Victoria abrió los ojos, se ubicaba en la cama del hospital. Para su sopresa, Amina estaba allí. Sostenía un pequeño bulto entre sus brazos y Rashid miraba muy sonriente a esa dirección. —¿Es mi bebé? —Oh, mira quién ha despertado. ¿Cómo te sientes? Sonrió. —Me siento bien —emitió recibiendo a la pequeña. Amina acarició su coronilla, antes de sentarse en el sofá que había en la habitación, y dejar que Rashid estuviera a su lado, disfrutando de aquel momento.Después de estar al tanto de que todo estaba bien pudieron volver al piso con su hija. Los dos estaban muy emocionados por vivir esa etapa mágica, aún les parecía algo irreal ser padres de una criatura tan hermosa y pequeña. Rashid no le dejaba sola ni un segundo, estaba bastante pendiente de las dos y de lo que necesitaban en cualquier momento. —¿Necesitas algo? —quiso saber, se había vuelto bastante normal que le hiciera la pregunta tantas veces al día. Victoria estaba sobre la cama dándole de comer la niña. —Ahora no,
—Por favor, te hará bien. El chico apenas se percató de la llegada de Victoria, dejó la taza sobre la mesita de noche para acercarse a ella y saludarla. —Gracias por venir. ¿Julia está dormida? —quiso saber mirando a la niña que tenía sobre su regazo.—Así es, ¿podrías cargarla un rato? —Puedo encargarme de ella, quédate con Amina un rato. —Vale. Le entregó a la niña. Él salió con Julia cargada. Se aproximó a la joven postrada sobre una cama. Sin ganas de nada. —No voy a preguntarte cómo te sientes, sino ¿cómo te gustaría sentirte? Porque ahora es todo negro y oscuro, pero luego volverás a ser la misma chica de antes. Lamento mucho que tengas que pasar por todo está triste situación, pero eres fuerte, podrás superarlo. —Me quiero morir, eso quiero, quiero sentirme bien y sé que así no lo voy a conseguir. —No, no digas eso, por favor. Tienes mucha gente a tu alrededor que te quiere, así que no debes tirar la toalla y darte por vencida o pensar que la vida ya no tiene sentido,
Julia había cumplido seis meses, estaba boca arriba y llevándose el pies a la boca, algo que le causa mucha gracia a los dos. Empezaba a ser una chica muy curiosa, quería explorar todo a su paso, y por eso sus padres debían estar pendiente de ella ya que todo lo que encontraba se lo quería llevar a la boca. Ahora tomó su sonajero y empezó a moverlo. Victoria observaba desde el sofá mientras intentaba elegir un modelo para la invitación de la boda. Rashid estaba en el trabajo, así que tenía que hacerlo todo ella y estar pendiente de la pequeña. Amina, había quedado en llegar en cualquier momento para sacar a la pequeña Julia al parque. Era una tía muy cariñosa y siempre le gustaba consentir a la pequeña Madi, cómo había decidido decirle, ya que todos le decían Juli, pero también le encantaba el nombre de Madison. —¡La tía Amina ha llegado! —canturreó haciendo acto de presencia. Era increíble cómo se ponía Julia cuando escuchaba la voz de su amiga. Emocionada a mil.Ya empezaba a mo
—Victoria, espera, no te vayas. —Suéltame, eres un imbécil. No puedo creer que hayas hecho eso, eh —señaló con los ojos llenos de lágrimas ,en ese momento sentía que su corazón se partía en dos y ya todo lo que había construido junto a él, parecía que fue siempre de mentiras aunque en el fondo conocía que todo eso fue solo al inicio y ahora se había vuelto realidad. —No, cariño. La verdad es que yo lo di por sentado cuando me enamoré de ti, lo olvidé. Yo te amo y lo sabes, Victoria. —¿Me amas? Sin embargo, solo estas alturas es que me dices que me querías a tu lado para llevar a cabo una venganza en la que ni siquiera yo tenía la mínima culpa. Todo fue un accidente, mi padre jamás quiso arrebatarle la vida tu hermano, ahora lo entiendo todo. Desaparecío de pronto de mi vida por algunos meses, todo por ello. Mi padre no deja de ser un hombre inocente. Y lamento tu perdida, lo que no acepto es que hayas tenido una idea tan retorcida. ¿Qué hubiera sucedido si no te hubieras enamorad
Dubai, es un lugar estupendo. Nunca me imaginé estar en un sitio así. Ya no hay problemas. Ya no siento que haya ningún inconveniente entre nosotros, ahora la vida solo nos sonríe; tengo una hermosa familia y estoy casada con el hombre que amo, independientemente de los problemas que hubieron en el pasado, ya todo eso ha quedado en el olvido y solo importa este presente que es solo felicidad y aunque sé que probablemente puedan venir más embrollos, no hay nada que el amor no pueda lograr. Nosotros somos el ejemplo claro de ello. Hemos podido seguir adelante a pesar de todo lo que se nos ha presentado en el camino.Amina, después de superar todos sus miedos se decidió a intentar de nuevo, y como resultado hay que se esperaba la espera de su bebé junto a Alaric, quién se había vuelto más sobreprotector y cuidadoso con ella. Siempre al tanto de lo que necesitaba y consintiendo a la joven en cualquier momento. Victoria se alegraba demasiado de que ambos tuvieran otra vez la oportunidad de
Clara, una joven universitaria en apuros económicos, acepta un trabajo como niñera para Andrés, un millonario empresario. A medida que se encariña con él y su hija Sofía, su mundo se desmorona al enterarse de que Andrés está a punto de casarse nuevamente. Desilusionada, busca consuelo en su mejor amiga, pero un inesperado encuentro entre Clara y Andrés lleva a una noche de pasión que complica sus sentimientos. Al descubrir que está embarazada, Clara revela la verdad a Andrés, quien se sorprende al enterarse de que su compromiso anterior ha terminado por falta de interés en ser madre. A medida que su amor florece, Andrés le propone mudarse juntos, formando una nueva familia. Clara enfrenta un futuro inesperado lleno de amor y esperanza, donde el verdadero compromiso puede surgir de las circunstancias más complicadas. Era una mañana fría de otoño cuando Clara despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de su pequeño apartamento. Las hojas amarillas y rojas caían l
La brisa suave de la mañana entraba por la ventana del pequeño apartamento de Clara mientras ella se preparaba para otro día de trabajo. Se miró en el espejo, ajustando su cabello y asegurándose de que su atuendo fuera apropiado para cuidar de Sofía. Sin embargo, su mente estaba lejos de la rutina diaria; estaba ocupada con pensamientos sobre Andrés. Cada vez que lo veía, su corazón latía con más fuerza, y su mente se llenaba de dudas sobre sus sentimientos.Al llegar a la casa de Andrés, Clara fue recibida con el sonido de las risas de Sofía, que jugaba en el jardín. La pequeña estaba emocionada, corriendo detrás de una mariposa que había aterrizado cerca de un rosal. Clara no pudo evitar sonreír al ver la alegría en el rostro de la niña. “¡Mira, Clara! ¡Es hermosa!” exclamó Sofía, señalando a la mariposa amarilla que revoloteaba cerca.“Sí, es muy bonita, Sofía. ¿Te gustaría que la atrapáramos?” respondió Clara, mientras se arrodillaba al lado de la niña.“No, no quiero hacerle dañ
El sol brillaba intensamente sobre la ciudad cuando Clara despertó aquella mañana. Se sentía inquieta, como si algo en el aire presagiara cambios inminentes. Había pasado la noche dando vueltas en su cama, los pensamientos sobre Andrés y la conexión que estaban desarrollando girando en su mente. A pesar de su determinación de enfrentar sus sentimientos, una sombra de incertidumbre la seguía.La semana había sido un torbellino de emociones. Cada día que pasaba junto a Andrés y Sofía, la conexión entre ellos se hacía más fuerte. Sin embargo, esa misma conexión era lo que la llenaba de ansiedad. Clara sabía que había un límite que no debía cruzar, y ese límite era la realidad de la situación: él era su jefe, un hombre comprometido, y ella era solo la niñera.Esa tarde, mientras cuidaba a Sofía en el parque, Clara sintió cómo su corazón se hundía. Sofía, feliz y despreocupada, jugaba en la arena, construyendo castillos con entusiasmo. Clara la observaba, sonriendo, cuando de repente, vio