El eco de la violencia resuena en cada rincón del imperio de Renatto. Durante las últimas horas, cuatro de sus operaciones han sido destruidas sin previo aviso. Atentados brutales, explosiones sincronizadas, emboscadas quirúrgicas. Esto no es el estilo de Daniel Corleone. Es diferente, metódico y calculado.
Renatto analiza la información en el despacho de la mansión Corleone, con la mandíbula tensa y los puños apretados. Isabella, sentada a su lado, revisa los informes junto con Riccardo, quien, a pesar de su reciente herida, insiste en estar presente, ya que en planificación es experto.
—Esto no fue Daniel —murmura Renatto, su voz grave, cargada de una ira contenida.
—No —confirma Isabella, deslizando una fotografía sobre la mesa. En ella, se ve un hombre alto, de tez robusta, con un rostro impenetrable y ojos de hielo. Su cabello rubio cenizo y la cicatr
El aire en el refugio está cargado de tensión. Renatto permanece en pie frente a la mesa de operaciones, su mirada clavada en el mapa extendido ante él. A pedido de su mujer, ha decidido repasar la estrategia e ir con un plan mejor que solo atacar y matar.Esto se trata de exterminio total. De posiciones que no pueden volver a olvidarse. Los rusos en Moscú, la ‘Ndrangheta en el mundo.Sus nudillos están blancos por la presión con la que sostiene un vaso de whisky que ni siquiera ha probado. La furia lo consume desde dentro, una ira sorda que amenaza con estallar en cualquier momento.—Nos infiltraremos por el ala norte —dice con voz cortante, señalando un punto en el mapa—. Viktor tiene su base aquí, en un almacén abandonado en las afueras de Roma. No dejaré que ese bastardo siga respirando.Riccardo, sentado en una silla con su herida en el pecho v
En cuanto llegan a San Luca, no pierden tiempo. Tienen una respuesta que dar y, luego de dejar a los rusos sin su líder, han quedado con la ventaja moral de permanecer unidos y con su señor.Renatto ordena a un grupo de hombres que aseguren la vieja cabaña en el bosque, en donde Isabella mantenía oculto a Alain.—¿Vas a enviarlos allá?Renato la observa, porque lo que le tiene que decir no le gustará a su mujer.—Sí, pero quiero que tú vayas con ellos.Isabella lo ve a los ojos, un miedo que antes no había visto está en ellos, pero dejarlo solo en la última parte de la batalla no es opción.—No me pidas que te deje solo, porque no lo haré. Antoine se quedará con ellos y yo iré contigo.—Isabella, podemos morir…—Moriremos juntos. Nuestros hijos comprenden que debemos
En medio del caos en la mansión en ruinas de su padre, Renatto corre con Isabella entre sus brazos para llegar al auto. Riccardo junto a él, intentando hacer que Isabella despierte, pero no lo consigue y eso solo aumenta la ansiedad de Renatto.—La llevaremos a la mansión —dice, sin dejar de ver a su mujer.Riccardo, consciente de lo que su hermano está pasando en ese momento, coloca una mano sobre su hombro en señal de apoyo.—Tal vez solo esté cansada. Esta mujer ha estado imparable todos estos días, dale un respiro.Pero Renatto no se quedará tranquilo hasta que no sepan qué es lo que tiene.Al llegar, todos corren para abrir las puertas y en pocos minutos, Renatto deja a Isabella en su cama.El silencio en la mansión es abrumador. La victoria contra Daniel Corleone se siente vacía cuando Isabella no despierta. Renatto camina de un
La noticia de que el capo de la ‘Ndrangheta había liquidado, no solo a su padre, sino al jefe de la mafia rusa se regó como pólvora. La espera de que una venganza llegara de parte de sus subordinados se esfumó enseguida, cuando las noticias le llegaron desde Moscú, en donde la mujer de Viktor Sokolov ordenó la retirada inmediata y el silencio se hizo luego de eso.Jefes de otras mafias enviaron sus respetos a Renatto, reconociendo que la intervención de otra organización en asuntos internos no fue lo adecuado y con tal respaldo detrás, solo quedó la muestra de que con la mafia calabresa no podía nadie.Sin embargo, ahora hay otras cosas que Renatto debe atender. Como a su familia, por ejemplo. No solo la de sangre, sino la de lazos fuertes e inquebrantables. Y ahora queda la muestra de ello.San Luca nunca ha sido más que un reflejo del mundo en las sombras, u
El día amanece con un sol radiante en San Luca. En la residencia Corleone, el ambiente está cargado de energía y movimiento, hace mucho que no se sentía la alegría recorriendo cada pasillo.Isabella camina por la terraza, con una taza de té en las manos y una mano sobre su vientre. A pesar de que su embarazo aún no es notorio, ya siente la diferencia en su cuerpo. Su hijo o hija se está formando, y con él o ella, un nuevo comienzo para su familia.—Serás muy feliz, desde el vientre sentirás lo que tus hermanos no tuvieron oportunidad, te lo prometo —dice, sus ojos esperanzados y la sonrisa desde su alma.Desde el despacho, Renatto observa a su mujer con una leve sonrisa. Saber que Isabella está esperando a su hijo lo llena de una sensación que nunca había experimentado: una combinación de felicidad absoluta y una determinación feroz por proteger a su familia. Pero no puede permitirse perderse en sus emociones. Hoy es un día importante.Las f
La iglesia de San Luca resplandece con una elegancia imponente. Sus candelabros dorados proyectan destellos cálidos sobre las paredes de mármol, mientras que los frescos antiguos observan desde lo alto a los invitados que han llegado desde todas partes de Italia y otros rincones del mundo.Hoy es el día en que Renatto Corleone e Isabella Conte se unirán en matrimonio, y ningún líder de la ‘Ndrangheta ha querido perderse el evento.Ella ha decido quedarse con el nombre de su nueva vida, mientras que su apellido es el de la familia que Daniel quiso exterminar, y que ahora tendrá un legado poderoso junto a Renatto.Los bancos están repletos de los jefes de las familias más poderosas, todos vestidos con trajes de diseñador, con rostros que denotan respeto y, en algunos casos, cierta admiración por lo que Renatto ha conseguido.Entre ellos, destaca un joven de diec
El grito de una mujer resuena en el aire, y en cuestión de segundos, la multitud se dispersa. Renatto reacciona al instante, colocando a Isabella detrás de él, sacando su arma con rapidez. La figura de Loretto, con el arma aún en la mano, se distingue entre el caos.—¡Maldita perra! —grita con furia, sus ojos desquiciados clavados en Isabella—. ¡Deberías estar muerta!La sorpresa invade a todos, las armas apuntan directamente a Loretto esperando a que Renatto dé la orden de acabarla. Sin embargo, es Isabella quien habla.—¿Y quién te dijo que no morí? Me mataste mil veces de las formas más horribles. Y renací mucho más fuerte de lo que puedes soportar.Loretto deja escapar un grito de frustración y dispara al aire otra vez.—¡Eres una maldita! Me quitaste lo que me pertenecía, pero no te vas
El eco de los disparos todavía resuena en la mente de Isabella, mientras la tensión se aferra al aire como un sudario.La boda perfecta de Renatto e Isabella ha sido manchada por la sangre, pero la pareja no es de las que permiten que una afrenta quede sin respuesta.Tras dejar a Dante descansando, Isabella avanza con paso firme, ignorando los murmullos de los invitados y la sangre fresca en su vestido. Sus tacones resuenan con autoridad mientras se dirige hacia donde han confinado a Loretto, la mujer que osó desafiarla en su propio día.Renatto la sigue de cerca, con una expresión impenetrable, pero sin interferir. Él sabe que su esposa necesita enfrentar esto por sí misma. La encuentran en el pequeño almacén dentro del establo, un lugar alejado de dónde será la recepción.Loretto está atada a una silla, su vestido manchado y su rostro marcado por la furia y la derrota. Sus ojos, aún llenos de odio, se clavan en Isabella cuando esta se deti