Ni siquiera tengo que decirle que es lo que necesito, porque el hambre que tengo en estos momentos, lo ha afectado tanto que a pesar de estar herido, me recibe feliz por acortar la distancia que parecía afectarlo más que a mí.

‘Tienes un buen olfato, ¿Por qué no te diste cuenta de tu periodo en celo?’ me pregunto mentalmente.

Debido al deseo que siento en estos momentos, no le prestó atención a esa pregunta que es irrelevante cuando mi cuerpo ya me ha informado lo que sucede y Edmond está listo para tenerme.

La ropa, es molesta para nosotros y yo siento que tenemos más de dos pares de brazos, porque nos tocamos mucho y al mismo tiempo.

— No pueden tener sexo aquí. — dice alguien, pero, el deseo puede más que cualquier queja de los demás.

— ¡Oigan! ¡Les recuerdo que él es un prisionero y tú eres una…!

La moles