Capítulo 4
Efectivamente. Todo en Saya era una mentira bien elaborada.

Su incapacidad para hablar, su apariencia frágil e inocente, e incluso aquel dramático intento de suicidio con veneno en mi vida anterior, todo formaba parte de su gran actuación.

Descubrí su verdadera cara por casualidad, en una reunión clandestina donde la encontré conversando con un alquimista de nuestra especie.

"Mi señor, yo soy solo una loba desterrada y de baja clase. ¿De qué otra forma podría ganarme el favor del Príncipe Ryan si no es mediante este engaño? Se lo ruego, necesito una poción que me haga parecer muerta temporalmente. Solo una vez, es todo lo que pido".

"Amo profundamente a Su Alteza. Considerando mis orígenes, ser su sirvienta ya sería un honor inmerecido. ¡Pero ahora me ha jurado hacerme su esposa! Necesito este último engaño para asegurarme de que su sensación de culpabilidad lo persiga siempre".

"¡Por favor, ayúdeme! Una sola muerte fingida bastará para que Su Alteza nunca olvide su deuda conmigo".

Era una estrategia brillantemente calculada.

Saya logró engañar no solo a Ryan y a mí, sino a toda la nobleza de hombres lobo.

En una ocasión, cuestioné a Ryan sobre su obsesión con Saya.

"Desde pequeño he sido el heredero del clan. Todos me adulan, me complacen, me respetan y se inclinan ante mí, pero solo por mi sangre y posición".

"Incluso tú, Selina. Si no fuera el futuro Rey Alfa, ¿de verdad me amarías?"

Me quedé sin palabras ante su pregunta.

La realidad era que sin su condición de heredero al trono y su poderoso linaje, nuestros caminos jamás se habrían cruzado. No existiría ni nuestro vínculo, ni nuestro compromiso, ni habríamos crecido juntos, y mucho menos habría espacio para discutir sobre amor.

"Saya es diferente..." prosiguió. "Ella arriesgó su vida por mí sin saber quién era yo. ¿Cómo no podría conmoverme ante un amor tan desinteresado?"

Por un momento, casi me convenció.

Como princesa de la Manada Colmillo de Nieve, el orgullo noble corría por mis venas. Cada una de mis decisiones requería prudencia y consideración. Tenía que pensar en mi familia y en el bienestar del clan, no podía simplemente arriesgar mi vida de forma impulsiva.

Pero ambos pasamos por alto algo crucial.

Aun estando Ryan malherido e inconsciente en medio de la naturaleza, sus marcas de manada, su aura dominante y sus túnicas de batalla tejidas con la esencia lunar mostraban claramente su origen noble.

Ya fuera como futuro alfa o como miembro de la élite, su poder era innegable.

Desde el primer momento, Saya vio en él exactamente lo que era: su boleto hacia el poder y el prestigio.

"¡Ya basta!" La voz autoritaria de Ryan cortó el aire.

El silencio invadió la sala.

Saya tembló visiblemente mientras alzaba la mirada. Sus ojos, rebosantes de su inocencia fingida, se clavaron en los míos.

Sus intenciones eran muy claras.

Después de destruir mi compromiso y convertirme en objeto de burla ante toda la manada, ahora interpretaba el papel de pecadora arrepentida. Actuaba esperando que mi compasión le ofreciera una salida digna.

Perfecto.

Que siga con su teatro.

Arqueé una ceja mientras tomaba mi vino con calma.

Al notar mi indiferencia, Saya apretó los dientes y se preparó para darse otra bofetada.

Pero antes de que pudiera golpearse, Ryan se abalanzó y derribó la copa de mi mano.

"¡Selina, no la sigas provocando!" me rugió.

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