—Ah —Cristian se queja.—Que sea la última vez que te cruzas por su camino —Marcus le gira el brazo pegándolo contra la pared— porque si tan solo te veo cerca, te voy a dejar sin manos, ¿me has entendido?—Marcus, detente —le pide Maite asustada.Todos salen de la oficina al escuchar el escándalo. Clarisa llama a los de seguridad informando la situación.La chica de la recepción de piso, llama a Mery poniéndola al tanto, la cual le avisa a Gerard y así todos en el edificio se han enterado del percance.El equipo de seguridad aparece y Maite los detiene explicándoles la situación. Marcus suelta a Cristian al darse cuenta de lo que ha hecho y se lo llevan a la enfermería.—¿Qué sucede aquí? —pregunta Gerard al salir del ascensor.—Solo un mal entendido. Cristian quiso hacer una gracias y Marcus se le paso la mano al poner distancia entre los dos —le explica Maite.—Ese hombre es un animal, no era necesario que le dislocara el brazo —Katia interviene, con fingida preocupación— pobre Cris
El fin de semana Maite lo pasa con sus padres, por lo que Marcus no necesito estar cerca de ella como niñera.Ambos esperaban que pasar dos días separados, sería más que suficiente para entrar en razón y calmar las emociones que tan solo le estaban dando una mala jugada.El día lunes, Maite sale un poco tarde al trabajo y al encontrarse de frente con Marcus, algo en su interior se remueve con violencia, desestabilizándola por completo.—Mocosa —la saluda, sin quitarse los lentes.Marcus pasa la mirada por su cuerpo, sintiendo como su amigo se despierta sin poder evitarlo. Sus caderas anchas, su delgada cintura y su enorme trasero provocan que su imaginación se vaya más lejos de lo que le gustaría aceptar.—Gorila —le responde de regreso.En cuanto Maite pasa por su lado, su perfume embriagador inundo sus fosas nasales dejándola extasiada.Se aclara la garganta tratando de recuperar la compostura, dejando a Marcus con la puerta del copiloto abierta, ya que abre la puerta de atrás y la
Pasada la hora de la cena, Maite llega a casa con un fuerte dolor de cabeza. Después de hablar su trágica situación con Laura, ha quedado más preocupada que nunca y con muchas preguntas en su cabeza sobre lo que está haciendo su abuelo. Al cruzar la puerta, se detiene en seco al verlo allí junto a su abuelo, por la cara que tienen sus padres, sabe que no es nada bueno. Gerard se pone de pie y camina hacia su hija, la lleva al comedor para conversar con ella. —¿Qué sucede papá? Hoy estuvo en la empresa diciendo que es dueño de las acciones del abuelo y, ¿ahora aquí? —Andrés ha tenido dificultades —le explica sin saber exactamente como darle la noticia. —¿Dificultades? ¿Es una broma? Maite se aleja de su padre negando, no quiere escuchar lo que va a decir. —No sé qué le está pasando a tu abuelo, que le estarán ofreciendo para aceptar todo esto, pero no te preocupes, no viajaras a Italia sino quieres, no lo permitiré. —No vas a permitir que vaya a Italia y, ¿la boda? Ir a otro paí
Los siguientes días Maite se concentra en su trabajo, saliendo de todo lo que su padre dejo acumular, esperando que al regresar encontrar todo en orden.Unos toques en la puerta sacan a Maite de la computadora, ve a Mery entrar con un par de carpetas.—El señor Walker me ha pedido que te de este par de encargos, son unos clientes en la Toscana.—Al menos no estaré solo de trofeo en Italia —guarda las carpetas en su cartera—. En momentos como este, tan solo quisiera desaparecer.—No sea tan pesimista, de algo malo siempre se puede sacar algo bueno —trata de animarla al verla tan triste.—Es la vida real.Es lo que todos llevan diciéndole este último año y le resulta tan deprimente que realmente la vida real sea así.—Si necesita alguna otra cosa me avisa —sale de la oficina sin esperar respuesta.Una vez más, Maite se queda hasta tarde en la oficina, por lo que Gerard le pide a Marcus que vaya por ella.Marcus hace lo que le piden, esperando no encontrarla dormida otra vez. Toca la pue
La alarma suena y Maite se coloca la almohada en la cabeza, no se quiere levantar y mucho menos ir a ese estúpido viaje.Apaga la alarma y se levanta para meterse al baño, a ver si una ducha hace que su ánimo mejore un poco.—Buenos días —saluda a sus padres sentándose con ellos a desayunar.—¿Tienes todo listo para el viaje? —en momentos como ese le gustaría tener alguna especie de varita mágica para arreglar las cosas.—Creo que sí, revise todo como unas tres veces —le responde sirviéndose un poco de café y una tostada.—Como un poco más, he notado que últimamente no has comido bien, no quiero que te enfermes —Mía le pide preocupada por su hija.—Cuando baje del avión como un poco más, no me gusta viajar muy llena.Mía la deja tranquila confiando en su hija, solo espera que después que todo esto pase, no termine con una anemia.—Disculpen —entra una de las chicas de servicio— el señor Carusso busca a la señorita Maite.Maite deja escapar un gran suspiro y sale del comedor como si fu
Maite y Ángelo se encuentra sentados frente a frente durante todo el vuelo en el jet privado, mientras que el escolta se encuentra a una distancia prudencial de ellos.Ángelo le tomó de sorpresa el escolta cuando llegaron al aeropuerto, no esperaba que tuvieran compañía durante el viaje.—No sabía que una escolta como él te pudiera intimidar —comenta con burla, cerrando los ojos nuevamente.—No esperaba que necesitara supervisión afuera del país, supe que eres una chica un tanto problemática, pero no que las cosas las llevarán tan lejos.Ángelo hace una pausa para recibir el café que mando a pedir, por parte de la azafata.—En Italia contamos con suficiente personal de seguridad, al ser una de las familias más reconocidas en el país, nuestra seguridad no es tomada a la ligera. Así que no era necesario que llevaras a un estadounidense de escolta.—Solo confío en los míos, es una agencia que lleva trabajando con nuestra familia desde mucho antes de yo nacer, no vamos a cambiar nuestras
Maite se le queda viendo tratando de descifrar si tan solo se está vengando de ella en una mala broma o si realmente compartirán habitación. Ángelo abre la puerta para ella y la anima a entrar, cierra la puerta tras él, viéndola saltar por lo que instintivamente una sonrisa se asoma en sus labios. —¿Qué pasa? ¿En una habitación te conviertes en una dócil gatita? —eleva una de sus cejas, esperando una respuesta de su parte. —No, es que pensaba que ustedes se tomaban muy en serio las tradiciones —mantiene la calma, sin dejar ver ni una pisca de la batalla interna que tienen en ese instante. Se gira sobre sus talones recorriendo la habitación con la mirada, no ve sus maletas por ningún lado, por lo que empieza a abrir puerta en busca de su vestidor. La primera en abrir es un baño bastante amplio y junto a este, esta otra puerta y ve toda su ropa allí cuidadosamente guindada y organizada. Se percata que solo hay ropa de ella. —Sal de mi habitación —le ordena—, necesito ducharme para
Capítulo 22Maite se encuentra sola en la casa, así que decide darse un recorrido por el lugar ya que lo único que conoce es el comedor, su habitación y el jardín, el resto de esa enorme casa es desconocida para ella.Un pasillo por el lateral de las escaleras principales llama su atención, así que decide empezar su recorrido por allí, parece muy vieja esa zona de la casa, como si esa parte fuese la casa original y todo lo demás se haya construido recientemente.Ve fotografías de personas antiguas, por las inscripciones debajo de cada cuadro, llega a la conclusión de que son miembros antiguos de la familia, por lo que empieza a detallar uno a uno sus nombres, llamándole la atención un par, siente que ha leído o escuchado sobre ellos en algún sitio. Saca su teléfono rápidamente tomando una foto para luego investigar más.Empieza a ver puertas de lado y lado, enormes en maderas con cerraduras ya oxidadas haciéndolo recordar aquellas películas medievales que Chris la hacía ver.A medida