~~~Levy.Ana sigue en mis brazos, con temblores por todo el cuerpo, como si estuviera convulsionando, al tiempo que de su boca está saliendo espuma.― ¡De prisa, Ezra, trae al médico! ―le pido, al tiempo que la recuesto en uno de los sillones del despacho de la Sabia.Y de pronto, se detienen las convulsiones y de su boca deja de salir el líquido, pero aún no reacciona.Me pregunto si he hecho lo correcto al permitir que Ana beba de la pócima, después de enterarnos que la Sabia ha estado trabajando para nuestro enemigo.Incluso, ahora dudo si lo que nos ha dicho referente al arma para eliminar a Aradia sea cierto y estoy feliz de no haberle entregado la joya en forma de media luna que le he dado a guardar a Ana.Y entonces, veo salir luz de uno de sus bolsillos, y cuando lo saco, me doy cuenta de que se trata de la joya en forma de media luna.Me pregunto sí... quizás es lo que debo hacer.Pronto lo tomo y se lo coloco en el cuello, y enseguida ella empieza a levitar.~~~Ana.Me sie
~~~Levy.―Su pulso se ha elevado y está estable, mi alfa―me dice el médico, en cuanto termina de revisar a Ana, quien aún se ve bastante desmejorada―unos días en cama le harían bien, hasta que se recobre plenamente―señala, pero Ana mueve su cabeza de lado a lado.―Incluso ahora estamos perdiendo el tiempo, mientras usted se preocupa por mi salud―le dice ella algo enojada―y quizás no tengamos ni una hora más, si no eliminamos a los enemigos de la manada―señala, sorprendiendo al médico.La veo cambiada, con más vitalidad, a pesar de las ojeras negras en sus ojos, como si esa pócima fuera un reconstituyente.―Es su elección, mi Luna. Yo solo le puedo recomendar lo que he aprendido en la facultad―le recuerda el médico, pero ella se ve muy molesta con él―también le dejaré un calmante, solo si es que toma la decisión de descansar―comenta, pero ella mueve su cabeza de lado a lado, mientras me mira.―Tomaré su consejo en cuanto toda la manada se encuentre segura y en paz―le responde, lo cual
~~~Levy.En cuanto Ana y yo estamos listos, nos ponemos en frente del ejército que va en contra de Luna Escarlata, Luna Creciente y Aradia de la Noche, los tres que se han unido en nuestra contra, y pronto cruzamos nuestras fronteras, pasamos la montaña y el abismo, y nos encontramos a las puertas de Luna Escarlata, en donde nuestra batalla tomará lugar.Ezra se ha quedado a cuidar a nuestros hijos, la única persona en quien he confiado siempre y solo espero que la Diosa los observe.Entonces, Ana y yo decidimos presentarnos solos en la casa de la manada. Ana ha escondido bien su colgante, para que Aradia esté desprevenida de algún modo.―Me alegra que hayan escuchado la voz de mi señora, y que finalmente la razón haya entrado en sus cabezas―nos dice Peyton, quien viene escoltado por unos guardias.―Y yo me alegro de saber que nunca me equivoqué en cuanto a ti, que nunca has sido lo que Ana quería que fueras, todo lo contrario, porque, en cuanto se ha presentado alguien más, te has u
~~~Ana."¡No está funcionando!", grita Ateba en mi interior, muerta de la desesperación, al tiempo que miro a los que estaban poseídos por el poder de las piedras lunares, incluyendo a Casius, que, al igual que todos los otros, están recuperándose, luego de haber caído al suelo, "¡no puedo sacar el poder de las piedras incrustadas en el cuerpo de la bestia!", indica muy preocupada.― ¡Ana, es el momento! ―me indica Levy, señalándome el ataúd, mientras que Aradia sigue peleando contra los rayos luminosos que intentan entrar en su cuerpo― ¡debes acabar con él! ―me pide, pero yo me niego.―Si voy directo al cuerpo, Ateba perderá concentración―le respondo, pero él se acerca a mí y me toma la mano.―Si acabas con el cuerpo, no necesitarás estar pendiente de la bestia―me indica, así que me concentro más y Ateba la ataca con más fuerza, emanando más rayos hacia la bestia, incluyendo aquellos que entraron en mis amigos, para quitar el hechizo de Aradia.Y en cuanto veo que está envuelta en l
~~~Ana."Debimos haberle advertido, antes de usarlo de la manera en que lo hemos hecho", le digo a Ateba muy preocupada, ahora que le estoy pasando la mano por la cabeza a Levy, "ahora, mira lo que hemos hecho"."No sabíamos si tendríamos que hacerlo, así que hemos hecho lo correcto", me señala, pero estoy segura de que ella misma también lo lamenta, "además, no ha pasado a mayores", me indica, sin embargo, no estoy satisfecha con nada, y mucho menos, por ponerlo en peligro.Entonces, observo cómo Levy se tranquiliza poco a poco, después del subidón que ha tenido, por el impacto de su propio poder, el del rey alfa, algo que solamente Ateba podía concederle, ahora que está plenamente despertada y reestablecida como la hija de la Diosa Luna."Era necesario", me indica nuevamente, "y es su derecho, su legado", añade, hacíendome un nudo en la garganta."Pero ¿no podíamos hacerlo cuando fuera menos peligroso?"; me cuestiona y ella parece meditarlo."Él no es como nosotras, su espíritu pro
~~~Ana."¡Rápido, Ana!", me dice Ateba, y enseguida empieza a emanar una luz de mí que busca por todos los presentes en la casa de la manada en Luna Escarlata, a ver si tienen algún remanente del espíritu de Aradia de la Noche, y se encuentra con algunos, haciendo que aquel humo rojo salga de sus cuerpos, limpiando con eso las piedras lunares que se encuentran en sus cuerpos.Pero, cada vez que se va muy lejos, siento que me debilita, así que, muy a mi pesar, debo terminar mi búsqueda, para evitar que otra vida se pierda.―Yo puedo ayudar, me dice la Sabia y rápidamente se va del salón y al rato regresa con un montón de botellas y hierbas, los cuales corta, pulveriza, vierte y mezcla con tanta rapidez que nos sorprende―esto servirá para ayudar a todos los que se encuentran en esta manada. Afortunadamente, no tiene tantas piedras lunares, como para hechizar a todo aquel que le dé la gana.―Pero sí las suficientes, como para hacer que no lo pensemos dos veces―le dice Levy, aún en el su
~~~Levy.Ana está haciendo una excelente distracción para que mis hombres busquen a los niños en el escondite que le he dicho a Ezra. Amadeo llegó un poco después que nosotros y de inmediato, se puso en movimiento junto con la armada de élite.Los niños y Ezra no se encuentran en donde le pedí que fuera, así que tiene que ser que se vio en peligro y huyó por alguno de los pasadizos en las paredes, lo cual hará más difícil la búsqueda, ya que esto se conectan a otros que están diseminados por toda la manada.Estoy seguro de que ella no los ha encontrado, de otro modo, se hubiera encargado de decírnoslo, de regodearse, mientras Ana y yo nos rendimos ante su logro, secuestrar a unos pequeños de tan solo cinco años.Por el contrario, porque Aradia ahora ha infectado con su poder a través de una bruma roja por todo el lugar, lo que me hace sospechar que, de alguna manera, se está volviendo más poderosa, aunque no tanto, como para querer coaccionarnos con los métodos más bajos."Esa misera
~~~Ana.En cuanto veo a mis hijos, voy directo a abrazarlos y a verificar de que están bien.Pero, no lo están, todo lo contrario, porque pareciera que el humo rojo les ha hecho quemaduras, dejando su piel marcada con ampollas y en algunos puntos, la piel expuesta.―No es nada que un buen ungüento no pueda curar―nos dice la Sabia, que viene detrás, así que asumo que todos nos han alcanzado, tal y como les ha pedido Levy―vengan de inmediato a mi despacho―les indica con una sonrisa y, aunque quiero retenerlos conmigo, que sé que no estarán mejor con más nadie, sino en mis brazos, les permito que se vayan con ella.―El humo nos ha tocado por casualidad, pero no nos estaba buscando, sino otra cosa―asegura Ezra, quien está igual de lastimado, pero, como es un beta poderoso, sus heridas parece que están sanando, sin necesidad de ningún ungüento, al ser un hombre ya formado.― ¿Qué podría ser lo que buscaba? ―se pregunta Levy, quien tiene el ceño fruncido, para luego hacer un bufido― ¿acaso