Sara con su indiferencia se marchó del lugar, dejando a Aarón mirándola cómo se alejaba, en eso uno de sus hombres se acercó y le entrego el celular que encontró en el suelo, Aarón grito “retirada”, todos se marcharon del lugar. Llego al hotel, está por llamar a Josh para saber si ya se acomodaron cuando saca el celular que su subordinado le entrego. Lo abre y mira que no tiene clave, revisa las llamadas recientes, y es ahí donde nota que es el celular de ella, lo comienza a registrar, cuando abre la galería del celular su corazón se le hizo chiquito. Vio uno a uno los videos de su hijo, sus lágrimas corrían por sus mejillas al escucharlo, decir papá, lo miraba una y otra vez, videos de sus primeros pasos, su primera palabra, como si lo llamara. «Mi hijo, mi bebé, que hermoso estas, soy tu padre». Su corazón palpitaba como nunca, no dejaba de reproducir uno a uno cada video que le mostraba el crecimiento de su hijo, se limpiaba sus ojos para poder ver con claridad a su primogénito,
Las cosas para Fabricio y Charlie van subiendo de tono, el ambiente se torna romántico para ellos y esa oportunidad Charlie no la va a desperdiciar. El joven se da la vuelta y comienza a besarlo a él, es un beso con mucho sentimiento, se besan por unos minutos, mientras Fabricio pasa sus manos por el cuerpo de él, eso le indica que el joven quiere proseguir. Charlie toma el control, lo besa por todo su cuerpo, trata de no hacer nada que dañe al joven, así que le habla al oído todo el tiempo que lo está tocando y besando, quiere que se sienta seguro con él. —Me encantas Fabricio —eso hace que el joven reaccione. Fabricio se subió encima de él quedando arriba, le sonríe cuando se le acerca para besar sus labios, Charlie le encanta lo que joven hace, él toca su trasero y observa al joven a ver qué reacción tiene. —Quiero entrar aquí. —él asiente, Charlie le da la vuelta. Busca un bote de lubricante que trajo, unta uno de sus dedos, coloca a Fabricio boca abajo con su trasero en alto,
Aarón Tiene todo listo, así que decide regresar a casa, al llegar Fabricio lo pone al tanto de todo, mando a Josh con algunos videos para ver si da con su hijo, le recomendó que si lo encuentra que le avise y que solo los vigile y no se deje ver de Francisca, ya que ella lo reconocería. Se bañó y se cambió con una camisa oscura, manga tres cuartos y un jean azul, con zapatos de vestir, reviso en su bolsillo si lleva el celular de ella, tomo uno de sus autos y se dirigió a casa de Sara, su plan conquista comienza. —¡¡Señora, el señor Aarón está aquí!! —corrió Lucía avisarle a Sara, quien estaba en su despacho. —¿Qué quiere? ¿Qué hace ese demonio en mi casa? —No lo sé, en este momento está entrando. ¿Qué hago, señora? —¡¡Recíbelo!! Tu tranquila, ya veremos qué es lo que busca aquí. Lucía bajo a la sala, Aarón está sentado, al ver a Lucía bajar sola, se quiso molestar, porque Sara se está portando bien infantil, desea gritarle que él ya sabe su identidad, nada más, que no quiere arr
Ambos quedaron abrazados, agitados por lo feroz del acto sexual que ambos han tenido, hasta que un toque en la puerta los hizo ponerse en alerta. Él se vistió lo más rápido que pudo, beso a Lucía. —Es hora de irme, volveré por ti, pronto —ella quiere decirle que ella no puede abandonar a su señora— Déjamelo todo a mí, preciosa. Así como entro salió de ahí, tan sigiloso como pudo, sabe que la única forma de que ella tome valor para venirse con él es embarazándola, y el encantado porque la quiere como la madre de sus hijos. Dos de los hombres que sirven a Aarón fueron por las chicas al hotel, el recorrido es largo hasta la casa de Sara, pero ambas mujeres venían alegres porque pensaban que iban directo a la casa de él, así estarían más cerca de su romeo y poderlo conquistar, pero los hombres las escoltaron hasta la casa de su nueva patrona. Ellas se bajaron de la camioneta como grandes divas, quitaron sus anteojos de sol al ver la enorme casa, se miraron de forma pícara, ordenaron a l
En tanto, Sara procedió a levantar a sus primas a las cinco de la mañana, donde ellas alegaron que para ser hermosas, deben dormir más, lo que Sara les amenazó con descalificarla para ocupar el puesto de modelos de la marca de Aarón. De inmediato, se levantaron y, a la media hora, salieron como todas las damas bien arregladas y con unos tacones de gran tamaño. —Señora, sus familiares son insoportables. —Lucía está perdiendo la paciencia. —Lo sé, me irritan a mí también. Quiero que las pongas a limpiar cada maldito vidrio que haya en la casa y si te brincan tú diles que se pueden ir. —Como ordene, creo que me divertiré este día con ellas. Sara se fue al despacho, no sabe si son sus primas las que se están vengando porque la frustrada es ella, esas mujeres la vuelven loca. Lucía no evitó reírse cuando las ve bajar todas elegantes de las escaleras, si supieran lo que van a hacer, como les harán para lavar las ventanas con esas ropas y tacones. —Hey sirvienta, ven acá, —Lucía se les a
—Aquí nadie nos ve. —dos almas enamoradas, buscando dónde darle rienda al placer. —¿Qué haces? —Deseoso de ti, te extrañé. Charlie comenzó a besarlo, Fabricio no se opuso más y disfruto de su beso, él le quitó la camisa para dejar sus besos en el cuerpo del joven, aflojo el cinturón, ahí fue cuando Fabricio se alarmó y lo empujo. —¡No, aquí no! —¡Aquí sí, no soporto más! —Nos van a oír. —¿Acaso eso importa? —¡Vamos a mi apartamento! —Tarde o temprano, todos sabrán que eres mío. —Charlie, por favor, vámonos al apartamento. —tanta fue su insistencia de él que Charlie cedió a su petición, se tranquilizó, mientras que Fabricio arregla su ropa— Gracias. —Quiero que te mudes conmigo. —soltó Charlie. —¿Mudarme, con tu familia? —Tontito, a mi nueva casa, ella se queda con mi hija en mi antigua casa, ya arreglé todo, por eso fue mi ausencia. —¡¡Hablas en serio!! —Desde luego, no he dejado de pensar en ti en ningún momento. —el joven ilusionado se abalanzó a los brazos de él, besá
—¡Maldita sea! Es que tú no aprendes a tocar la maldita puerta. —Sara se enfureció al ver lo desvergonzada que es su prima. O simplemente se sintió amenazada y los celos la hicieron perder la razón. Aarón siente que esta mujer es la que le conviene, la Sara de ahora.—No tengo nada que hablar contigo. Aarón dime que viniste por nosotras, esta mujer es un monstruo, nos trata como sirvientas o peor que eso. —Sara no podía creer como la estaba llamando, si ni siquiera ha empezado su venganza con ellas.—Ustedes ya no son mi responsabilidad, ahora están en las manos de ella. —eso hizo que Sara sonriera.—Pero cariño, no queremos estar aquí. No seas malo, llévanos a tu mansión—Si desean renunciar, pues háganlo, no están a la fuerza. —Le dice él sin expresión alguna, sentado en una silla giratoria— Que opina usted señora Christine.—Opino lo mismo. —Sara cruzo los brazos.—Pero, querido, yo estoy aquí por ti, me gustas mucho, si he soportado los maltratos de ella es por amor a ti.—¡Discul
Sara miró con su mirada fría a Albert quien está sentado cómodamente, esperando que ella se siente, él sonríe al verla y recordar que es la mujer de Aarón, se hace las cruces en su interior por la suerte que le ha tocado al pobre de su amigo. —¿Qué quieres? Al parecer conoces muy bien mi casa, aunque conozcas a mi tío, no te da derecho de venir a tu antojo. —Eres directa, creí que me ibas a ofrecer una copa. Estoy aquí porque tienes algo que es mío. —Viniste a hablar o beber conmigo. —Iré al grano. —Te escucho. —Sara puso sus codos en el escritorio y en sus manos puso su quijada, esa mujer es intimidante, pensó Albert. —Amo a Lucía y la quiero en mi casa y en mi cama. ¿Entiendes eso? — ella se burla en su cara, eso le molesta a él. —Qué directo eres, no pudiste ser un poco menos desesperado, y ¿qué quieres que yo sea el colchón? —No, claro que no, solo tu consentimiento, porque no sé qué carajos te debe ella a ti, que no puede irse de tu lado. —Ella no me debe nada, ya se lo