Meses después
Kira Petrova.
Me encuentro terminando de empacar mis cosas cuando de pronto la puerta de la habitación se abre abruptamente. Levanto la vista para divisar de quién se trata y veo a mi madre de brazos cruzados observarme detalladamente.
—Así que es cierto, te vas a ir…
—Sí —respondo tajante y continúo ajustando las maletas.
—¿Estás segura de lo que estás haciendo? —inquiere acercándose a mí.
—Lo estoy.
—Muy bien, entonces no tengo nada más que hacer aquí. Nos veremos pronto porque no me cabe duda de que dentro de poco entrarás de nuevo por esa puerta diciéndome que te equivocaste y que no debiste irte.
—No lo haré, mamá y si regreso no será a pedirte dinero. Soy adulta y debo responsabilizarme de mis propios actos. Si caigo me levanto y si me lastiman aprenderé de los errores y seguiré adelante. No le temo al fracaso porque para ser mejor a veces es necesario equivocarse. Debo aprenderlo por mi cuenta, quizás cuando pase piense que tuviste razón, pero aun así me levantaré y haré todo lo que pueda para triunfar en esta vida. Quiero perseguir mis sueños y luchar por ellos, de lo contrario viviré en la zozobra de lo que habría sido mi vida si lo hubiera hecho. Espero que algún día lo entiendas y volvamos a entablar una mejor relación de madre e hija.
—¿Crees que no te entiendo, Kira? —me quedo atenta escuchándola—. Yo siempre quise ser arqueóloga. Viajar y descubrir el pasado de los animales y de todo lo que nos rodea. No obstante, cuando quedé embarazada de ti no pude hacerlo y era en vano luchar por lo que quería. Me tocó experimentar el trabajo duro y dejar mis sueños a un lado por toparme con mi realidad. Por eso es que me he esforzado en enseñarte todo lo que sé y más, para que no pases trabajo como yo.
—No lo sabía…
—Por supuesto que no lo sabías, siempre has visto el lado malo de mí, pero no te has puesto a pensar en si tuve que sacrificar algo por ti, o lo que hice a un lado para criarte por mi propia cuenta; a pesar de todo lo que viví no me arrepiento de nada en lo absoluto. Eres una hija maravillosa, lástima que no puedo retenerte toda la vida conmigo y mucho menos si te sientes infeliz a mi lado porque créeme que lo menos que deseo es tenerte como una prisionera en tu propia casa. Así que, si esto es lo que quieres, aunque me oponga, igual lo harás.
Me detengo a reflexionar un poco en sus palabras y tiene razón. Siempre analizo las cosas desde mi punto de vista y no lo contrario. Quizás es cierto lo que dice, de no ser por ella no estaría aquí porque si fuera por mis abuelos estaría muerta y mi madre viajando por el mundo descubriendo cosas interesantes.
—Lo siento, mamá… —comento, cabizbaja.
—No te disculpes, levanta la cabeza. Eso no es lo que te he enseñado, no dejes que nadie te haga bajar la cabeza; ni siquiera si se trata de mí. ¿Acaso te arrepientes de la decisión que estás tomando?
—No…
—Entonces no debes disculparte solo para satisfacerme. Ya lo hecho, hecho está. Recuérdalo, Kira; en este mundo se ha acostumbrado a la mujer a doblegarse todo el tiempo mientras que los hombres o superiores, pasan por encima de nosotras, pero tú y yo tenemos una crianza distinta. Sal al mundo y demuestra de qué estás hecha. Si en algún momento deseas volver, no temas porque no voy a juzgarte, pero si te daré una lección; la cual aprenderás únicamente si me desprendo económicamente de ti. ¿Quieres vivir? ¿Estás loca por experimentar y descubrir el mundo? ¡Adelante!, pero no te apoyaré porque si fracasas luego me dirás, ¿por qué no me detuviste? Y la verdad no quiero ser partícipe de ello. Siempre te voy a amar y si en algún momento necesitas hablar, estaré aquí para escucharte. Eres mi pequeño capullo que quiere volar antes de tiempo; sin embargo, no te detendré.
Es la primera vez en mucho tiempo que tengo una conversación a mena con ella. Finalmente dejamos las cosas claras sin salir discutiendo. Entiendo lo que me expresa y es razonable. Ella me está dando mi espacio, pero no quiere ser partícipe de ello para luego no declarar que me falló como madre. Sinceramente, no puedo decir que me alegra el hecho de que no proteste por esta decisión, porque eso significa que estaré sola allá afuera donde los demonios irrumpen por las calles en las noches en busca de un ángel puro e inocente a quien devorar. No obstante, mi lado osado quiere atreverse y conocer lo que tanto le han restringido.
—Gracias, mamá. Sé que deseas lo mejor para mí y por eso has actuado de esta forma todo el tiempo. De igual forma estaré en contacto y te llamaré cuando esté instalada en la academia. Lo más seguro es que salga a buscar empleo al llegar para costear mis gastos, así que posiblemente te escriba en la noche.
—No es necesario que te reportes conmigo todo el tiempo. Tampoco quiero que te sientas ofuscada o te veas en la obligación de tener que mantenerme al tanto de todos tus movimientos. Vive y disfruta, eso es lo que quieres, ¿no?…
—Lo sé. Igual lo haré porque quiero, no por obligación.
—Está bien…
Observo como sus ojos comienzan a cristalizarse y mi corazón se parte en mil pedazos.
—T-te dejo terminar tus cosas —profiere con la voz entre cortada.
Asiento y la veo marcharse apresuradamente. Pensé que esta despedida sería muy mala, pero me equivoqué. Al menos no quedaremos enemistadas de por vida y podré regresar a casa en caso de que algo malo me pase. Deshago rápidamente esta idea de mi cabeza porque no quiero pensamientos negativos. Estoy dispuesta a conseguir lo que quiero sin importar lo que me cueste o si le tengo que vender mi alma al diablo para poder costear la academia.
No deseo verle la cara a mi madre si llegase a fallar en el intento, sería lo peor que podría hacer.
Termino de acomodar mis cosas y bajo las maletas hasta la entrada. Busco a mi madre por todas partes, pero no la encuentro.
—¿Señorita Kira? —escucho la voz del ama de llaves detrás de mí.
—¿Sí?
—Su madre dejo esto para usted. —me entrega una hoja pequeña con un escrito en la parte inferior.
—Gracias… —ella se retira y leo la nota.
¨No tengo el valor para verte partir, por eso me despido por este medio. Espero que algún día me hagas tragar mis palabras y regreses hecha toda una profesional. Vuela alto mi pequeño capullo. Te ama, mamá¨
Unas lágrimas bajan por mejillas al leer esta nota tan hermosa hecha por el puño y letra de mi madre.
—Eso haré, mamá. Gracias —susurro.
Salgo de allí y me subo al taxi con un pensamiento en mente: Ensalzar el apellido Petrova por todo lo alto.
Dmitry Sokolov.—¿Quién carajos es el que se está metiendo en mi territorio? —pregunto a través de la línea. —Son los alemanes, señor.—Malditos alemanes. ¡Quiero que me traigan a Anton justo ahora! Le recordaré con quién se está metiendo —espeto, furioso. Cuelgo la llamada y lanzo el teléfono al escritorio. Desde hace un tiempo he visto que mi mercancía se ha visto afectada por culpa de sus hombres. No puedo dejar que esta situación se me escape de las manos. Piensa que puede venir e invadir el territorio con más demanda de drogas en toda Rusia; quiere quitarme a mis clientes y está jodido si cree que lo dejaré. Sé que ellos no me fallarán, el producto que vendo es de excelente calidad y no arriesgaran su negocio solo por un aficionado que supone que es mejor que yo. Le enseñaré de qué estoy hecho a ver si así se baja de su nube de algodón. Toda mi vida he estado rodeado de los mafiosos más grandes del país. Mi padre me dejó su legado y desde entonces aprendí a valerme por mí mi
Kira PetrovaNo sé en qué momento me atreví a hacer está locura, pero ya estoy metida en este embrollo. Me encuentro con Agata en una tienda de lencería comprando las cosas necesarias para el acto que daré por primera vez hoy.Esta noche haré acto de presencia en The Dark, el local donde trabajan las chicas. Estoy muy ansiosa porque no sé si lo que tengo preparado vaya a agradarles. Esta semana preparé la rutina según lo que observé la noche que fui de espectadora; Yelena también me ayudó integrando pasos sensuales que captarán la atención de los hombres. Esto es muy importante para que puedan darme propina y obtenga una buena paga.—Este conjunto se te verá bien, Kira. —escucho a Ágata a lo lejos mientras yo camino por los pasillos del lugar.Me dirijo hasta donde se encuentra y tiene alzado un diminuto vestido rojo.—Definitivamente, no —me niego.—¿Por qué no? Te quedará hermoso; tu tez es blanca y resaltará a la perfección el color de tus ojos. Piénsalo.—No, Agata. Es una locura.
Dmitry SokolovDespués del merecido que le di a Anton, sacó a toda su gente de mi territorio y no he vuelto a saber de él. Realmente eso es lo que espero cuando le dejo claro a alguien que nadie se me mete conmigo y sale ileso de ello.Todavía tengo las manos llenas de moretones por los golpes que le propicie ese día...Flashback—¿Creíste que podrías invadir mi territorio y quitarme a mis mejores clientes? —golpeo su rostro con mi puño.Él se ríe y veo sus dientes ensangrentados.—¿El Dios de la oscuridad no soporta un poco de competencia?—No es que no soporte la competencia, idiota. Simplemente que no me gusta que metan sus narices en lo que me pertenece y tú trataste de quedarte con mi territorio. Por eso debes recibir una lección.Tomo un cable pasa corriente y ajusto las pinzas a la silla de metal.—¡Enciéndanla! —ordeno a mis hombres. Observo su cuerpo temblar a medida que aumenta la velocidad de la corriente. Hago un gesto con la mano para que apaguen el interruptor y su cuerp
Kira PetrovaNo puedo creer lo que acaba de ocurrir. El Adonis vino a felicitarme y se fue dejándome plantada como una tonta. Comienzo a mirar en diferentes direcciones para ver si lo visualizo por algún lado, pero no obtengo ningún resultado. En cambio, a la que veo es a Yelena venir en mi dirección.—Kira, ¿pasó algo?—No —niego con la cabeza.—Nos dejaste caminando sola y cuando llegamos al camerino no te vimos detrás de nosotras.—Es que me acaba de ocurrir algo muy extraño.—¿Qué? No me digas que un cliente se propasó contigo. Porque sí es así hay que hablar con Vigo de una vez.—¡No! Nada de eso. Es que…—¡Kira! Aquí estás. Te estábamos buscando… —irrumpe Agata.—Estaba por contarme por qué se encuentra aquí —responde Yelena.—¿Entonces?—Le decía a Yelena que me ocurrió algo muy extraño, un hombre vino a felicitarme por mi acto y luego se fue sin más. No entendí muy bien su reacción.—¡Vaya! Sí que es extraño.—Eso mismo pienso, por eso me quedé parada aquí. Su reacción me dejó
Dmitry Sokolov.¡Joder! Soy un estúpido de mierda que no fue capaz de proferir palabra alguna al tener a ese hermoso ángel frente a mí. Aunque no pude ver su rostro completamente, de algo estoy seguro y es que, es hermosa tal y como es.Camino rápidamente a mi oficina y al llegar me sirvo un trago. Lo necesito para bajar la adrenalina que recorre mi cuerpo en estos momentos. Me asomo por el ventanal de mi oficina y contemplo a todos los hombres entretenidos con diferentes mujeres; aunque en mi cabeza solo aparece la imagen de The angel una y mil veces. ¡Carajo!Llamo a Vigo por teléfono y este me contesta al tercer tono.—Dmitry, ¿qué necesitas?—¡Te quiero en mi oficina ya!—Joder, hombre qué temperamento el tuyo. Voy en camino.Cuelgo la llamada y me quedo esperándolo. En menos de 5 minutos la puerta es abierta y veo su rostro asomarse con cautela.—¿Para qué soy bueno?—Termina de pasar o te romperé la cabeza.El muy imbécil se carcajea y lo escucho decir:—Con tu temperamento me d
Kira Petrova—Uno, dos, tres, cuatro… —el profesor nos dirige al ritmo de la melodía que suena de fondo.Haremos un acto sobre el cisne negro y todas las chicas audicionaremos para el papel principal. Estoy emocionada porque siento que esta puede ser mi oportunidad de demostrar de lo que estoy hecha.—Kira, la espalda recta al hacer el Plié.Acomodo mi posición y hago el movimiento de nuevo. El profesor asiente al verme y pasa por mi lado sin decir nada más.Suelto el aire que tenía contenido y me relajo un poco más. Cada vez que el señor Garrett se queda mirando mis movimientos comienzo a sentirme nerviosa y suelo equivocarme. Pienso que lo estoy haciendo mal o que va a regalarme, aunque las chicas me han comentado que es mejor que él se fije en mí porque eso significa que lo estoy haciendo bien. Algunas de las que tienen tiempo mencionan que ni las mira o reprende y por eso se esfuerzan el doble en hacer las cosas bien.Este mundo tiene mucha competencia, además de que es algo que t
Dmitry SokolovDesde que vi a The angel en el local no he parado de pensar en ella. Me cabrea el hecho de que Vigo no logrará que accediera a mi propuesta, pero sé que tarde o temprano estará a mi completa disposición.He tratado de sacarle alguna información a Vigo sobre ella y no ha soltado ni una sola palabra. Todos estos días lo he llamado para preguntarle si no le ha dado alguna respuesta y lo que hace es desviar el tema. Estoy seguro de que no ha tenido el más mínimo interés en presionarla para que piense un poco más los beneficios que obtendrá el bailar para mí, así que debo moverme por mi cuenta.Estos días no he podido ni concentrarme como de costumbre. Me inquieta mucho el hecho de que no tengo el control sobre ella y tampoco sé su verdadero nombre para indagar en su vida privada. Vigo mencionó a un posible novio y, de solo rondar esa idea en mi cabeza, me pongo de mal humor.No puedo seguir en esta situación, tengo un imperio muy grande por gobernar y no puedo cometer ningú
Dmitry SokolovSalimos del restaurante y de camino a casa mi entrepierna se endurece como una roca al recordar el cuerpo de la novia de Vigo. ¡Carajo! Es imposible que con su presencia mi amigo se comporte de esta forma. Además, si él es su pareja no debo sentir este tipo de atracción por ella, es una chica imposible para mí. Vigo es mi amigo y jamás le robaría a una novia solo para satisfacerme. Hicimos un pacto cuando éramos jóvenes, jamás podríamos en juego nuestra amistad por una mujer y tampoco nos meteríamos con la ex del otro. Nuestra amistad es más importante que cualquier mujer. Aunque, a pesar de estar de acuerdo con esto, mi amigo no quiere colaborar con la razón. Acelero el auto lo más rápido que puedo para llegar a casa y ocuparme de mi problema. —Cariño, ¿pasa algo? Estás conduciendo muy rápido —inquiere Alexandra un tanto preocupada. —Pasa mucho. Necesito que te encargues de algo y me satisfagas. Espero que estés preparada, no quiero tener que esperar por ti.—Lo es