Ambos quedaron abrazados, agitados por lo feroz del acto sexual que ambos han tenido, hasta que un toque en la puerta los hizo ponerse en alerta. Él se vistió lo más rápido que pudo, beso a Lucía. —Es hora de irme, volveré por ti, pronto —ella quiere decirle que ella no puede abandonar a su señora— Déjamelo todo a mí, preciosa. Así como entro salió de ahí, tan sigiloso como pudo, sabe que la única forma de que ella tome valor para venirse con él es embarazándola, y el encantado porque la quiere como la madre de sus hijos. Dos de los hombres que sirven a Aarón fueron por las chicas al hotel, el recorrido es largo hasta la casa de Sara, pero ambas mujeres venían alegres porque pensaban que iban directo a la casa de él, así estarían más cerca de su romeo y poderlo conquistar, pero los hombres las escoltaron hasta la casa de su nueva patrona. Ellas se bajaron de la camioneta como grandes divas, quitaron sus anteojos de sol al ver la enorme casa, se miraron de forma pícara, ordenaron a l
En tanto, Sara procedió a levantar a sus primas a las cinco de la mañana, donde ellas alegaron que para ser hermosas, deben dormir más, lo que Sara les amenazó con descalificarla para ocupar el puesto de modelos de la marca de Aarón. De inmediato, se levantaron y, a la media hora, salieron como todas las damas bien arregladas y con unos tacones de gran tamaño. —Señora, sus familiares son insoportables. —Lucía está perdiendo la paciencia. —Lo sé, me irritan a mí también. Quiero que las pongas a limpiar cada maldito vidrio que haya en la casa y si te brincan tú diles que se pueden ir. —Como ordene, creo que me divertiré este día con ellas. Sara se fue al despacho, no sabe si son sus primas las que se están vengando porque la frustrada es ella, esas mujeres la vuelven loca. Lucía no evitó reírse cuando las ve bajar todas elegantes de las escaleras, si supieran lo que van a hacer, como les harán para lavar las ventanas con esas ropas y tacones. —Hey sirvienta, ven acá, —Lucía se les a
—Aquí nadie nos ve. —dos almas enamoradas, buscando dónde darle rienda al placer. —¿Qué haces? —Deseoso de ti, te extrañé. Charlie comenzó a besarlo, Fabricio no se opuso más y disfruto de su beso, él le quitó la camisa para dejar sus besos en el cuerpo del joven, aflojo el cinturón, ahí fue cuando Fabricio se alarmó y lo empujo. —¡No, aquí no! —¡Aquí sí, no soporto más! —Nos van a oír. —¿Acaso eso importa? —¡Vamos a mi apartamento! —Tarde o temprano, todos sabrán que eres mío. —Charlie, por favor, vámonos al apartamento. —tanta fue su insistencia de él que Charlie cedió a su petición, se tranquilizó, mientras que Fabricio arregla su ropa— Gracias. —Quiero que te mudes conmigo. —soltó Charlie. —¿Mudarme, con tu familia? —Tontito, a mi nueva casa, ella se queda con mi hija en mi antigua casa, ya arreglé todo, por eso fue mi ausencia. —¡¡Hablas en serio!! —Desde luego, no he dejado de pensar en ti en ningún momento. —el joven ilusionado se abalanzó a los brazos de él, besá
—¡Maldita sea! Es que tú no aprendes a tocar la maldita puerta. —Sara se enfureció al ver lo desvergonzada que es su prima. O simplemente se sintió amenazada y los celos la hicieron perder la razón. Aarón siente que esta mujer es la que le conviene, la Sara de ahora.—No tengo nada que hablar contigo. Aarón dime que viniste por nosotras, esta mujer es un monstruo, nos trata como sirvientas o peor que eso. —Sara no podía creer como la estaba llamando, si ni siquiera ha empezado su venganza con ellas.—Ustedes ya no son mi responsabilidad, ahora están en las manos de ella. —eso hizo que Sara sonriera.—Pero cariño, no queremos estar aquí. No seas malo, llévanos a tu mansión—Si desean renunciar, pues háganlo, no están a la fuerza. —Le dice él sin expresión alguna, sentado en una silla giratoria— Que opina usted señora Christine.—Opino lo mismo. —Sara cruzo los brazos.—Pero, querido, yo estoy aquí por ti, me gustas mucho, si he soportado los maltratos de ella es por amor a ti.—¡Discul
Sara miró con su mirada fría a Albert quien está sentado cómodamente, esperando que ella se siente, él sonríe al verla y recordar que es la mujer de Aarón, se hace las cruces en su interior por la suerte que le ha tocado al pobre de su amigo. —¿Qué quieres? Al parecer conoces muy bien mi casa, aunque conozcas a mi tío, no te da derecho de venir a tu antojo. —Eres directa, creí que me ibas a ofrecer una copa. Estoy aquí porque tienes algo que es mío. —Viniste a hablar o beber conmigo. —Iré al grano. —Te escucho. —Sara puso sus codos en el escritorio y en sus manos puso su quijada, esa mujer es intimidante, pensó Albert. —Amo a Lucía y la quiero en mi casa y en mi cama. ¿Entiendes eso? — ella se burla en su cara, eso le molesta a él. —Qué directo eres, no pudiste ser un poco menos desesperado, y ¿qué quieres que yo sea el colchón? —No, claro que no, solo tu consentimiento, porque no sé qué carajos te debe ella a ti, que no puede irse de tu lado. —Ella no me debe nada, ya se lo
Él recibió la noticia más importante de su vida, por fin sabía dónde lo escondía ella, Josh le informó que el niño está bien protegido por guardaespaldas, hay varios hombres que guardan la casa entre las sombras, eso le gustó, ya que ella cuida muy bien de su retoño. —¿Cuáles son las directrices que usted emite? —Compra o alquila una vivienda cerca de ellos, no le pierdas la mirada, quiero cada día detalles de lo que sucede acerca de mi hijo. —Le llamo cuando tenga novedades. Se le hizo una enorme sonrisa en el rostro, su corazón se aceleró con fuerza, son emociones que están surgiendo en él, tiene un hijo que proteger, no es la forma en que se imaginó, pero algo es algo. Mientras Fabricio y Charlie se encuentran en la faena de la mudanza, ya casi han cambiado todas las pertenencias del joven que está entusiasmado por compartir espacio con él, Charlie no deja de darle caricias al joven en cada oportunidad que se le presenta, la casa es acogedora, adecuada para los dos. En cambio
Sara está muy molesta porque la miran débil, quiere demostrar que una mujer también se puede abrir camino donde sea, nada es exclusivo para hombres si se tiene la valentía y el coraje que le ha costado construir en sí misma. Lo ve que se burla de ella, mirándola como si no fuera nadie. —Enséñame los papeles y te aseguro que yo misma te lo daré. —Sara tiene su pistola escondida en la espalda. —No me jodas, mujer, dame la chica y me marcharé sin usar la violencia, solo porque me has caído bien. —Esa muchacha no es de tu feudo, dime cuanto pagaste por ella y ahorita misma te doy tu dinero. —¿A qué te refieres? Es que acaso no te has visto que solamente ese idiota detrás de ti te ha quedado, estoy por ejecutar a los pocos hombres que te quedan. No me hables de dinero, que eso es lo que más tengo. —Entonces pon el precio, yo decidiré si es justo o no, dime cuál es el precio y te lo doy. Aunque estoy en desacuerdo con la trata de personas. —No se trata de dinero mujer, ella es mía y se
Entraron al primer anillo de seguridad alertando del ataque, aquel hombre al ver a la mano derecha de su jefa le pidió ayuda para la joven, llevándola con Lucía, al verla, Martha se siente aliviada al encontrar personas buenas. Ahora está en una especie de sótano, donde Lucía las mantiene calmadas, ya que las primas de Sara también están con ellas, todas temerosas por la situación. Aarón está tratando de llegar a un acuerdo con Nikola. —¿Qué es lo que buscas aquí? —Aarón desconoce la situación. —Esa mujer tiene algo que me pertenece, dile que me lo entregue y me voy sin hacer masacre. —Aarón voltea a ver a Sara, a ver que dice ella. —¿De qué habla ese hombre? —Aarón cuestiono a Sara. —¡¡No se la daré!! Vete de mi propiedad. Ella ahora es mi protegida. —grita Sara con molestia. —Las cosas no funcionan así, mujer, si tienes algo que es de mi propiedad, entrégamelo. Díselo Aarón a esa terca mujer. —¿Quién te ha pedido protección, mujer? —Aarón ve con ira a Sara, porque siempre p