Realmente no tengo la más remota idea, si es que yo soy terrible vengándome o es que Edmond me conoce tanto que anticipa cada una de mis movimientos. Pero de lo que sí estoy segura es que no voy a retroceder.
‘Él no lo hizo aunque lo sabía, así que, que no me culpe si grita demasiado.’ Me digo mentalmente.Edmond acaricia suavemente mi cuerpo utilizando solamente dos dedos y es esa la estimulación suficiente para hacer que mis piernas se debiliten y yo deba aferrarme a sus músculos para no caer.‘A veces es tan molesto que tenga tanto poder sobre mí.’ Me quejo mentalmente.— Entonces, querida esposa, ¿Quieres matarme primero de placer y después del sufrimiento o cómo hacemos? — pregunta Edmond liberando todas tus feromonas que me sorprende no estar tosiendo en estos momentos.— Edmond, estamos en un spa. — le recuerdo.&mdaEs aquí cuando me pregunto, ¿En dónde quedó mi venganza por él ser tan lujurioso? Pero además de eso, ¿Cómo puedo vengarme de alguien lujurioso si pareciera que yo estuviera en el mismo nivel que él?Porque sí, quien comenzó con sus pensamientos lujuriosos al punto de estar erecto durante todo este tiempo fue él, pero, yo también estoy tocándome en estos momentos y disfrutando del hecho que él me observe haciéndolo.‘Unos completos pervertidos, eso es lo que somos.’ Me digo mentalmente.— No sé qué piensas tú al respecto, pero siendo sincero, a mí no me interesa el lugar en el que nos encontremos, sino las ganas con la que deseamos comernos y de esas sobran. Así que, ven, querida, si tu mano no es suficiente, aquí estoy.— No lo haré.— Oh, has caído en negaci&oac
Se supone que no debería estar haciendo esto, pero, me llevo más allá del límite y por eso, termino casi muriéndome, por lo que, Edmond entra en pánico y me aleja de él liberando tantas feromonas que pierdo mi fuerza de voluntad tanto física como mental.— ¡Antonella!— Estoy bien. No te preocupes, estoy bien. — digo tosiendo.— Casi te me mueres. — dice Edmond con sus ojos nublados por las lágrimas.— Edmond no llores, ni siquiera me estaba muriendo.Edmond de inmediato me revisa la boca como si algo terrible hubiese sucedido y después me abraza casi asfixiándome.— Oh, por la diosa Luna, si te hubiese pasado algo, me habría cortado mi polla por mucho que me gustara tenerla para complacerte.— ¿Entonces con que me ibas a complacer? — pregunto aun tosiendo.— Algo me inventaba, pero no pod
Quiero gritar porque el muy desgraciado se atreve a caminar por el pasillo completamente desnudo. Pero mi voz no sale y por eso termino moviéndome asustada para bajarme de su cuerpo.— No te preocupes, solamente tú podrás mirarme.— ¡Edmond! — digo con voz ronca.— Le he pedido a mi gente que desocupe el spa. Así que no te preocupes, seguramente ya todos se han marchado.— Sigo… oliendo.— No te preocupes, todo esto apesta a humanos, pero eso no quiere decir que todavía estén aquí.— No…Ya he llegado a un punto donde puedo diferenciar perfectamente cuándo alguien está cerca y cuándo no, por lo que, aunque no percibo el calor de los humanos aquí, puedo sentir que están muy cerca.— Edmond…— Un momento, tú no eres de las que se equivoca con su olfato.— Aj&aa
Dos semanas despuésEn el olvido han quedado todas mis inseguridades. Porque aunque sé perfectamente que aún no he resuelto muchas dudas de mi origen, eso no impide mi felicidad en estos momentos. Por eso, he utilizado mi viaje Luna de miel para poder conectar con el hombre con el que me he casado.Aunque aún tenemos discusiones con ciertas cosas en las que no podemos llegar a un acuerdo por su presente posesividad, ahora es algo que podemos solucionar después de habernos calmado.— No quiero una casa pequeña. Ni mucho menos que ahorremos en materiales cuando los lobos somos tan destructores. — dice Edmond con seriedad.— ¿Por qué ya estás empezando a pensar en cachorros cuando apenas somos recién casados? — pregunto confundida.— Hay que prepararse para todo, sobre todo, cuando ya vamos a construir nuestra casa. Porque aunque tengo suficiente dinero para comp
Después de haber aceptado quedarnos, la mujer se acerca con un pequeño recipiente en donde puedo observar que algo se derrite. Observó sonriente al hombre que tiene demasiado miedo en su mirada, pero, aun así no se marcha.— Esto va a doler. — le advierto.— Somos esposos, así que, debemos compartir el dolor. — dice Edmond de inmediato.— Aun así…— No voy a marcharme, querida. Por mucho que me digas cuánto va a doler esto, no pienso irme. — dice Edmond con seriedad.— Está bien, me alegra tener un compañero de gritos. — digo mientras observo como preparan todo.Debo reconocer que tengo mucho temor porque aunque nunca me he hecho algo así, sí investigué en redes sociales y algunas mujeres se quejaban de lo doloroso que era. Pero, quiero experimentarlo y de cierta manera, molestar a Edmond por atreverse a recibi
Con esto confirmó que somos la pareja perfecta, después de todo, los dos continuamos con la tortura cuando ya deberíamos tener suficiente. Es por eso, que nos acomodamos para el siguiente sufrimiento, uno que me hace temblar.— Este dolerá un poco más. — informa la chica y yo me pregunto si debo o no continuar.— Debe estar bromeando. No hay manera de que eso sea más doloroso. — se queja Edmond.Pero, esta vez muestra lo inexperto que es en este tipo de situaciones y es por ello, que experimentamos su error, cuando nos quitan la primera cera de nuestras axilas. Desde mi lugar, puedo observar cómo Edmond, salta de la camilla en la que se encuentra.— Renuncio. Quítenme esta tontería de la axila sin jalarla, porque yo no vuelvo a hacer esta locura. — dice Edmond mientras yo comienzo a reírme, presa del pánico.— Esto es una locura. — sus
Apenas el auto se detiene, Edmond rodea el vehículo y me abre la puerta para extender su mano y de forma caballerosa ayudarme a bajar. Con su mano entrelazada a la mía, subimos al avión donde se encarga personalmente de que me encuentre cómoda. Es por ello, que todos a nuestro alrededor se encargan de nuestra seguridad y no de que nos sintamos cómodos entre nosotros. — Me encantaría estar eternamente en esta Luna de miel. — dice Edmond sonriente. — No puedes dejar a tu hermano a cargo eternamente de algo que tú debes realizar. — le recuerdo. — Es entonces cuando deseo embarazarte lo más pronto posible para que mi hijo me reemplace y así poder encargarme solamente de tu felicidad. — dice Edmond sonriente y yo comienzo a toser. ‘Mi pobre bebé ni siquiera ha sido concebido y ya le tienen toda la vida planeada. Pobre de él o ella.’ me quejo mentalmente. — ¿Estás bien, querida? — pregunta Edmond, preocupado. — ¿Cómo puedes hablar de una sucesión cuando ni siquiera estoy embarazada?
Llegamos a un nuevo país y los chicos todavía aseguran no haber escuchado todo el drama que hizo Edmond, cuando evidentemente no es así. Pero, ellos no se atreverían a contradecir al rey alfa de la manada. — Entonces vas a recompensarme, ¿Verdad? — pregunta Edmond curioso. — No voy a darte recompensas. — A los chicos, cuando se portan bien, les dan recompensa. — dice Edmond mirándome seriamente. — Tú no eres un chico, eres un hombre. — En estos momentos soy un chico. Incluso podría hacer un berrinche si no me crees. — Adelante, hazlo. Entonces, si llegas a hacer algo tan vergonzoso como un berrinche, te trataré como a un niño y un niño no entra en mí. — digo y de inmediato, la actitud de Edmond cambia. De un momento a otro, parece recibir una transformación al punto en que incluso su postura se muestra erguida. — Tienes razón, yo soy todo un hombre lobo adulto. Hace años llegué a mi máxima madurez y es por ello, que en vez de ser un niño puedo hacerte varios. — dice Edmond gui