia, la opinión de los pequeños se toman en cuenta.—Joven Libertella —me llama un empleado de la posada.—¿Si? —Hay una señorita afuera dice que es invitada suya, pero no tiene invitación —me informa.—Vale.El e
Pasa el tiempo en la reunión y no nos dirigimos la palabra, eso me hace sentir mal.—¿Me das un poco de agua? —me pide María dándome media sonrisa.Nos encontramos en una mesa asignada cerca de la piscina hablando entre las familias, algunos felicitándome por volver con María, mi madre casi me mata con la mirada cuando María anunció nuestro regreso.—Claro —le responde a María.Me levanto y camino a la cocina, pero algo me hace desviarme, escucho unos llantos cerca y los busco, provienen del baño, toco la puerta y pregunto;—¿Está todo bien? Sea quién sea, no se escucha bien. La puerta se abre y veo a Sam, se sorprende y se limpia las lágrimas.—Angelito…Me rompe el corazón al verla así.—Estoy bien —sonríe, casi se iba, pero la detuve.—Llorar está bien, pero ¿Por qué lo haces? ¿Pasó algo malo? Si alguien lo hizo, le partiré la cara —me enoja el hecho de pensarlo.—¿Vas romperte la cara entonces? —pregunta irónica y se suelta de mi agarre y se va.Joder, claro tonto, es
—Es que me siento mal del estómago —se excusa o eso suena para mí.—Y creo saber porque —Nonna me mira y me desaprueba con la mirada.Yo no lo he hecho nada. Samantha se despide y se va, mi abuela también pero va al patio con los invitados, mientras que yo me quedó con María reclamando por como le habló a Samantha.—Eres mi novio y solo estaba cuidando lo que es mío —dice y se acerca a mí rodeando sus brazos alrededor de mi cuello.—No soy tuyo María, esto fue un error, lo hice por impulsividad —la alejo de mí—. Tú y yo no somos nada, ni seremos nada, terminamos para siempre y espero que eso te quede claro.—¿Entonces solo me usaste? —se ofende.—Y lo siento mucho, no fue para vengarme, solo que gracias a ti me cuesta confiar en las personas y me he vuelto celopata, tanto que no mido mis acciones porque me ciego.—Bueno, espero que esto te quede claro más a ti que a mí, porque sé que aún no puedes superarme y por eso sé que vas a volver.—¿Por qué tan confiada?—Porque cuando
Veo la hora en mi reloj y me impaciento, no quiero que se vaya. Me levanto, me dirijo a la habitación y veo las maletas, mi respiración se acelera, siento mucho pánico, pero trato de calmarme, ella no merece a un idiota impulsivo.Respiro profundamente y me acerco a las maletas, las tomo y en vez de lanzarlas para romperlas, las llevo a la puerta principal. Regreso a la habitación para ver si se queda algo y lo primero que me llama la atención es Samantha envuelta en una toalla. La admiro a distancia y cierro mis ojos para evitar hacer una locura, una locura qué tal vez ella quiera pero no necesita.Joder, como me odio por haberla cagado, no la tendré más, todo por mi estúpido orgullo.—Ale, me voy a vestir, ¿Podrías salirte? —escucho lo que dice y abro mis ojos, la tengo frente a mi cruzada de brazos.—He visto todo de ti —me reí nerviosamente.—Ahora es diferente Ale y sé cómo te pones cuando ves mi cuerpo, y la verdad es que si estamos en este proceso de tomarnos un tiempo, no
La reacción de sus labios moviéndose al compás con los míos me hace desviar los pensamientos negativos que empecé a tener.El beso es lento y apasionado, ella sube su rodilla por mi pierna y yo la cojo para alzarla, y así que ella pueda enredarse en mi cintura.Ella se quita la toalla, yo me volteo y camino, llego hasta la pared y apoyo su espalda. Su quejido vibra en mi boca y me gusta.Sam tiene sus manos alrededor de cuello acariciando el cabello que sobre sale por mi nuca, me encanta como lo hace, me enloquece. Su delicadeza de hacer las cosas es especial, me hace sentir en paz, soy un suspiro y la despego de la pared, voy a la cama y la recuesto en ella al lado de la maleta, pero hago esta a un lado para tener más espacio cayendo al suelo.Nos despegamos del beso y nos observamos, el deseo brota sobre nuestros cuerpos, siento el amor y a la vez es placentero, todo siempre fue así con ella, maravilloso.Me quito el pantalón y la camisa manteniendo contacto visual, quedo en
—Pero si quiero algo serio contigo Sam —me siento como un tonto y no la entiendo.—Aun así necesito tiempo —me pide.—¿Por qué? Se supone que es lo que querías hace mucho —le recuerdo.—Pero con tu vaivén me has hecho dudar de lo que quiero contigo, siento que no hay nada seguro porque eres inestable.Ella suspira, rendida, como si ha soltado su verdadera molestia, no confía en mí y lo entiendo, cada vez que actúo de forma infantil.—Prometo mejorar, por favor —tomo sus manos y ella inmediatamente me las suelta.—Tus acciones deben respaldar tus palabras, porque ya no creo nada de lo que digas —dice negando con la cabeza y alejándose de mi.Eso me destroza y demasiado.Samantha.Veo que le duele lo que le digo, y aunque no parezca, a mi también me duele, pero primero estoy yo y si de verdad me quiere, no lo conseguirá tan fácil, no quiero que sea como ayer, me suavizó y solo tuvimos sexo, según él me iba a ser el amor, pero por favor, es Alessandro, un hombre mujeriego. Me
Salgo de la habitación con mis cosas y encuentro a Alessandro en el pasillo, le doy el vestido que él me compro, trato de pasar por su lado y él se mueve para no darme paso.—Ale, tengo que irme, no quiero seguir molestando —digo sin mirarlo.—Tú no molestas mi angelito —Con mi reflejo veo que trata acariciar mi mejilla y me aparto para evitarlo. Suspira—. Te pedí que te fueras porque necesitaba hablar contigo a solas sobre María, es que parece que no comprendió lo que hablé con ella ayer y creo que es un tema delicado, no quiero que tú le prestes atención.Lo miro y me ve con esa faceta arrepentida que tiene cuando de verdad se siente mal por algo.—No importa ya Alessandro, estoy cansada, no quiero esto, es en serio —le digo, fastidiada.—Pues no quiero que te vayas, quiero que me perdones —junta sus manos en súplica.—¿Y lo que yo quiero que? Eres muy egoísta si me quedo contigo solo porque quieres.—Tú también lo quieres, solo que tú enojo momentáneo te lleva a tomar decisi
Alessandro.Me hallo solo en el apartamento, considerando en olvidarme de Sam, lo intento, solo para cumplirle, pero no puedo. No logro sacar todos estos sentimientos que tengo por ella, ni siquiera sé si seré capaz de hacerlo. La decisión de Sam solo me ha hecho sentir que mi vida está acabada.María ha estado llamándome, pero hasta pensar en ella me irrita y a la vez tengo ideas locas de usarla para olvidarme de Sam, María había sido mi primer amor, ¿Acaso podía volver a enamorarme de ella? No lo sé, pero no quiero pasar por esta ruptura que siento por Sam, como siempre me gusta huir de mis emociones.Merezco estar solo, porque no se cómo carajos superar cada ruptura, joder, necesito mejorar, estoy consciente de todos mis errores, pero favor, necesito a Sam.Si María me hirió, ella no podrá repararme, tengo que hacerlo yo. Quiero demasiado a Sam, la amo, así que mejora por ella coño.No sé cuántos días han pasado la verdad, pero sé que cada día me sentía peor, solo me veía el a